El Valencia jugaba su último partido como local con muy pocas opciones de clasificarse para Europa League y envuelto en polémicas y controversia. Sin embargo, los de Mestalla consiguieron los tres puntos gracias a un gol de Kevin Gameiro y una serie de resultados de sus rivales directos posibilitaron que los chés puedan acceder a puestos europeos el próximo domingo.

Voro eligió un once distinto para enfrentarse a Rufete, decidiendo dejar a Parejo en el banquillo, poner a Kang In Lee de delantero centro y optando por darle minutos a Thierry Correia, alguien que no jugaba desde el partido contra la Cultural Leonesa en Copa del Rey. Una alineación extraña con sabor a casting. 

De una buena prima parte al terror de la segunda

El equipo de la capital del Turia salió metido al partido consciente de que conseguir los tres puntos era más que necesario y la única opción que tenían de seguir vivos en la lucha por Europa hasta la última jornada. Por ello, el Valencia realizó una primera mitad bastante decente con un Soler muy participativo, un Kondogbia omnipresente, con Jaume Costa subiendo cada dos por tres y con un Ferran desequilibrante. 

Tras una primera mitad a buen ritmo y con el resultado a favor, los chés salieron de vestuario bastante dormidos y perdidos por el campo. El Espanyol fue amo y señor de la pelota en la segunda mitad con un 58 % de posesión y avasalló la portería defendida por Cillessen teniendo dos palos y una mano a mano de Raúl de Tomás que no llegó a más por los reflejos del cancerbero holandés. El conjunto perico acorraló a los de Voro hasta el pitido final y no logró el gol que merecían. El Valencia mostró de nuevo las carencias que le han ido lastrando durante toda la temporada. 

Kang In Lee y el cambio de sistema

Imagen vía: La Liga
Imagen vía: La Liga

El conjunto blanquinegre se posicionó en el campo con el sistema de juego que más alegrías le había dado al equipo y con el que más cómodo se sentía dentro del terreno de juego, un 4-4-2. No obstante, el sistema cambió durante el encuentro en cantidad de ocasiones según lo que quería Kang In Lee.

El coreano volvía a la titularidad con la zamarra ché y lo hacía en la posición de delantero centro acompañando a Kevin Gameiro, pero como era de esperar estuvo más tiempo entre líneas y su volatilidad llevó al equipo a cambiar de sistema en más de una ocasión de manera automática. 

Durante la primera mitad, el Valencia probó tanto el 4-3-3 como el 4-1-4-1 sobre el verde para que únicamente el coreano pudiese estar cómodo y pudiese recibir los balones adecuados entre líneas. Aun así, los de Mestalla fueron fieles a su sistema inicial y acabaron el encuentro como lo comenzaron, con un 4-4-2. 

¿Cómo funcionó el equipo sin Dani Parejo?

El capitán y símbolo del valencianismo está más fuera que dentro del club y ayer no disputó ni un solo minuto en lo que podría haber sido el último encuentro del de Coslada en Mestalla. ¿Se notó la baja del jugador madrileño?

Para paliar su ausencia durante la noche de ayer, Voro utilizó a Carlos Soler posicionándole en el centro del campo. El canterano ché no es Parejo, pero realizó un partido más que notable jugando en su posición natural, acertando en el 90% de sus pases y ganando 3 de los 6 duelos que disputó. Pese a ello, el peso del mediocampo valencianista lo llevó Kondogbia, estando en todos lados y distribuyendo el juego. Aun así, el partido terminó con el Valencia sufriendo y con un centro del campo distinto al inicial: Coquelin acompañó a Kondogbia y Carlos Soler volvía a la banda. 

La baja de Parejo se llegó a notar en algunos tramos del encuentro, lo que ratifica que aunque el nivel del capitán fuese bajo desde que terminó el confinamiento, el equipo con él cambia al ser un jugador diferencial y clave. Si ya le costó al Valencia encontrar un sustituto para darle descanso, traer a otro Parejo va a ser una misión imposible.