El pasado 17 de agosto de 2019, el Real Zaragoza inauguraba la temporada 19/20 en La Romareda con una victoria incontestable ante más de 18.000 aficionados contra el C.D. Tenerife. A los 40 minutos de juego, Luis Suárez hacía estallar a la grada con su primer gol como blanquillo y, ya en el 88´, Javi Ros sentenciaba desde el punto de penalti con un fuerte disparo ajustado al palo izquierdo. Quién nos iba a decir por aquel entonces que el Real Zaragoza pondría punto y final a la temporada 364 días después contra el Elche en una Romareda desierta, con Suárez viendo el partido desde casa y con Javi Ros fallando un penalti decisivo en el 88´, tras lanzarlo “a lo Panenka”.

Este año ha dado para mucho. El “no fichaje” de Etinof, la baja por dolencias cardiacas de Dwamena, el aplazamiento de tres partidos por motivos ajenos al club… Los infortunios se le han ido sucediendo al Real Zaragoza uno tras otro desde el comienzo de la pretemporada. Cada uno de ellos, un nuevo bofetón para un club y afición cansados ya de poner siempre la mejilla. A pesar de ello, el equipo supo reponerse de todos y cada uno de los varapalos que le iban sacudiendo y encontró un estilo de juego que le catapultó hasta lo más alto de la tabla. Pero cuando parecía que el equipo iba lanzado y el ascenso a Primera División dejaba de ser una utopía… llegó la suspensión de la competición por el COVID-19. Un parón de tres meses que debió de ser definitivo y tras el que los pupilos de Víctor Fernández se mostraron irreconocibles.

Así pues, los blanquillos, que de una vez por todas habían aprendido a torear por las plazas de Segunda, perdieron siete de los once partidos que restaban para finalizar la competición y se vieron relegados, no sin merecerlo, de los puestos de ascenso directo. Quedaba, eso sí, el último cartucho por quemar en unos Playoff no menos contaminados que la recta final de la competición, y a los que el Real Zaragoza se presentó sin su máximo artillero, Luis Suárez, arrebatado de la noche a la mañana ante la inactividad de La Liga. Descalzos y sin capote. Y el fútbol asestó anoche una nueva cornada al Real Zaragoza. Directa al corazón. Una nueva herida para una piel en la que no caben ya más cicatrices.

La de anoche fue sin duda la más dura. Incapaces de marcar un gol al Elche. Ni en la ida, jugando contra 10 durante una hora, ni en la vuelta, cuando, a falta de diez minutos, el veterano Nino hizo estallar en mil pedazos los corazones zaragocistas. Pudimos empatar. Penalti a favor en el minuto 88. Qué dolor. El bueno de Antonín Panenka se habrá llevado las manos a la cabeza al ver semejante esperpento. ¿En que pensaste, capitán? Tú no… Con lo que había en juego… Algunos seguimos frotándonos los ojos.

Un día menos para volver

Frase que ya hemos hecho nuestra. Tan cruel como cierta. Pero el Zaragoza vuelve a despertarse hoy en Segunda División, hace muchos años que parece haber quedado atrapado en el tiempo. Quién sabe si el próximo será el año. Quién sabe qué final macabro le deparará el destino a la vieja y cansada Romareda la próxima temporada. Quién sabe quién liderará el proyecto o que jugadores vestirán la blanquilla a partir de ahora. Solo se que llegará el día en el que los goles de Araujo, Nino o Diamanka serán recordados como meras anécdotas y La Romareda celebrará goles de Primera. Quién sabe si “a lo Panenka”. Hasta entonces, no queda otra que levantarse y volver a intentarlo con todas nuestras fuerzas, solo así lograremos despertar, abrir los ojos y confirmar que todo esto ha sido un mal sueño. 

Ayer, hoy y siempre seguiremos a tu lado, Real Zaragoza.