El mediocentro y el joven extremo fueron de lo poquito salvable de un Málaga que se hundió en La Rosaleda y en ningún momento dio síntomas de poder remontar una eliminatoria que el Mirandés dominó de cabo a rabo. Pobre imagen de los hombres de Javi Gracia, que siguen sin encontrar soluciones a la falta de juego y de goles.

Volvía la Copa a La Rosaleda y con ella de la mano volvía Ignacio Camacho a la titularidad tras más de un mes en el dique seco. Sin embargo, la vuelta del centrocampista español no se tradujó en una victoria. Camacho jugó una hora de partido, en el cual fue el mejor de su equipo, ofreciendo siempre una salida limpia de balón y desoxigenando el juego de sus compañeros. A pesar de la falta de ritmo a causa de la lesión, cuajó un gran partido y su vuelta es sinónimo de optimismo para Javi Gracia, que por fin podrá contar con su mejor jugador del mediocampo para poder empezar a buscar soluciones a la alarmante falta de fútbol del conjunto boquerón. 

Otro que tuvo una buena actuación fue Ontiveros. El canterano, que debutaba en La Rosaleda, partió como titular y en la hora que jugó, fue el jugador que más peligro llevó a la meta del Mirandés. A pesar de su juventud, la perla de la cantera no dudó en catalizar todo el juego ofensivo de los suyos, protagonizando las ocasiones más claras de inaugurar el marcador. Tras el descanso, Ontiveros, al igual que el resto de sus compañeros, desapareció y fue sustituido por Juan Carlos en el minuto 61. 

De esta manera, y a pesar de la eliminación copera, la afición malaguista puede tener esperanzas de cara al futuro, puesto que el buque insignia de este Málaga CF, Ignacio Camacho ha vuelto, y la joya del Atlético Malagueño, Javi Ontiveros, ha venido para quedarse.