Después de un mes en las riendas del Racing, Carlos Pouso no ha conseguido cambiar ni la dinámica ni el juego del equipo cántabro. Siempre que se produce un cambio en el banquillo, se espera que se tomen decisiones importantes y, en ocasiones, drásticas. Lo cierto es que el entrenador racinguista no ha hecho ni una cosa ni la otra y la trayectoria del equipo, lejos de mejorar, empeora cada semana un poco más.

Envuelto en un clima enrarecido, la derrota de la pasada en Barakaldo caló tan hondo en un sector de la afición, que algunos de los jugadores más importantes del equipo fueron increpados a la salida del estadio vizcaíno.

Cambio de entrenador

La temporada del Racing no está siendo buena y más si la comparamos con la campaña anterior. Desde el mes de septiembre, el equipo ha venido mostrando un juego pobre y plano, con muchas dudas defensivas. Solo la calidad de sus jugadores ha mantenido a los cántabros en los puestos de cabeza.

Ángel Viadero mantuvo su puesto hasta que su crédito se fue acabando, debido al desgaste sufrido por no ascender el pasado año y por la carencia total de una línea regular de juego y resultados. La paciencia se acabó tanto en la directiva como en la afición y el técnico santanderino salía del club por la puerta de atrás.

Su puesto fue ocupado por Carlos Pouso, un entrenador que llevaba un tiempo alejado de los banquillos, lugar que había cambiado por la Dirección Deportiva de la Unión Deportiva Logroñés. Su llegada se manejaba desde las más altas instancias del club como un revulsivo, con el fin de cambiar la mala trayectoria que alejaba, cada semana, a los verdiblancos de los primeros puestos.

Peores números que Viadero

Pero Pouso no ha enderezado la nave racinguista y el equipo sigue siendo irregular y, en muchas ocasiones, hasta triste. El vasco siempre se caracterizó por ser un motivador de vestuarios, pero la realidad es que tras cinco partidos como máximo responsable del equipo santanderino, no ha sido capaz de mejorar los números de su antecesor.

En este sentido, las cifras son claras. Con Pouso en el banquillo, el Racing ha sumado dos victorias (Izarra y Vitoria), dos derrotas (Bilbao Athletic y Barakaldo) y un empate (Peña Sport). Ha sumado siete puntos y el equipo ha marcado seis goles a favor (cuatro de ellos en el partido ante el Vitoria) y ha encajado siete. Aunque las comparaciones son odiosas, Ángel Viadero ante estos mismos rivales, sumó once puntos, con tres victorias y dos empates, marcando seis goles a favor y tan solo recibiendo dos.

Datos comparativos entre Pouso y Viadero (Gráfico: Elaboración propia)
Datos comparativos entre Pouso y Viadero (Gráfico: Elaboración propia)

En este último mes, los resultados obtenidos no han sido los esperados y los cambios que se podían presuponer, apenas han dado fruto. El juego del Racing sigue siendo muy pobre, sin personalidad, sin capacidad para dominar a sus rivales y con una sensación generalizada en la afición de que el equipo no es capaz de ganar a rivales de entidad.

¿Fue Pouso la mejor opción?

El fichaje de Carlos Pouso no generó excesiva ilusión y confianza entre los aficionados. A este respecto, muchos seguidores se preguntaron desde un primer momento si era el hombre adecuado para sacar al Racing del bucle en el que se encontraba inmerso.

Con tres temporadas consecutivas en la Segunda División B, el racinguismo ve lejanas las posibilidades de ascenso. La trayectoria del equipo, su irregularidad y la mala planificación de la temporada están terminando con la paciencia de una grada que empieza a pedir responsabilidades a la directiva.

En este caso, el Consejo de Administración, presidido por Manolo Higuera, solo se agarran a una hipotética buena gestión económica, que ha salvado al club de la desaparición, para defender su trabajo en el Racing. Sin embargo, el equipo sigue inmerso en una ruina plausible, con múltiples deudas con acreedores y Agencia Tributaria que parecen interminable.

Si en el apartado institucional las cosas no están saliendo bien, el área deportiva del club, dirigida por Antonio Martínez, Pachín, tampoco ha dado muestras de buen funcionamiento, demostrando un desconocimiento objetivo de la categoría y con una política de fichajes que ha consistido en retornar a veteranos jugadores cántabros que han aportado poco o muy poco en lo que ha sido una operación más que cuestionable.

Con todas estas premisas, el futuro de la entidad santanderina se presenta complicado, con un conjunto que empieza a mirar hacia los equipos perseguidores que se van acercando, semana a semana, en la clasificación y que parece a conformarse con entrar en los puestos que dan acceso a la promoción de ascenso, independientemente del puesto que se consiga. A todo ello, hay que unir las discrepancias crecientes de la afición con un equipo que no ilusiona y cuyas miras van mucho más arriba que al terreno de juego. Estas próximas jornadas dictarán sentencia.