Campo de albero, testigo presencial de todas y cada una de aquellas historias de fútbol, fidedigno confidente de estados de ánimo y obsesiones, vía de escape y terreno donde los miedos y prejuicios quedan a un lado en beneficio de una esférica y caprichosa silueta.

Denominado como deporte rey, se convierte en una auténtica religión para millones de habitantes de nuestro maltratado planeta tierra. El fútbol es tradición y estilo de vida en el viejo continente, arraigado por completo a las islas británicas, allá donde encuentra su génesis lo que hoy en día conocemos como fútbol moderno, cuyos antepasados se encuentran dispersos por numerosos pueblos de la antigüedad, desde egipcios hasta griegos y romanos, quienes trasladaron a Britania el juego con “pila” (pelota), donde podemos encontrar la explicación al carácter bélico que el balompié conserva en su inalienable genética. Cuenta la leyenda que allá por el siglo XII, el monarca Ricardo Corazón de León propuso al caudillo musulmán Saladino, que dirimieran a través de un partido con pelota un conflicto sobre la propiedad de la Tierra Santa.

Expandido por intrépidos marineros británicos hacia el océano Atlántico, la semilla del fútbol fue sembrada en la antigua Onuba, ciudad donde se fundaría el conjunto más decano de España, el Huelva Recreation Club. Con el paso del tiempo, la “fiebre del fútbol” se extendió por aire, tierra y mar hasta puntos insospechados del globo terráqueo. Cada una de las formas en las que se vive, hace del fútbol el deporte más universal hasta ahora conocido. La pasión desmedida en Sudamérica, la tradición europea, el furor asiático y la esperanza de miles de almas africanas, esclavas del balón, conforman la inherente riqueza futbolística.

El verdadero espíritu del fútbol reside en los modestos, en los barrios.

Pero por encima de todo, para bien o para mal, el fútbol traspasa fronteras. Es capaz de unir y dividir a una misma nación, capaz de establecer lazos de amistad entre personas aparentemente con poco en común. El fútbol atrapa a niños y los transforma en hombres sanos y llenos de valores positivos, también es un turbio negocio que engrosa las carteras de unos pocos a costa del sentimiento de muchos. Acciones vacías de sentimiento, clubes en quiebra, obsoletos estadios…son algunas de las peores secuelas que la hegemónica sombra del capitalismo cierne sobre este deporte acentuadamente en nuestro país.

El verdadero espíritu del fútbol reside en los modestos, en los barrios, en iniciativas como la del CAP Ciudad de Murcia. Gracias a esos millones de personas, que mantienen viva la llama del fútbol y aseguran su futuro, centenares de tiburones se alimentan y desnivelan el deporte.

Lejos de entrar a valorar si es ético, en estos tiempos que corren, que las grandes estrellas de fútbol reciban tan suculentas sumas de dinero, para entenderlo, quizás habría que sumergirse en el ecosistema en el que se desenvuelve el fútbol moderno; preguntarse sobre qué individuos se esconden detrás de esos desproporcionados préstamos, cuánta es la rentabilidad que las grandes multinacionales obtienen de esos llamativos anuncios publicitarios, cuál es el nivel de transparencia en cada transacción económica.

La esencia del fútbol se encuentra en la imborrable huella de sus dioses.

El fútbol es el nerviosismo que recorre por las venas de miles de personas antes de un partido, es el gusanillo que invade los estómagos al entonar un himno, el acto reflejo al cantar un gol, aquel viaje emprendido para acompañar al equipo de tus amores hasta donde haga falta, aquel grupo de niños que juegan en mitad de la acera con un balón, aquellos otros que contemplan entusiasmados el cromo de su ídolo. El fútbol es el recuerdo de aquella tarde en la que pisaste por primera vez un estadio, la esencia del fútbol se encuentra en la imborrable huella de sus dioses, aquellos elegidos para romper los esquemas de cualquier estratega con sólo frotar una lámpara. La saeta rubia, la firma del Rey, la jerarquía del Kaiser, la fantasía de Cruyff, la mano de “D10s”, la magia de O´Fenomeno , lo inverosímil de La Pulga, El fútbol es para minimalistas como Xavi y para guerreros como Gatusso, para flacos como Iniesta o para portentos como Cristiano Ronaldo, el fútbol es para desafiantes como Marta Vieira y para locos como Bielsa.