De la gloria al infierno para volver a lo más alto: el Atlético, después de su catastrófico tropiezo en Champions, volvió a levantar cabeza, se centró en sus nuevos objetivos y los alcanzó con creces. Uno podría divagar dándole vueltas a lo que habría podido pasar de no haber sido por el Qarabag, pero realmente es un completo sinsentido. No sólo porque de poco sirve hacerlo ya a estas alturas: en este caso, se reafirma el clásico “todo pasa por algo”. El Atlético necesitaba retroceder un peldaño para volver a codearse con los dioses del Olimpo.

Temporada de 'sobresaliente'

Y así es como este Atleti le ha dado la vuelta a su caída: una nueva UEFA Europa League luce orgullosa en las vitrinas del Metropolitano. Además, los colchoneros son los únicos que pueden presumir de haber sido un incordio para un Barça que ha levantado una liga perdiendo en una única ocasión cuando ya tenía el título más que asegurado.  Han logrado segundo puesto, por encima del eterno rival y habiendo conseguido poner nervioso al líder. Ni tan mal.

¿Lo mejor de todo? Todo esto ha ocurrido en “una de sus peores temporadas”. La llegada de Simeone al banquillo ha hecho que los atléticos, aunque contentos de haber visitado a su querido Neptuno de nuevo, sueñen con más, aspiren a llegar todavía más lejos. Por supuesto que en esta campaña, el apoyo incondicional de la parroquia rojiblanca ha sido un factor determinante: nada habría sido posible sin ‘el número 12’.

Concluida ahora esta 2017/18, que para todo seguidor del Atleti ha supuesto una montaña rusa de emociones, toca pararse a reflexionar, y pensar en cómo ha ido evolucionando el equipo para coger con más fuerza todavía la que está por comenzar.  El análisis de los resultados cosechados por este equipo en LaLiga Santander está servido.

Incertidumbre en la primera vuelta de LaLiga

Nada más comenzar la temporada el pasado verano, el Atlético estuvo a punto de caer ante un Girona recién ascendido (2-2). Griezmann expulsado y final en tablas: ¡por los pelos! La escuadra no pudo jugar en casa hasta la cuarta jornada de la competición, por lo que después del susto en el Municipal de Montilivi, tocó viajar a Las Palmas, donde el equipo ganó por goleada (1-5) al conjunto amarillo, que jugará la 18/19 en la división de plata. Después de un empate a cero ante el Getafe, llegó la hora de abrir las puertas de la gran caldera conocida como Wanda Metropolitano: un Málaga al que tampoco le ha ido bien cayó derrotado por la mínima el día en que se estrenaron los nuevos feudos del Atlético.

Después de lograr otras dos victorias ante el Athletic (1-2) y el Sevilla (2-0) y un empate sin goles frente al Leganés, llegó la hora de enfrentarse a la bestia de esta campaña: el FC Barcelona. La magia que albergan las botas de Saúl permitió al Atlético seguir soñando, y el partido del Metropolitano se zanjó con un empate a uno.

La sed de un equipo que marcaba menos de lo esperado

El Atlético atravesó después una racha marcada por la preocupante sequía de goles: los delanteros parecían haber desaparecido como si del río Guadiana se tratase, por lo que el caudal de tantos apenas lograba desembocar en la meta del rival. O ganaba subiendo un solo gol al marcador (tal y como sucedió con el Celta y el Deportivo) o empataba encajando un tanto o sin llegar a perforar la portería del otro (Villarreal y Real Madrid).

Un subidón de adrenalina en el Olímpico de Roma volvió a darles la vuelta a todos los esquemas: la autoestima del equipo se disparó y rompieron la maldición del Ciudad de Valencia, fusilando por 0-5 al Levante. Ganaron también ante la Real (2-1) y al Alavés (1-0) en casa y vencieron al ‘Eurobetis’, también por la mínima, en tierras andaluzas. Cuando la situación parecía todavía estable, llegó la primera derrota, que cómo no, tiende a ser la más dolorosa: el Espanyol, arduo rival al que Simeone no ha logrado tumbar esta temporada, venció al cuadro colchonero por 0-1 en el último partido del año. 

Y por fin, la embarcación rojiblanca llegó a su Costa y cambió por completo los pronósticos

Sin duda, no pudo haber un mejor revulsivo para avivar de una vez el vestuario del Atlético de Madrid: Diego Costa pudo ser inscrito como jugador a partir del 1 de enero de 2018, y arrasó con todo lo que encontró a su paso. La pantera había estado enjaulada demasiado tiempo, y sació sus necesidades futbolísticas bien temprano. También Vitolo Machín se incorporó a la plantilla; éste, aunque no suscitó tanto jaleo como el de Lagarto, logró añadir una pizca más de talento para levantar los ánimos de los colchoneros. 

Y le frenaron los pies nada más saltar al 'ring'

La euforia de Diego se vio reflejada en el resultado del primer partido tanto suyo como del 2018 en liga. Tan desbordantes fueron sus sentimientos que no pudo evitar saltarse las normas para celebrar su gol con la grada de sus amores. Esta acción le costó la expulsión al hispano-brasileño, aunque en Atleti logró dejar en su terreno los tres puntos que se jugó ante el Getafe (2-0). 

Spoiler de los últimos 20 partidos: final feliz

Poco a poco y dando pasos pequeños pero determinantes, el Atleti se hizo un hueco en la segunda posición de la tabla. De los 15 puntos siguientes, sólo se dejó 2 en un nuevo empate frente al Girona: ganó a Éibar, Las Palmas, Valencia y Málaga.  Tampoco defraudó en el siguiente quinteto; de hecho, ganó por goleada al Athletic, al Sevilla, al Leganés y al Celta. El único “desliz” de esta racha fue la derrota ante el Barcelona en el Camp Nou: Messi volvió a dar rienda suelta a su talento infranqueable y prácticamente sentenció el título para la formación blaugrana.

Volvieron a sembrarse, sin embargo, las dudas: el equipo no contaba con una derrota tan contundente (3-0) en Anoeta. Tampoco el Villarreal le dejó llevarse ningún punto, pero Deportivo (1-0) y Levante (3-0) le dieron seis puntos más. El balance del último asalto, finalmente, quedó en dos victorias (Alavés y Getafe), otros dos enfrentamientos en tablas (Betis y Éibar) y una sola derrota, ante un Espanyol que no se ha dejado ganar por Simeone esta temporada. 

Una temporada para no olvidar

Con el orgullo por bandera

De todo se aprende, y este Atleti se ha llevado unas cuantas lecciones esta campaña que, por descontado, jamás caerán en el olvido de sus jugadores. Después de este rifirrafe de puntos, tensiones y alegrías, puede afirmarse con total certeza que el éxito de esta liga radica en el trabajo, en la forma en que el equipo siempre se ha levantado después de cada golpe y, por supuesto, en el merecidísimo segundo puesto. El año que viene, más  y mejor.