Las condiciones laborales particulares en cualquier empresa, dependen del tira y afloja entre empleadores y empleados, la NHL como liga deportiva profesional que es, no es una excepción, y después de la sintonía y coordinación que llevaron a la celebración de la World Cup en 2016, desde la publicación de la negativa por parte de Gary Bettman, comisionado de la NHL, a que los jugadores NHL participen en los juegos olímpicos de invierno en 2018, la herida abierta entre patronal y jugadores no parece parar de sangrar, las consecuencias del límite salarial tampoco ayudan.

La semana pasada se celebró el torneo benéfico de golf anual del sindicato de jugadores (NHLPA) y Don Fehr, cabeza de dicho sindicato aprovechó la ocasión para hablar claramente, como es su costumbre, para comentar la situación actual.

El no unilateral a los Juegos no facilita las cosas

Para Ovechkin, la cita olímpica es irrenunciable. Foto: AP
Para Ovechkin, la cita olímpica es irrenunciable. Foto: AP

A primeros de Abril, con el fin de la temporada regular, se anunciaba la no participación de la NHL en los Juegos Olímpicos de invierno en Pyeongchang 2018, y eso ya sirvió para soliviantar a un gran número de jugadores, llegando algunos a anunciar que podrían llegar a la rebeldía como Alex Ovechkin. Otros como Marc-Edouard Vlasic, tampoco se muerden la lengua, llegando a decir que sentiría odio hacia la NHL si no pudieran participar en los juegos.

Han pasado más de tres meses y la tensión no parece bajar, "Los jugadores piensan que hay varias razones para participar en los Juegos Olímpicos, y el orgullo nacional y el patriotismo no están en último lugar", declaró Fehr, "y eso importa".

Por parte de los jugadores, tampoco se entiende que si el objetivo de la participación en los juegos, es darle universalidad al hockey sobre hielo, para ellos el objetivo es tan válido para los de Corea el año que viene como para los de Beijing 2022 que si parecen llamar más la atención de los propietarios, deseosos de hincarle el diente al jugoso mercado chino, como ya ha hecho la KHL.

Con la apertura de la agencia libre el 1 de Julio, la firma de contratos, sobre todo de jugadores rusos, se ha visto afectada por la desconfianza debida a este mismo tema, aún así la guinda del pastel ha sido el haber utilizado la participación en los juegos como moneda de cambio para las futuras negociaciones del convenio colectivo que deberá sustituir al que cumplirá en el verano de 2022, aunque ya en 2020 podría ser revisado o revocado.

El límite salarial otra china en el zapato

El estricto tope salarial de la NHL, el más estricto de las majors norteamericanas, es otro punto de fricción. 

Don Fehr expresó que no están contentos con el sistema: "El propósito del límite salarial, es establecer un tope al salario que reciben los jugadores, y que al contrario es lo que los propietarios deberían pagar", "y hemos aprendido del béisbol que no es la clave del éxito".

La subida del límite salarial, razón por la que es votado por los miembros de la NHLPA, hace felices a los agentes libres que pueden firmar alzas más jugosas a los agentes libres, pero obliga a los jugadores con contratos de larga duración, a aumentar la porción de su sueldo al fondo compensatorio que asegura que el reparto de beneficios de la liga es al cincuenta por ciento entre propietarios y jugadores.

Como sindicato y con situaciones tan heterogéneas que cubren desde las grandes estrellas a jugadores modestos, desde aquellos con contratos a largo plazo a los agentes libres, Fehr expresó que deben llegar a acuerdos que puedan satisfacer a la mayoría

Preparándose para un futuro incierto

La tensión está ahí, y si el refrán romano dice que si se quiere la paz, hay que prepararse para la guerra, el hecho de que se esté produciendo un incremento de los "signing bonus" (dinero que se recibe al firmar el contrato" en la forma de recibir el salario de los jugadores, expresa que estos están previendo que la próxima negociación podría enquistarse y llevar a un cierre patronal.

Aún así tanto propietarios como jugadores están unidos por un objetivo común, que son los ingresos y ganancias de la liga, y a pesar del distanciamiento existente en este momento, ese parece ser un interés lo bastante poderoso como para que la sangre no termine de llegar al río.