Los resultados en el mundo del fútbol te refuerzan, o te hunden más. También se dice que cuando un club, se encuentra en una racha negativa tanto de resultados, como de unión entre jugadores y afición, es muy complicado salir. Este ha sido en la mañana de domingo el caso de los grancanarios. Rememorando los hechos del partido ante el RC Celta de Vigo, la UD Las Palmas vuelve a perder, esta vez ante el Villareal CF, que supo en todo momento esperar por que llegara su momento para llevar el encuentro a sus dominios, por un resultado de 4-0. Los amarillos, tras la llegada del nuevo entrenador, Pako Ayestarán, cuentan todos sus partidos con derrotas. Éste, lleva ya una racha negativa de 10 partidos consecutivos perdiendo en esta competición.

El equipo de Pako Ayestarán saltaba al estadio de La Cerámica con la intención de cambiar el rumbo tras varias derrotas consecutivas y la división con su afición. Compuso un once en el que volvía a dejar fuera a Hernán Toledo y Tana, ponía sobre el césped a Vitolo, Vicente, Ximo y Lemos, y dejaba en el banquillo a Alberto Aquilani.

Las Palmas comenzó con ganas el encuentro, a pesar de la pronta lesión de Tannane en el primer minuto de juego, que fue sustituído por Remy. La posesión del balón estaba en sus pies, llegando a tener bastantes oportunidades de la mano de Calleri o un intenso Remy, que salió con ganas.

Para que a nadie se le olvidara quién jugaba hoy, Jonathan Viera ofreció en la primera parte una clase magistral de cómo jugar a este deporte al que llamamos fútbol. Ofreció salida de balón a los suyos, creaba y asistía, e incluso tuvo la oportunidad de batir la meta de Barbosa en varias ocasiones, pero el ex-guardameta amarillo supo desenvolverse para evitar cualquier posibilidad de que los amarillos introdujeran el balón en su portería.

Por otro lado, el Villareal acabó la primera parte con dos ocasiones, de los pies de Bacca y Bakambu, que detuvo tanto el guardameta amarillo, Leandro Chichizola, como el poste. Las Palmas llegaba a la conclusión de los primeros 45 minutos con otra cara, mostrando la posibilidad de volver a darle a sus aficionados una alegría.

En la segunda parte otro gallo cantó. Nada mas comenzar, Bakambu, que sigue en racha, abrió la lata en el minuto 48 tras un potente disparo que se coló en la portería de Chichizola. Los amarillos, al igual que en el partido ante el Celta, volvieron a bajar los brazos tras el primer gol y a partir de ahí fue un suplicio para el equipo canario.

Noqueó así a la UD, sencillamente así de fácil. Aguantó 16 minutos más Las Palmas, que tras una jugada tras un saque de banda, Mario Gaspar desde el borde del área batió a Chichizola que ya dejaba en el fondo del mar a un equipo ahogado.

Como en la jornada anterior, los amarillos dejaron sobre el césped jugar sólo al submarino amarillo y dos minutos más tarde, un centro desde la banda fue golpeado por Ximo en propia puerta. Viera clamaba al cielo, Ayestarán buscaba soluciones con la entrada de Aquilani, pero aún así fue insuficiente. La UD estuvo completamente desaparecida y no se vió ocasión en la que se dejarse ver en  el segundo tiempo. Ya en el último minuto, Sansone anotaba el cuarto y definitivo gol, que deja a la UD Las Palmas tocada, más aún de lo que ya estaba.

Equipo que necesita un cambio. La situación comienza a ser preocupante. El tiempo vuela y el equipo sigue hundido, y costará salir de ese pozo.