Ya le había ganado Xavi la partida a Ancelotti mucho antes de empezar el partido, el italiano intentó sorprender con la entrada de Valverde, pero el catalán sorprendió más, dejando en el banquillo a su talismán Dani Alves para que jugara Araujo como lateral derecho. Que la decisión fue un acierto no tardó en hacerse notar, con la primera carrera que intentó Vinícius y la primera que le cortó el uruguayo, la primera vez que le comía la moral, como si pretenderá avisarle de que la noche iba a ser muy complicada.

Se puede decir que empezó algo mejor el Madrid, aprovechando la potencia de Valverde parar correr y teniendo las dos primeras ocasiones. No ha habido nunca un espejismo tal, pues a partir del minuto doce, con un doble paradón de Courtois, empezaría la pesadilla blanca, con el Barça dominando todo el encuentro de principio a fin, haciendo desaparecer del terreno de juego a un equipo que venía con la moral altísima, pero que pareció una dama en una partida de ajedrez, visible pero inútil para el desarrollo de la partida.

Carvajal parecía haberse quedado en el vestuario, pues no pudo empezar más errático. El lateral español, recién convocado por Luis Enrique, fue uno de los nombres propios que explicaron la primera parte, pero no el único, pues corría el minuto 29 cuando Dembelé se zafó de Nacho como si fuera un entrenamiento, para poner un balón al área que no desaprovecharía Aubameyang, para poner el primero en el partido.

@realmadrid
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A partir de ahí no supo reponerse el Madrid, si es que el gol significaba algo diferente a lo que se había visto la primera media hora, y no solo eso, sino que se desconcentró totalmente, con Vinícius volviéndose loco pidiendo penalti y Araujo aprovechando un córner para rematar completamente a placer y poner el segundo en el marcador ante un Courtois que no pudo hacer, pero que bastante había hecho ya.

Desconexión total

Movió el árbol Ancelotti, pero lo debió mover de raíz, pues tardó dos minutos en darse cuenta de que lo que había hecho no era lo mejor. El mismo tiempo que tardó Ferrán Torres en fallar una ocasión clarísima solo frente a Courtois y en anotar su primer gol. Robo de Frenkie de Jong en tres cuartos de campo, pared con Dembelé y sombrerito para Aubameyang, al que le sobresale la calidad por los cuatro costados y vio venir al internacional español, que esta vez no se lo pensó y la colocó en la escuadra de la portería blanca, certificando su buen momento de forma y estrenándose en un Clásico.

Llevaba varios Clásicos el Barça sin ganar, y sabía que este no iba a sumarse a la larga lista. Tuvo más corazón que el Madrid, más fe que el líder de la competición, que pareció salir a ver que pasaba, olvidando al rival que tenía enfrente, sin ningún tipo de intensidad ni de orden, algo para lo que Ancelotti no ayudó.

La polémica saltó en el minuto 52, en una jugada extraña donde las haya, que vuelve a poner en entredicho el VAR y las normas, pues mientras el linier marcaba fuera de juego, y Militão y Nacho contemplaban la jugada, Aubamyenag tuvo más fe que ninguno para meter un gol sin importancia, pero que tras ser revisado por la sala de máquinas del arbitraje terminó subiendo al marcador, entre el desconcierto blanco y los pitidos de un Santiago Bernabéu que no podían terminar de asimilar el marcador que estaban viviendo.

Pudieron ser más, con el Real Madrid persiguiendo sombras en su propia estadio y el Barcelona haciendo lo que quería. A punto estuvo Aubameyang de firmar su hack-trick con un balón que se le marchó por nada. El gabonés no puede haber caído más de pie en el conjunto de Xavi Hernández, con cinco goles ya en liga, y la sensación de haber vuelto a nacer en todos los sentidos.

Se dedicó a jugar el Madrid individualmente, con Vinícius encarando una y otra vez a Araujo en balde, Mariano, que había entrado en el descanso, corriendo inútilmente en la presión, y Alaba aportando algo de cordura desde el lateral izquierdo, mientras Casemiro hacía lo que podía como central, acompañando a un Militão que tampoco tuvo su mejor noche, teniendo que estar atento a demasiadas cosas para poder centrarse únicamente en defender a su par.

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Así murió el partido, con el Madrid desquiciado en ataque y en defensa, con una entrada de Camavinga algo dura sobre Busquets y con la sensación de que era mejor no haberse presentado. Con LaLiga más que encarrilada, sobre todo tras el enésimo pinchazo del Sevilla, esta paliza debe ser un punto de inflexión para Carlo Ancelotti y para toda la hinchada blanca de que el siguiente en aparecer será el Chelsea, y de que en caso de volver a repetir algunas de las cosas, el baño puede ser a nivel continental.

Por su parte el Barça certifica lo que hace jornadas venía siendo una realidad, que son otro equipo con Xavi Hernández a los mandos, que han dejado de ser una bicicleta a pedales, que a duras penas tiraba para adelante, para ser uno de los coches que podían haber competido esa misma tarde en el Gran Premio de Baréin. Golpe de moral para el equipo catalán, que ya tiene los puestos de Champions prácticamente en su mano, pero que además querrá ganar la Europa League para acelerar el proceso de reconstrucción que ya tiene bastantes caras muy interesas, a la espera de un Ousmane Dembelé que volvió a brillar, sumando dos asistencias en su haber y demostrando que puede ser la estrella que quieren en Nou Camp.