Andrew Brunette (Florida Panthers), Gerard Gallant (New York Rangers) y Darryl Suter (Calgary Flames) son los tres nominados para hacerse con el trofeo Jack Adams que premia al mejor entrenador de la temporada regular en la NHL. El ganador de este premio se anunciará el 2 de junio, mientras se disputan la conferencia Este y Oeste.
Cambio de rumbo en Florida
Tras la renuncia de Quenneville en octubre, Brunette parecía dirigido a comandar una reconstrucción en la franquicia de Florida, pero el entrenador ha conseguido alcanzar nuevas metas este año. Récord de victorias (58) y de puntos totales (122), además de conseguir el Trofeo de los Presidentes que se otorga al equipo con más puntos en temporada regular. Brunette hizo de su equipo uno muy atractivo de ver, acumulando 4.11 goles por partido, con Jonathan Huberdeau como principal estrella con 115 puntos.
Gallant devuelve la grandeza a los Rangers
El entrenador, que cumplía su primer año en New York, se quedó a una victoria de igualar el registro de más triunfos al cosechar 52, por los 53 de la 2014-2015. Esta situación no es nueva para el entrenador de los Rangers, que ya ganó este premio en 2017-2018 cuando entrenaba en Vegas Golden Knights, además de ser finalista en la 2015-2016 con Florida Panthers.
Los Rangers fueron un equipo que se abonó a las remontadas, con 27 victorias tras ir perdiendo durante la temporada regular. La mayor sorpresa que se ha sacado Gallant de la chistera ha sido el rendimiento de Kreider, autor de más de 50 goles. También ha devuelto a Panarin al nivel de años anteriores y ha hecho de Shesterkin uno de los mejores porteros de la NHL.
Darryl Sutter, una cuenta pendiente
En el anuncio de su vuelta a Calgary Flames, la mayoría de los recuerdos iban dirigidos al Game 7 de las Santaley Cup Finals que Sutter perdió en 2004 con los Flames, con la confianza de revertir esa situación.
Por el momento su temporada regular tiene poco que reprochar, con 50 victorias, 111 puntos y la primera posición de la División Pacífico. Sutter ha desarrollado a jugadores que le faltaban un punto para acabar entrando en la élite de la NHL como Tkatchuk, Gaudreau o Lindholm, convirtiendo a Calgary en un equipo sobre el que tener la mira puesta en el presente pero, sobre todo, en el futuro.