Desde que llegó a Cádiz en la temporada 2015-2016, consiguiendo el ansiado ascenso a la Liga 1|2|3, el estilo de Álvaro Cervera ha sido siempre el mismo y fácilmente reconocible. Un 4-2-3-1 en el que todo el equipo defiende y se colocan todos juntos, para aprovechar los contraataques. Predominar la estabilidad defensiva como base para alcanzar el éxito.
Un estilo conservador y con las ideas claras: jugar todos en campo propio, defendiendo todos los jugadores juntos para jugar al contraataque aprovechando la velocidad de los jugadores de banda, además de aprovechar los errores de los equipos rivales y utilizar la estrategia en el balón parado.
Pero parece que en lo que llevan de temporada, el equipo no es el mismo que en pasadas temporadas, se ha perdido la chispa y la seguridad en el aspecto defensivo. En los dos últimos choques ligueros empezaron ganando y no supieron mantener el resultado. Además, debido a los malos resultados, apenas hay diferencia entre titulares y suplentes.
La pérdida de identidad y la imposibilidad de encontrar recursos para cambiar la dinámica son algunos de los factores que han llevado al técnico cadista a estar en la cuerda floja. También los cambios en el último encuentro frente al Extremadura UD, manifiestan una falta de rumbo propia de un técnico desesperado.
A todo esto se suma la relación con algunos futbolistas como Brian Oliván, casi apartado del grupo. Con la incapacidad de recuperar a Salvi Sánchez, siendo uno de los jugadores más destacados en las últimas temporadas, a causa de los continuos cambios en los laterales. Y algunas desafortunadas declaraciones como: "No es la mejor plantilla que he tenido".
El encuentro copero llega en un mal momento, ya que la prioridad del Cádiz es la competición liguera, pero no pueden permitirse hacer el ridículo frente a uno de los grandes de la categoría. Una victoria serviría para motivar al equipo de cara al importante choque del domingo frente al Sporting de Gijón.