Al mediodía de este jueves se hacía pública una de las mejores noticias que podría recibir el Villarreal en este momento: Roberto Soldado recibía el alta médica y su regreso a los terrenos de juego se empezaba a ver como algo muy cercano. El delantero sufrió una rotura del ligamento cruzado y el menisco externo de su rodilla derecha el pasado nueve de agosto de 2016, en un partido del trofeo Teresa Herrera ante el Deportivo de La Coruña. Seis meses y cinco días después, el duro proceso de recuperación llegaba, oficialmente, a su fin. Sin embargo, todavía queda camino por recorrer, y el propio jugador lo expresaba así: “Mi lesión lleva un período de adaptación, acabo de cumplir la tercera semana entrenando con el equipo y ya veo la luz casi al final del túnel”.

Aún no hay una fecha exacta para la vuelta del valenciano, pero él se muestra optimista y contento por cómo han ido las cosas. “Desde prácticamente el principio, la rehabilitación ha ido excelente. La rodilla te va marcando los tiempos, y la confianza que me está dando es lo que puede adelantar un poco la incorporación. Las sensaciones son buenas”.

Aquella desgraciada caída tras saltar a por un balón aéreo supuso un gran palo para toda la parroquia grogueta, ya que el delantero había sido una de las figuras más importantes durante la prolífica campaña 2015/2016. En Liga fue titular en 28 de las 38 jornadas, y en Europa League en 12 de los 14 partidos disputados; sumando un total de cinco goles en el campeonato regular por dos en competición continental. Los números pueden parecer escasos para un jugador de área, sin embargo, la presencia de Soldado otorgaba al ataque del Villarreal una peligrosidad que se está echando mucho de menos.

La rodilla me está dando confianza, las sensaciones son buenas

La falta de efectividad de cara a puerta es uno de los problemas más grandes –por no decir el más grande- que está haciendo que los resultados del Submarino en este 2017 sean sorprendentemente malos. Con una sola victoria en seis partidos, el sueño de la Champions League se ha alejado hasta parecer inalcanzable, e incluso puede llegar a peligrar la clasificación para Europa League.

El mal momento de forma de un equipo puede deberse a muchos factores, y en este caso, parece muy evidente que proviene del sector ofensivo. La mejor defensa del campeonato no está siendo suficiente para ganar los partidos, debido a que la capacidad anotadora se ha visto tremendamente reducida en las últimas fechas. Si bien es cierto que el Submarino no es un equipo excesivamente goleador, y no lo ha sido desde el principio de la temporada, el hecho de haber conseguido tan solo cuatro tantos en seis encuentros disputados durante lo que va de año, sitúa al ataque amarillo como uno de los menos productivos de la Liga Santander.

Probablemente, la ausencia de un '9' puro –Bakambu puede serlo, pero no está encontrando su nivel- podría ser clave a la hora de entender esta sequía. Con la marcha de Pato y la llegada de Adrián, solo se produjo un intercambio de piezas que incluso pudo significar la sustitución de un delantero poco rematador por otro que lo es menos aún. Así, y con la mencionada pérdida de protagonismo de Cedric Bakambu, bien por lesiones, convocatorias con su selección o simples decisiones técnicas, Sansone y el recién llegado Adrián están siendo la pareja titular en los últimos partidos.

Sansone y Adrián son delanteros muy asociativos y poco rematadores

Ambos son jugadores con una calidad individual brillante, y su capacidad asociativa no se queda lejos, por lo que contribuyen a que los ataques del Villarreal tengan la fluidez que siempre ha caracterizado al club. Sin embargo, toda esa habilidad para venir a recibir y participar de las tareas de creación de juego, queda en nada por la ausencia de un rematador capaz de convertir las jugadas ofensivas en gol.

Con la llegada de Soldado, esto podría cambiar, ya que se trata de un delantero mucho más estático, cuya zona de confort es el área rival y con una facilidad rematadora excelente. Tanto por arriba como con los pies, el '9' puede actuar de ariete finalizador, aprovechando los huecos generados por la tremenda movilidad de sus compañeros. Sea como fuere, queda muy poco para comprobar si la recuperación de esa dichosa rodilla puede significar, también, la recuperación del olfato goleador groguet.