Si hay una fecha que queda marcada en la memoria de todo futbolista que lo logra es la del debut en Primera División. Es un momento único ya no solo para él, sino para toda su familia y la gente que le rodea, un instante tan especial como inolvidable. Y más aún si, como Xesc Regis, debutas en un estadio de Champions como es el Wanda Metropolitano el día en el que se despide del club rojiblanco toda una leyenda tanto del Atlético de Madrid como del fútbol español en general como es Fernando Torres.

Tras una temporada más que complicada con el filial armero, con el que no consiguieron la salvación matemática hasta la última jornada del campeonato, a Regis le llegó la oportunidad. Corría ya el tiempo de descuento de la última jornada de liga con empate a dos en el marcador entre Atleti y Eibar cuando Mendilibar miró a la banda y llamó al atacante mallorquín. Después de haber ido dos jornadas convocado con el primer equipo, por fin le llegó la hora. El cuarto árbitro levantó el cartelón para anunciar el cambio: se retiraba con el 17 Kike García y entraba con el 41 Xesc Regis.

Apenas pasaron un par de minutos hasta que el árbitro decretó el final del partido y la afición atlética estalló para despedir a Torres. Paradójicamente, en el mismo lugar y en el mismo instante en el que se daba por cerrada una etapa, echaba a andar otra.

'Xec' y el utillero

Pero sin duda alguna, de todas las anécdotas que Regis tendrá para contar de aquella tarde, la más curiosa tiene que ver con el encargado del material. Y es que aunque para muchos pasó desapercibido, hubo un detalle en la camiseta que llamó la atención de muchos otros: encima del dorsal 41 podía leerse 'Xec Regis'. Efectivamente, el utillero se había olvidado de la letra ese del nombre.

A pesar del inocente error, seguro que el jugador guardará con gran cariño esa camiseta que con el paso del tiempo le hará recordar que consiguió debutar en la máxima categoría nada más y nada menos que en el Wanda Metropolitano. Un premio más que merecido tras una temporada en el barro llena de sufrimiento. Todo un triunfo no solo para él, también para la familia del CD Vitoria.