CMK: la historia de un amor (in) terminable

Con Casemiro este mítico trío se separa definitivamente.

CMK: la historia de un amor (in) terminable
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Por Adrián González Clemares

Al hablar de fútbol, todas las opiniones son válidas. Hay quienes afirman que los partidos se ganan gracias a los delanteros, esos profesionales del gol que se dejan la vida en tratar que su marcador siempre esté por delante que el del contrario, partiéndose la cara con los defensas contrarios y acumulando cifras y cifras. No obstante, hay otro buen grupo de gente que piensa que un partido se puede llegar a ganar mediante el control en el centro del campo, ese núcleo de jugadores especialistas en dominar un partido y balancearlo hacia donde quiera su entrenador, conectando las líneas del campo y desgastando al rival, que basará su partido en perseguir sombras inalcanzables.

El Real Madrid de esta última década ha dejado ejemplos que satisfacen a las dos partes, ha criado a un Cristiano Ronaldo experto en la autosuficiencia, capaz de ganar partidos con sus goles y de llegar al punto de desesperar a los mejores centrales europeos. Pero también ha visto como se formaba uno de los mejores centros del campo del mundo, como el juntar a un brasileño, a un alemán y a un croata podía ser el cóctel perfecto con el que montar una bomba futbolística.

La CMK

Y es que, el Real Madrid le debe mucho al fútbol, pero el fútbol también le debe mucho al Real Madrid, un club que con sus victorias y con sus exhibiciones ha conseguido colarse en una lista muy selecta, ha sorprendido al mundo entero y ha dejado recuerdos imborrables para el aficionado. Por eso es tan complicado hacer historia en un club como el que preside Florentino Pérez, porque tienes que lograr algo más que una gran hazaña para colarse en tan selecto libro que pueda recoger tus logros.

Esto han conseguido Casemiro, Kroos y Modric, tres futbolistas de época, tres amigos sobre el terreno de juego que han descubierto que individualmente son muy buenos, pero que juntos pueden ser los mejores. Y se dice pronto, porque no es fácil hablar en pasado de una combinación que hace apenas tres meses estaba levantando su quinta Champions League. Lo mejor de todo, es que los trofeos ni siquiera consiguen ejemplificar lo que ha sido el dominio de estos tres hombres, una CMK que ha conseguido dominar al mundo, y que pasará a los anales de la historia como uno de los mejores centros del campo.

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Aprendieron a entenderse, a coger las dinámicas de cada uno, a corregir vicios y costumbres y a hacer mucho más sencillo el fútbol. Cada integrante tenía una función sobre el césped, ayudar al otro. Kroos, Modric y Casemiro podían ser los primeros en abrazarse cuando todo había salido a pedir de boca, pero también los primeros en bajarse al lodo cuando había que pelear. Porque han demostrado que se puede combinar la poesía con la mitología, lo bucólico con lo sanguinario, lo frágil con lo heorico. Han sido una combinación perfecta, donde cada fallo era corregido por el prójimo, y donde cada acierto era potenciado por el compañero.

Kroos y Modric tendrán de forma individual un apartado en la historia del fútbol, uno por haber sido uno de los líderes de su selección para ganar el mundial y el otro por haber sido capaz de ‘robarle’ un balón de oro a Messi y a Ronaldo en 2018, pero ambos deben estar agradecidos de por vida a Casemiro y a todo lo que les ha protegido en el Real Madrid. Porque el talento es mucho más fácil cuando hay quien lo guarde, como una especie de mago que, de forma invisible, puede hacer que todo lo demás funcione.

Ningún niño puede aprender a caminar sin sus padres, al igual que ningún interior puede brillar sin el centrocampista de turno que lo acompañe. Y claro, si el talento del interior es mucho y el trabajo del centrocampista es imperial, el resultado de la combinación solo puede dar lugar a algo tan histórico como lo que ha logrado la CMK. Porque el fútbol es muy complejo, sí, pero hay determinados jugadores que lo hacen parecer sencillo.

La CMK ha sobrevivido al inexpugnable paso del tiempo, eso que en el fútbol se intensifica, eso que machaca equipos y proyecto, que dilapida oportunidades. Han podido aguantar vientos y tempestades en forma de críticas, malos momentos de forma, cambios de entrenadores y marcha de jugadores importantes. Porque todavía había quien seguía dudando de que estos tres jugadores estaban sobredimensionados por la era Cristiano, para, tres años después del terremoto que produjo su marcha, ganar una Champions siendo los titulares indiscutibles, dejando en el camino a rivales de la talla del PSG, Chelsea, Manchester City o Liverpool.

Porque Casemiro ha sido el primer pilar que ha caído, y lo ha hecho a tiempo, después de ganar la Supercopa de Europa y dándole al club de su vida todo lo que este le había dado él. Para el aficionado blanco ha sido duro, pero a buen recaudo que solo es el primer disparo de tres que se le dará a un corazón todavía maltrecho por lo del portugués, que llora al brasileño y que ya prepara los pañuelos para tratar de contener lo que puede ser una hemorragia en la capital española tras la marcha del alemán y del croata.

Pocos centros del campo pueden poner fin a una etapa tan brillante de una forma tan única, y eso es lo que distingue a la CMK de muchos otros. ¿Son el mejor centro del campo de la historia? Esta puede ser quizá una de estas preguntes que queden sin respuesta, que se pierdan entre análisis y comparativas, entre estadísticas y discusiones. Pero solo hay una realidad prácticamente inequívoca, y es que quien ha podido disfrutar de verlos en acción, ha podido entenderlo todo. Ha podido aprender que el fútbol es de los futbolistas, y que casi siempre, el talento se termina imponiendo por encima de todo. Pueden pasar años y años para que algo así se pueda repetir en cualquier estadio del mundo, por lo que de momento, solo quedarán los recuerdos de lo que han sido y el placer de poder seguir viéndoles, aunque ya no sea a todos juntos.