Un poco tarde, pero ha despertado. Lo ha hecho. Gareth Bale también quiere ser protagonista esta temporada y en el buen sentido. El galés llevaba unos meses marcados por la ausencia y la pérdida de protagonismo (solo ha sido titular en una de los seis duelos de eliminatoria de UEFA Champions League). La consistencia de Lucas, los ratos de Asensio y la magia de Isco lo han relegado a un plano al que es difícil acostumbrase. Zidane no ha querido mirar los precios de llegada. Juega el que se lo curra. Y Bale no estaba jugando por eso. 

Sin embargo, a dos semanas del partido más importante de la temporada, parece difícil encontrar a un hombre que encare el duelo en mejor forma que el galés. Contra el Celta fue el mejor (logró más de un 60% de los votos por parte de los lectores de VAVEL), y contra el Barcelona realizó una segunda mitad más que meritoria. Tres golazos y el Bernabéu despidiéndole por todo lo alto en la última jornada. Y ya no solo por los tantos de bella factura, sino también se le ha visto trabajar y ayudar en defensa como pocas veces durante su etapa vestido de blanco. 

Confianza y libertad de movimientos. El "expreso de Galés" reflejó su seguridad sobre el terreno de juego con el primer gol que le anotó a Sergio el sábado. Balón largo, carrera, desborde y zurdazo a la escuadra. En una final de Copa de Europa, lo más normal es que ambos conjuntos se resguarden atrás y no permitan las contras. Pero Bale es muy rápido. Y el Liverpool cuenta en defensa con centrales relativamente lentos: Van Dijk y Lovren. Todo puede pasar.

Ya comentó "Zizou" en rueda de prensa que el once para la cita le está provocando "dolores de cabeza". Y vaya si es cierto. Por ahora solo quedará esperar a este fin de semana, cuando los blancos acudan al Madrigal a disputar su último encuentro liguero. Si el "once" merengue vuelve a sobresalir, quizá esté ante una nueva titularidad en la final de la competición más importante del viejo continente (ya lo fue en las de Lisboa y Milán).