Lo que en un principio parecía un mes de octubre que iba a servir como catarsis para que el Boiro alzara el vuelo de forma definitiva, se ha convertido en una novela negra ambientada en las canchas del Grupo I y con un modesto club de la Ría de Arosa y el Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol como protagonistas. Un guión cinematográfico donde las sospechas, los engaños y el cruce de acusaciones se mezclan con la imperiosa necesidad de unos novatos en la categoría de bronce del futbol español de sumar todos los puntos que le sean posibles antes del fin de las 38 campanadas ligueras.  

Demasiados puntos perdidos

El enfado de todos los estratos que conforman el CD Boiro no es derivado únicamente del partido en Merkatondoa ante el Izarra. Jugadores, cuerpo técnico, directiva y afición sostienen que a lo largo de la temporada se han producido actuaciones arbitrales que han perjudicado seriamente al Boiro y que a causa de las decisiones de los colegiados el equipo se encuentra en la parte baja de la tabla con menos puntos de los que le deberían corresponder. Como si de una conspiración judeo-masónica se tratase, desde el club barbanzano apuntan a que ni la mala suerte ni una mala percepción puntual de los árbitros son las culpables de la marcha del equipo, sino que detrás de esas decisiones arbitrales hay una campaña orquestada directamente desde los altos cargos de la Federación.

El penalti de Merkatondoa no es la única acción de la que se queja el Boiro

Fue Fredi el primero en abrir la Caja de Pandora cuando en rueda de prensa y tras caer derrotados en Barraña ante el Osasuna B dejó caer que la mala racha de resultados no se debía solo al juego del equipo. En esa ocasión, deslizó la idea de que hay situaciones durante el transcurso de los partidos que ni él ni sus jugadores pueden manejar. “Son veinte futbolistas, tres árbitros que a veces lo hacen bien otras mal y solo puede ganar uno, no podemos controlar todos los aspectos del juego” afirmaba aquel día el técnico moañés ante los medios, señalando la actuación de los trencillas (aunque de una manera menos rotunda que la del domingo pasado) como un factor condicionante.  

El video del delito

“Una vez más nos han robado, así de sencillo”. Tajante, como suele ser él, se mostraba el pasado domingo Fredi Álvarez ante la prensa tras el partido ante el Izarra. El técnico de la escuadra boirense estalló tras varias jornadas reprimiendo sus pensamientos. “Los árbitros siguen pitando, somos un recién ascendido y parece que nos están puteando. Quiero ser claro y sincero porque ya estoy hasta los cojones de lo que nos están haciendo en nueve jornadas” espetaba el moañés a los periodistas tras el pitido final. Sobre el penalti daba su opinión alegando estar  “seguro de que no es penalti. Al jugador le queda el balón atrás, busca el contacto con Mateo Garcías y es una carga como hay mil en el centro del campo”

“¿Somos modestos y humildes? Si, pero hasta los cojones” fue la última reflexión que dejó el Boiro en Navarra. Una línea similar a la del entrenador es la del presidente de la entidad, David Places, que ya ha planeado solicitar una reunión con el Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol, pero antes de formalizar la petición ha decidido analizar un video con las acciones polémicas junto los jugadores y miembros del staff técnico para conocer de primera mano lo que piensa cada uno de los integrantes del equipo. El presidente, aunque visiblemente encolerizado, dio su opinión sobre la actuación arbitral en un tono más amable pero no por ello menos severo. “Los árbitros cobran 1.400 euros por partido, lo mínimo es que hagan bien su trabajo” además de afirmar que de producirse una reunión con la Federación preguntará si lo que quieren “es que no estemos en Segunda B, ya que nosotros no estamos aquí para perder el tiempo, el dinero y que los jugadores y el cuerpo técnico trabajen para nada y se desesperen”

El presidente está dispuesto a solicitar una reunión con la Federación

En esta cruzada contra el poder, el Boiro ha recopilado en ese video las principales jugadas polémicas para apoyar la acusación boirense ante la Federación. La principal prueba sobre la que se sostiene la tesis del club sobre la persecución a la que dicen estar sometidos contiene todas las acciones arbitrales controvertidas que han propiciado de algún modo la pérdida de puntos del equipo blanco. Esas jugadas son la expulsión por doble amarilla de Juampa en Copa del Rey ante el CD Guijuelo que propició que el equipo de Fredi jugase en inferioridad numérica gran parte del partido, lo que posteriormente derivaría en la eliminación de los gallegos del torneo del K.O., el gol fantasma de Juanto Ortuño en Barraña que dio los tres puntos a la Ponferradina, el penalti señalado hace dos jornadas en Coruxo por una posible mano de Soto o un penalti no pitado sobre Yago instantes después en ese mismo partido en O Vao.

Junto con el penalti de Merkatondoa, el Boiro podría haber perdido entre 5 y 7 puntos por decisiones arbitrales erróneas además de una eliminación de Copa. Aunque, claro está, es importante recalcar que en el tema de los puntos perdidos entramos en el terreno del “futbol ficción”, por lo que no es posible saber si de haberse señalado de otra forma esas acciones arbitrales hubieran repercutido en el resultado del partido de forma definitiva.

Enzarzarse ahora en una batalla con la Federación quizá no sea la mejor estrategia a seguir para el CD Boiro, pero parece que la paciencia del cuadro barbanzano ha llegado a su límite. Llegados a este punto de no retorno solo caben dos soluciones: que los árbitros cojan respeto al Boiro y tengan una vara de medir más laxa a la hora de pitar al club blanco; o que el foco del comité se centre exclusivamente sobre el equipo gallego y sean más estrictos sobre cada acción que pueda perjudicar a los recién ascendidos. Sea como sea parece que se avecina una guerra sin cuartel y hasta que esto no se resuelva los trencillas serán considerados “personas non gratas” en Barraña.  El domingo ante el Arandina primer asalto. Se mirará con lupa cada acción, avisados estamos.