Una nueva temporada de Segunda B llegó a su fin el 13 de mayo de 2018 repartiendo, como de costumbre, alegrías y tristezas a partes iguales. En el Grupo III, sin embargo, hubo un equipo que sufrió uno de los mayores golpes de su historia reciente. Ese equipo es el Atlético Saguntino, que en el mes de febrero se veía prácticamente salvado y que ha terminado descendiendo a Tercera División.

Soñando con todo

Una afición entregada en su segunda campaña en el fútbol de bronce, un equipo bastante reformado y un grupo muy competitivo era el ambiente que se respiraba en Sagunto en el verano de 2017. Todo listo para un año que volvería a pasar a la historia del club.

De nuevo un inicio dudoso mantuvo a los romanos en la zona baja de la clasificación, pero rápidamente el conjunto dirigido, entonces, por Guti, puso el turbo y se encaminó hacia los puestos altos de la tabla.

El playoff a escasos puntos

Triunfos como el logrado en el José Rico Pérez y rachas de triunfos casi impensables (tres consecutivas ante Deportivo Aragón, Penya Deportiva y Peralada) para un equipo como el Saguntino llevaron a su afición a soñar con una temporada de ensueño en el Grupo III.

Hasta el final de la primera vuelta el equipo valenciano estuvo tratando de meterse en puestos de promoción de ascenso a Segunda División. Luego, llegaría la tragedia.

¡Adiós, Gámez!

Tras el partido frente al RCD Mallorca en el Nou Camp de Morvedre se hacía oficial la marcha del futbolista romano Fran Gámez rumbo a las Islas. Una marcha que dejó una gran huella en la plantilla y que nunca llegó a suplirse.

Parece extraño achacar una tan mala dinámica a la marcha de un solo futbolista. No obstante, si ese futbolista es uno de los pesos pesados del vestuario, todo puede ser. Una salida que dolió en la familia romana y que acabó con el equipo descendiendo de categoría.

Un bache en el camino

El triunfo por 1-0 ante el Lleida Esportiu allá por el mes de febrero sería el último del Atlético Saguntino en Segunda B. Tras esa victoria el equipo empezó a no sumar de tres en tres durante las siguientes jornadas. Derrotas como la cosechada ante el Deportivo Aragón en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza confirmaron la preocupante situación de los valencianos.

Sin embargo, partidos así se ven jornada tras jornada en todos los grupos de la categoría de bronce. Pero el bache se fue prolongando...hasta que terminó hundiendo a los romanos.

Media plantilla al 100%

No toda la plantilla rindió al mismo nivel

Por lo que se veía en los partidos del Saguntino, no toda la plantilla parecía estar dando el máximo de sus capacidades para revertir la situación. Las expulsiones de Nuha ante el Llagostera y de Granell ante el Alcoyano dejaron bastante cabreada a una afición que quería ver la implicación de sus romanos. Acciones que contrastaban con los llantos de Marín, Lois y Gilabert tras los encuentros ante Ontinyent y Alcoyano.

Una marcha sin solución

Guti se iba del Saguntino tras firmar la mejor página en la historia del club

Contra todo pronóstico el Atlético Saguntino no lograba sacar adelante la situación y el equipo se iba a cercando peligrosamente hacia la zona roja de la clasificación. Guti abandonaba la nave romana en el mes de abril y dejaba en manos de su segundo, Carlos Cabrelles, la dirección del equipo.

Un equipo moralmente hundido y sin nadie que fuese capaz de dar un grito y poner orden en tanto caos condenaron al Atlético Saguntino a seguir con esa mala dinámica. Si ni el artífice de los mayores hitos en la historia del club había podido sacar adelante al conjunto valenciano, parecía muy complicado que nadie pudiese hacerlo.

Catástrofe final

Con una afición todavía entregada llegaba el Saguntino al tramo final dependiendo de sí mismo aunque sin demostrar tener la capacidad de poder solventar la situación. En la afición ya se pensaba en un posible descenso, algo impensable unos meses atrás.

Dos salidas clave que terminaron en llanto

Las salidas a Onteniente y Alcoy con sendas derrotas terminaron de sentenciar a unos romanos que tampoco habían logrado vencer al Llagostera después de que el árbitro anulase dudosamente un tanto de Marín.

Todo se decidía en Roma, en una última jornada en la que se enfrentaban al Cornellà que, para mayor emoción, se jugaba el playoff de ascenso. Los romanos trataron de dominar en su particular final, pero lo cierto es que nunca tuvieron el control suficiente como para pensar en que la salvación era posible. El gol del Cornellà silenció Sagunto y llevó al Saguntino a Tercera División dos temporadas después de su histórico ascenso.

Llantos sinceros

Tras confirmarse el descenso del Atlético Saguntino, la plantilla quedó destrozada en el verde del Nou Camp de Morvedre, pero solo algunos de los futbolistas reflejaron su estado de ánimo. Marín, Gilabert, Lois, Fas o Lluna se mostraron sensiblemente dolidos por lo que acababa de acontecer en el feudo romano. Ni siquiera los ánimos de una afición ejemplar hasta en los momentos difíciles pudieron calmar la tristeza romana.

Pelear como siempre

Recuperar el alma que los llevo a Segunda B

De nuevo en Tercera. De nuevo en la división más correosa del fútbol español. Vuelta a un fútbol diferente y muy alejado del de Segunda B. El Saguntino volverá a dejarse la piel por los campos de la Comunidad Valenciana para tratar de regresar al fútbol de bronce. Pero siendo realistas, ascender a Segunda B como lo hizo en su momento el Saguntino es algo casi improbable que se repita.

Quizás pasen un tiempo hasta que los romanos vuelvan a pisar Segunda B, o puede que sea antes de lo previsto, o puede que incluso pasen varios años para que el Saguntino pueda volver a pelear por el ascenso. Lo que es cierto es que Sagunto el año que viene tendrá que volver a Tercera y demostrar de nuevo lo que los llevó a la categoría de bronce por la puerta grande.