27 de enero de 2019. Esa es la fecha que recoge la última victoria del Real Valladolid. Aquel domingo, a las doce del mediodía, el combinado blanquivioleta superó a un rival directo, el Celta de Vigo, por 2-1 en el José Zorrilla. Aquella victoria, que cortaba otra racha nefasta, de casi dos meses en este caso, dio inicio a seis encuentros consecutivos sin sumar tres puntos. El bagaje total es de cinco derrotas y un empate; un punto de 18 posibles que han dejado al equipo, por primera vez en muchos meses, al borde del abismo.

Esta negativa dinámica dio inicio el 1 de febrero. En aquella fecha, el Pucela visitaba a un Huesca en horas bajas, casi descartado para la salvación pero capaz, contra todo pronóstico, de derruir la zaga vallisoletana y endosar cuatro goles a los pupilos de Sergio González, que no levantarían cabeza a partir de entonces. Una semana después, el 8 de febrero, también viernes, el Valladolid se las vería por tercera jornada seguida con un oponente directo, el Villarreal, también en puestos de descenso. Zorrilla fue testigo del único punto sumado en las últimas semanas; 0-0 en un duelo tedioso.

Tras ese empate sin goles, el Real Valladolid entró en un ciclo de derrotas ante rivales de mucho mayor perfil. Los castellanos salieron con la cabeza alta del Camp Nou, donde cayeron por 1-0 debido a un dudoso penalti que transformó Leo Messi. Posteriormente, el Pucela transmitiría muy buenas sensaciones ante el Real Betis, que demostró una mayor pegada que el Valladolid para imponerse por 0-2.

La crisis de resultados, evidentemente, vino provocada por una acuciante falta de gol, gol que se reencontró en las dos últimas jornadas. Pese a ello, el nivel defensivo ha ido claramente en descenso, encajando hasta siete goles en dos partidos: 3-1 ante el Espanyol y 1-4, este pasado fin de semana, ante el Real Madrid. Cabe destacar que en ambos compromisos el Valladolid erró un penalti.

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