Mala resaca para el zaragocismo

El Real Zaragoza ha caído derrotado por un contundente 1-3 frente al Elche. Las verbenas defensivas de ambos fueron lo más destacado. Los ilitanos aprovecharon esa situación y dejaron el partido visto para sentencia ya en la primera parte. Runrún preocupante en el ambiente zaragocista.

Mala resaca para el zaragocismo
Javier Gimeno (VAVEL)
jesuslacero
Por Jesús López

Con la ambulancia a las puertas de La Romareda y el enfermero de turno medio preparado para encender la sirena, se presentaba el Real Zaragoza en su estadio con el objetivo de dar un buen fin de fiestas a su afición. La resaca que se respiraba en la grada no era buena en un principio, el conjunto aragonés acumulaba cuatro partidos sin ganar y el teléfono de urgencias ya andaba descolgado. Álex Barrera y Xumetra volvían a la titularidad, este último recién recuperado de su particular lesión. En defensa, Fran sustituía, por obligación, a Isaac y José Enrique le ganaba la partida a Casado en el lateral zurdo. En casa, hasta el momento, no había despertado el drama, pero el cachirulo iba a recogerse con un despropósito preocupante.

A años luz de lo esperado

Desde el inicio se supo que el balón iba a ser el protagonista. Los dos equipos salieron creando desde atrás, despacito y con buena letra, marca Milla y Toril. Fue el Zaragoza el que asustó primero. Fran logró forzar un córner tras un buen pase entrelíneas de Morán y la zurda de Lanzarote estuvo cerca de anotar otro gol olímpico. La banda diestra de los aragoneses era lo más destacado y la profundidad de Fran mejoraba el problema del lateral, aunque solo en ataque. El Zaragoza seguía acercándose con peligro a la portería de Juan Carlos y los contraataques cobraban protagonismo, pero el séptimo de caballería blanquillo andaba lento e impreciso.

De dominar, directos al precipicio

Y en estas, un hecho al que todos estamos acostumbrados. Puñalada por detrás. Una jugada por la banda derecha del Elche finalizaría en el primer gol de la mañana. Pedro puso un balón raso al área desde su costado, el esférico se paseó ante la pasividad de la defensa zaragocista y Pelayo remató a placer para enfriar La Romareda. Pero lo peor estaba por llegar, segundo batacazo. Esta vez, el balón venía por la izquierda, pero el desenlace era el mismo. En principio, el centro no destacaba por su peligro, pero una indecisión de Cabrera en el despeje y una salida circense de Irureta, dejaron que Nino rematase sin oposición a portería. En un abrir y cerrar de ojos, el Zaragoza se encontraba con 0-2 en contra.

Llegando al final de la primera mitad, Ángel tuvo la oportunidad de recortar distancias en una clara ocasión tras un saque de falta de Lanzarote, pero Juan Carlos la sacaba a bocajarro. El Zaragoza parecía vivo, pero no iba a ver luz al final del túnel. Otra vez el Elche y otra vez Pelayo. El verdugo ilicitano batió por bajo a Irureta, tras una buena combinación dentro del área ante un débil, fácil e irreconocible Cabrera. Así llegaba el descanso, con 0-3 a favor de los visitantes y la incredulidad del respetable, que una vez más su equipo le cerraba el estómago.

Tarde y mal

Luis Milla debía asumir riesgos y Juan Muñoz sustituía a Barrera. Por su parte, Xumetra se lesionaba nada más empezar la segunda parte y Edu García le sustituía en banda izquierda. El primero de los maños se olía a través de las internadas de José Enrique, pero el desacierto ofensivo privaba la esperanza. El entrenador turolense agotaba los cambios. Javi Ros saltaba al campo en sustitución de Erik Morán. El centro del campo cambiaba casi al completo, solo se mantenía Zapater, el único que merecía seguir jugando ahí. Juan Muñoz, tuvo la siguiente. La defensa del Elche, que tampoco era la alegría de la huerta, se la dejaba en bandeja al sevillano en boca de gol, pero ni con esas.

La defensa ilicitana era la misma verbena que la aragonesa, solo que unos las habían metido y otros no. Pero ahora sí, Ángel se reencontraba con el gol y hacía el primero del Zaragoza tras otro paseo del balón por el área y rematando solo. Toril movía ficha y quitaba a Nino, muy protagonista, por Guillermo, cambio natural. Los maños, con más corazón que cabeza, habían mejorado de cara en ataque, quizá por la siesta ilicitana y con Juan Muñoz como revulsivo. La delantera zaragocista seguía teniendo sus ocasiones, pero con la pólvora mojada no se marcan goles. El partido se adormilaba, fruto del quiero y no puedo local y del conformismo visitante, que no había sido capaz de cerrar el partido.

Cuatro minutos de añadido dio Cordero Vega para sentenciar una muerte anunciada. Los vomitorios de La Romareda iban llenándose poco a poco en detrimento de una grada harta. Llegó el final y el Zaragoza perdió su primer partido en casa, quinta jornada sin ganar y 11º en la clasificación a falta de varios partidos por disputarse. Diez jornadas y los números del conjunto aragonés son los peores en estos años en Segunda. El orgullo no fue suficiente para lograr la remontada, y la sensación de abatimiento general desarticula los planes previstos. Quizás cambien.