Ocho jornadas después de que el balón empezase a rodar, el Celta de Vigo B mantiene la marcha triunfal que inició la temporada pasada con Alejandro Menéndez al mando del Panda Team. Ahora, con Rubén Albés al frente de Panda Team 2.0, los celestes siguen siendo uno de los cocos del Grupo I, ya sin Borja Iglesias, Villar o Borja Fernández con la casaca celtiña, pero bien suplidos por Drazic, Sotres o Rai Marchán. Este último se ha erigido como el director de la sinfónica celeste y en una pieza esencial en el esquema del técnico vigués.

Rai, sinónimo de fútbol

Raimon Marchán Vidal (Vilafranca del Penedés, 11 de octubre de 1993) es ya todo un experto en filiales. Con veinticuatro años, el catalán ya ha pasado por las canteras del Real Madrid, Valencia CF, Real Valladolid y Celta de Vigo. Surgido de La Fábrica blanca, Rai ha dejado su huella en todos los equipos por los que ha pasado, aunque con los valencianos apenas gozó de oportunidades. Tampoco en el Leganés pudo desarrollar su fútbol, donde estuvo cedido en la temporada 12/13. Sin embargo, su calidad y carácter lo han llevado a ser uno de los favoritos de la afición y de los entrenadores.

Hasta el momento ha disputado todos los minutos en lo que va de liga

La temporada pasada encontró su sitio en el futbol bajo el ala de Rubén Albés, su gran valedor y el hombre que se lo trajo a la Ría de Vigo desde Pucela. La temporada pasada fue una de las calves que explican el gran curso firmado por el Real Valladolid B. Con Rai al timón, los blanquivioletas soñaron con los puestos de playoff. El catalán solo se perdió tres partidos en todo el curso, siendo titular en los 35 partidos restantes y siendo sustituido en solo dos ocasiones. Esta temporada lleva el mismo ritmo, ya que ha disputado todos los minutos hasta la fecha, siendo inamovible en el esquema celtiña.

La confianza de Albén en él es plena, y la grada lo agradece, ya que el centrocampista es uno de esos jugadores por los que el hincha paga de buena gana el precio de la entrada. Todas las jugadas viguesas pasan por las botas del villafranqués. Su capacidad innata para controlar los tempos del partido lo convierte en el perfecto timonel del juego de los gallegos. Sus compañeros la saben y lo buscan incansablemente para que invente el juego de los olívicos. Con visión de juego, último pase y sacrificio, no hay ni una sola parcela del campo que no logre abarcar Rai Marchán, convertido en el perfecto box to box.

La única pega que se le puede sacar al catalán es que no destaca precisamente por su olfato goleador. Pero ni falta que hace. Su juego es otro. Él sabe hacia dónde debe ir el balón en todo momento, donde tienen que estar sus compañeros, como tiene que evolucionar la jugada. Es el gran constructor del fútbol de toque del Celta B, un sello que ya acompaña al equipo vigués desde su fútbol base hasta el primer equipo. Y todo gracias a gente como Rai Marchan, que sigue los pasos de los Trashorras, Borja Fernández o Borja Oubiña. Todos ellos grandes arquitectos del fútbol.