El canterano Rodrigo Riquelme, de 22 años, formalizó en el día lunes su cesión al Girona. Tras realizar el Stage de Los Ángeles de San Rafael con el conjunto dirigido por Diego Pablo Simeone, el madrileño pone rumbo al noreste de España para disputar su primera temporada completa en Primera División, uno de los objetivos que se planteaban tanto el propio jugador como los dirigentes del Atlético de Madrid.

Tras una temporada ilusionante en Segunda División, con el Club Deportivo Mirandés, en el que consiguió anotar siete goles y dio doce asistencias, todas las partes implicadas en el asunto consideraban fundamental que Roro disputara una temporada al máximo nivel nacional para ir adquiriendo experiencia y nuevas sensaciones.

Pese a los rumores que daban por hecho el fichaje del jugador por el Valencia, la llegada de Samuel Lino le cerró las puertas de Mestalla, pero, a su vez, le abrió dos opciones más, como eran Girona y Valladolid. Sin duda, parece que la decisión tomada por Riquelme es acertada, pues en el Girona, equipo recién ascendido a LaLiga Santander, seguramente tendrá los minutos que le abrirán las puertas del primer equipo colchonero la próxima temporada.

Porque ese es el principal objetivo de la dirección técnica. Se llegó incluso a plantear la posible permanencia de Riquelme en la primera plantilla, pero el overbooking de jugadores en su posición y el atasco actual en la operación salida provocó la marcha del canterano. Sin embargo, tanto el cuerpo técnico como la Dirección Deportiva del Metropolitano ven en Rodrigo el futuro del Atlético de Madrid y, por ello, en cada paso que se da con él se ponen los cinco sentidos.

Con posibilidad de jugar en varias posiciones dentro del centro del campo, el jugador ya dejó destellos que ilusionaron a la afición en el amistoso en el Burgo de Osma y, con total seguridad, el hincha rojiblanco pondrá un ojo en Montilivi esta temporada para ver cómo se desarrolla uno de los talentos de la Academia.

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