Partido importante para el Real Madrid. Bueno, realmente todos a partir de ahora lo son. Se acabó el margen de error en cualquier competición. Los blancos deben salir a ganar y además, hacerlo con autoridad para recuperar la confianza en su fútbol y en sus jugadores. El APOEL es una buena víctima para ello: “Es un muy buen equipo, lo ha demostrado. Han merecido estar en la Champions, en el Bernabéu lo hicieron muy bien. Mañana vamos a tener un partido difícil y tenemos que estar preparados”.

En la sequía del conjunto merengue solo se está salvando un oasis con nombre y apellidos: Isco Alarcón. El resto, muy poco. Y Benzema, a la espera de su momento: “Él es el primero que quiere dar más y sabe que puede dar más. Estoy aquí para ayudar a todos mis jugadores, no solo a Karim. Estamos creciendo, pero el tema de la confianza del gol… El gol hay que meter uno, dos y la racha cambia. Esperamos que mañana sea un día para cambiarla”.

La campaña no está saliendo como se esperaba. Después de un verano poco movido pero cargado de ilusión tras la conquista de dos títulos, los de Concha Espina siguen sin encontrar regularidad competitiva.

Ya no solo en su juego, sino también en resultados. No ha llegado diciembre y el Barcelona ya está a diez puntos. Aun así, Zidane sigue creyendo. Sigue optimista. Él es el hombre que ha llevado a este equipo a ganar dos Champions seguidas. Confiará en sus hombres hasta el último momento: “Siempre lo soy. Tengo una suerte enorme. Tengo salud y disfruto de lo que estoy haciendo. Hay otros trabajos que no son fáciles. Yo soy optimista pase lo que pase. Estoy convencido de los recursos que tenemos nosotros. Es un momento en el que alguno puede estar preocupado, pero yo no”.