Último partido de Liga antes de Navidad. El Villarreal, tras haber cosechado una gran victoria ante el Atlético de Madrid en El Madrigal (3-0), deberá afrontar su particular 'cruz': los encuentros a domicilio. Los de Fran Escribà visitan mañana El Molinón, en un choque vital para las aspiraciones del Submarino Amarillo, que de ganar se consolidaría en la cuarta plaza y podría recortar distancias con Barça y Sevilla, además de ampliar su ventaja con rivales directos como la Real Sociedad o el Atlético. 

El choque entre asturianos y castellonenses no será un partido cualquiera. Además de la militancia de tres ex futbolistas amarillos en el conjunto gijonés (Akram Afif, Diego Mariño y Moi Gómez), Sporting y Villarreal fueron partícipes de un precedente que incendió el entorno del fútbol español hace medio año, y que terminó por resultar determinante en la futura destitución del técnico Marcelino García  Toral

15 de Mayo, jornada 38 de la pasada Liga 2015-2016. Los de Abelardo, en una situación clasificatoria extrema, recibían al conjunto amarillo, ya clasificado matemáticamente para la Champions League y sin nada en juego en la última jornada del campeonato. El Sporting superó al Villarreal por un cómodo 2-0 y obtuvo la permanencia en Primera División, en detrimento de Rayo Vallecano y Getafe, que descendieron a Segunda. Por su parte, el Submarino mantuvo su cuarta plaza, ya que la ventaja respecto al quinto clasificado ya era lo suficiente amplia. Las miradas se centraron en el club castellonense, pues se entendió que la excesiva falta de intensidad y esfuerzo de los amarillos favoreció la victoria de los asturianos y así la pérdida de categoría de los dos equipos madrileños. 

Getafe, Rayo y Sporting se la jugarían en la última jornada

La jornada 37 deparó más de una sorpresa en el campeonato de Liga. Triunfos como el del Granada en el Sánchez Pizjuán (1-4) o el del Deportivo ante el propio Villarreal (0-2), desencadenaron una tímida plaga de sospechas sobre los encuentros correspondientes a la última jornada. Con la salvación atada para gallegos y andaluces, tres equipos se jugarían las dos plazas de descenso a Segunda División, ya que el Levante consumó la pérdida de categoría con la derrota en La Rosaleda (3-1) de la jornada 36. 

El Rayo, tras caer en Anoeta (2-1) ante una Real Sociedad que no se jugaba nada, tendría su última oportunidad para salvarse en su último partido, en casa ante el ya descendido Levante, pero sin depender de si mismo. Mientras, el Getafe empató en el Colisseum (1-1) ante el Sporting y le valdría un punto* en el último choque ante el Betis para obtener la salvación matemática (*siempre que el Sporting no ganase). Finalmente, el Sporting se la jugaría frente al Villarreal en El Molinón, un duelo en el que solo valdría la victoria para atar la permanencia en Primera. 

En rueda de prensa previa al Sporting-Villarreal, el técnico amarillo, Marcelino García Toral, metió la pata. Fue un grave error, sin duda, pese a que simplemente quiso ser sincero con su sentimiento hacia el equipo gijonés, en el cual se formó como futbolista y entrenador. El preparador asturiano explicó que no deseaba el descenso del Sporting, y que eso le apenaría enormemente. Justamente, su próximo rival en el campeonato, sabiendo que resultaba ser un partido crucial para el equipo gijonés y su futuro en Primera División. 

Los focos se centraron en el choque de El Molinón, como cabría esperar. Lo que aconteció le crearía multitud de problemas al ex entrenador de Sevilla y Racing, en lo que respecta a su futuro y su profesión. 

Una victoria que dio la salvación

El Villarreal cuajó un partido muy malo. Sin discusión. Cierto es que la eliminación europea en Anfield (3-0) hizo mucho daño al conjunto castellonense, y que el Sporting puso toda la carne en el asador para lograr el triunfo, pero el Submarino no fue el de siempre. Tras unos minutos de asedio local, Jony marcó el primer gol de los locales (7'), tras enganchar una volea a pase de Carmona y perforar la portería de Mariano Barbosa. La reacción amarilla fue inmediata. Dos minutos después, el brasileño Leo Baptistao se marchó de varios defensas del cuadro asturiano y erró en la definición ante Cuéllar, enviando el remate al palo

Los amarillos tocaban y tocaban, pero no inquietaron la portería del Sporting hasta el último tramo de la primera mitad, cuando Nahuel se internó en la banda y sirvió un centro envenenado que a punto estuvo de colarse en la meta asturiana. Antes, los locales asediaron el área amarilla y bombardearon a Barbosa, que salvó el segundo tanto del Sporting en numerosas ocasiones.

Ya en la segunda mitad, el guión de los primeros 45 minutos se repitió y el Villarreal continuó con su juego de toque sin meter miedo a la zaga local, mientras que las contras gijonesas hacían temblar la defensa amarilla. En el minuto 79, Sergio Álvarez remató desde fuera del área y su disparo batió al portero visitante, conformando el definitivo 2-0 y sellando la salvación del Sporting, pues el Getafe perdía 2-1 en Sevilla. Con el final, la alegría invadió al cuadro de Abelardo, que celebraba la permanencia en Primera, pero la polémica rodeó al conjunto castellonense, que es evidente que no lo dio todo para ganar en Gijón. 

La victoria del Rayo ante el Levante (3-1) no le valió de nada al conjunto de Paco Jémez, que descendió a la categoría de plata del fútbol español, mismo destino que el Getafe. Los azulones perdieron ante un motivado Betis (2-1) y se despidieron de la máxima categoría. 

El adios de Marcelino

Las declaraciones del técnico asturiano no gustaron nada a la cúpula directiva del Villarreal. La derrota en Gijón trajó varias semanas de polémica al conjunto amarillo, con numerosas sospechas de que existía un amaño entre el Sporting y el club de Castellón de cara a la última jornada, con Marcelino de por medio. Aún así, Fernando Roig mantuvo al entrenador en su puesto de cara a la próxima temporada. 

Sin embargo, la relación entre presidente y entrenador fue desgastándose conforme avanzaba el verano. Tras la lesión de Soldado a principios del mes de agosto, Marcelino pidió un recambio de garantías, petición que Roig no pudo aceptar, ya que se habían gastado cerca de 60 millones de euros en la remodelación de la plantilla. El fichaje de Pato tampoco gustó al técnico asturiano, al igual que la llegada de N'Diaye no convencía a la directiva, en especial por su nuevo rol de defensa central. 

La bomba terminó estallando. Antes de comenzar el Trofeo Teresa Herrera, encuentro que disputaría el Villarreal ante el Deportivo en Riazor, Marcelino tuvo sus más y sus menos con Mateo Musacchio por temas relacionados con su posible marcha a Milán en verano. La desconexión entre el míster y la plantilla se desencadenó, y Fernando Roig decidió destituir al entrenador la noche del 11 de agosto. Uno de los motivos que llevó al máximo mandatario amarillo a echar al preparador de Villaviciosa, fue lo acontecido en la última jornada ante el Sporting, alegando que eso envolvió al Villarreal en un entorno de polémica en el que un club ejemplar nunca quiere estar. Así, llegaría Fran Escribà para cubrir la plaza vacante de entrenador.