OPINIÓN | Quizás no sea el mejor jugador. Quizás tampoco sea el más técnico. Ni el que más goles marque. Tampoco el que más goles del rival frene. Quizás no es uno de esos jugadores que enamoran a las hinchadas por su derroche de fútbol. Más bien todo lo contrario. Es más, hoy en día no puede aportar nada en lo futbolístico y, así, es difícil también hacerlo en lo externo.

Pero la actitud y el esfuerzo para Alberto Zapater es algo innegociable. ‘Caer y levantarse, caer y levantarse’ es lo que debe sonar en la cabeza del capitán zaragocista cada vez que su mecanismo físico no funciona. Y él siempre intenta volver. Siempre para dejar todo por su vida, por el fútbol, por el Real Zaragoza, por nosotros.

Como bien sabrán, Alberto Zapater tiene que pasar otra dura etapa, dejando de lado -otra vez- lo futbolístico para conseguir algún día volver a estar en contacto directo con el balón. Se va a Barcelona a rehabilitarse tras la operación a la que fue sometido en Londrés. A partir del día 20 de este mes le tocará dejar su casa, su familia, su gente durante, mínimo, cinco o seis semanas. Y luego se verá, pero no se estima que esté jugando en menos de tres o cuatro meses.

Y todo lo hace por un solo motivo. Lo hace por un sentimiento que para él está delante de todo. Lo hace por el Real Zaragoza, lo hace para volver a ser feliz. Lo hace para que, algún día, la afición vuelva a disfrutar de la garra y del tesón de una persona que, al igual que Zaragoza, nunca se rinde, nunca rebla.

Cabezonería, sí. Por querer conseguir algo que otros, a su edad y después de haber pasado por lo que él ha pasado, habrían descartado a la primera de cambio. Pero también valor por haber primado el sentimiento antes que la razón. A ‘Zapa’, como a Víctor y a todo el zaragocismo, le puede el corazón. Y la hinchada no se puede sentir más representada.

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“El fútbol mueve mi vida”, decía Zapater en rueda de prensa. Y para él, que quede claro, el Zaragoza es su vida. Sigue teniendo la misma ilusión que cuando hace ya casi dos décadas, siendo juvenil, subió a entrenar con el primer equipo. Y el resto ya es historia viva del Real Zaragoza.

Como bien dijo, “el Zaragoza será lo que quiera su gente”. Pero, capitán, su gente eres tú. Su gente somos todos los zaragocistas, entre los que tú estás. El Zaragoza será lo que queramos todos si estamos unidos y si, tus compañeros, se desviven por el club solamente una cuarta parte de lo que lo haces tú. Zapater, capitán, compañero de sentimiento, muchas gracias por hacer esto por nosotros. Por ti. Por el Real Zaragoza.