El Atlético de Madrid llegaba al histórico estadio de Anfield en busca de conservar la ventaja del Metropolitano; sin embargo, el Liverpool FC iba a remontar la eliminatoria frente a su afición. A escasos días de convertirse en la última eliminatoria a doble partido de esa edición de la Champions League, la crisis sanitaria lo impedía.
El partido de ida se disputó en el Metropolitano, en un encuentro que dejaba agotado a los de Cholo Simeone. Por fortuna, tras mucho asedio de los de Jürgen Klopp, el Atleti metió el 1-0 definitivo en el minuto 4’ de partido y, con solo dos tiros a puerta, ganaron el encuentro. A diferencia de los del Liverpool, que en los 90’ minutos no pudieron traspasar la defensa inexpugnable del Atleti.
-
El infierno de Anfield a tiempo reglamentario
El Liverpool esperaba en Anfield con sed de sangre. Los vigentes campeones de la Champions League en ese entonces pusieron toda la primera parte contra las cuerdas al club rojiblanco. Al filo del descanso, Wijnaldum puso el 1-1 en el marcador global de la eliminatoria tras un centro medido a la cabeza del holandés. Durante el resto del encuentro, el Atleti, con una de las mejores versiones que se le vio a Jan Oblak, realizó un total de nueve paradas. El partido de la Champions se disputó con mucho tiempo efectivo, teniendo un total de tres minutos de descuento en ambas partes.
-
Prórroga
El partido se fue a la prórroga tras el 1-1, y por ese entonces los goles fuera de casa tenían un valor doble. Fue con ese factor donde el Atleti tenía la eliminatoria en el bolsillo: con solo un gol pasarían a la siguiente ronda. En el 94’ de la prórroga, el Liverpool se lo puso complicado, poniendo el 2-1 global gracias a Roberto Firmino, que cazó su propio rebote que se había estrellado en el palo. Fue entonces cuando apareció Marcos Llorente, quien, siendo siempre suplente y jugando de mediocentro, aprovechó un mal saque de portería de Adrián —quien jugaba por Alisson por lesión esa noche—, regalando el balón para que el ex del Real Madrid, casi desde fuera del área, la colocara perfectamente, haciéndola imparable. Al final del primer tiempo de la prórroga, con otro excelente remate, le daba definitivamente el pase a la siguiente eliminatoria. Aunque al resultado se le sumó otro gol, esta vez de Álvaro Morata, que con una contra de libro abatió por completo al portero en el último minuto de la segunda parte de la prórroga para poner el 2-4 en el global de la eliminatoria.
-
Unos datos de miedo
Impresiona que ese Atleti de Simeone fuese capaz de tumbar al Liverpool, que era el vigente campeón. Ese Atlético de Madrid que todavía jugaba a defender y no se atrevía a tanto como el de los dos últimos años. El equipo de Klopp demostró un dominio impresionante del partido, desde datos sencillos como la posesión, donde se repartió en un 64% para el Liverpool y en un 36% para el Atleti, hasta hacer un total de 35 tiros totales, dato histórico y de récord que nunca se había visto en una eliminatoria de Champions. De esos disparos, 11 fueron a puerta, y Oblak registró su récord de paradas, un total de nueve. Luego tenemos que el club rojiblanco hizo diez tiros totales, donde seis fueron a puerta y tres acabaron en gol, consiguiendo un 50% de efectividad. Nada que ver con el Liverpool, que apenas tuvo un porcentaje de aciertos del 16%.
Unos datos que en cualquier otro partido hubieran acabado en goleada, pero cuando te enfrentas a un equipo muy sólido defensivamente, demuestra la desesperación por superar a una defensa inexpugnable. Y que, gracias al mejor portero del momento en ese entonces, ese resultado no fue a más. Consiguiendo un milagro que pocas veces se ha visto, con una intensidad, sacrificio y el “siempre hay que creer” característico del Atlético de Simeone que les llevó a firmar una de las grandes noches doradas de la época dorada rojiblanca.
Tras esta eliminatoria, el Atleti y el resto de los equipos no volvieron a jugar en varios meses debido a la crisis del COVID, la cual cambió por completo el fútbol durante mucho tiempo. Esta situación dejó las eliminatorias sin público y permitió cinco cambios en vez de tres, una regla que se mantuvo en el fútbol actual después de la crisis y que a menudo resulta en cambios notorios en los equipos.
