La razón más grande es la más simple, Houston no tiene un equipo en la NHL. Por eso, el multimillonario de 72 años y dueño de la franquicia de baloncesto, tiene en su poder el pabellón Toyota Center. Sin entrar en más detalles, Alexander tiene en su poder la capacidad de traer la licencia de equipo de hockey a la ciudad.

Desde la prensa de Houston dicen que vendiendo los Rockets (y el contrato de arrendatario que lo acompaña), abre una posibilidad de traer un equipo de hockey profesional. Además, eso es algo que Seattle en la NHL no podría ofrecer, y a diferencia de Quebec City, Houston un gran mercado de medios con muchas y muy grandes corporaciones alrededor para comprar asientos de lujo en el estadio.

Houston es una gran ciudad sin duda. De hecho, sólo hay cuatro áreas metropolitanas en los Estados Unidos (Nueva York, Los Angeles, Chicago y Dallas) que tienen más población que la ciudad del estado de Texas. Además, Houston sigue creciendo de manera imparable.

Jeremy Jacobs, dueño de los Boston Bruins, no ha ocultado su deseo de poner alguna vez un equipo a jugar en el pabellón del Toyota Center. Es más, en 2015, en una entrevista para ESPN, Jacobs dijo: ''Me encantaría ver un partido en ese estadio, pero aun no puede ser''. Quizás pronto en la NHL podría ser posible.

Así pues, la veda queda abierta para abrir una franquicia nueva en la Conferencia Oeste, ya que desde la llegada de Las Vegas Golden Knights a la liga, la liga ha quedado con un número de equipos impar en esta Conferencia. Por otro lado, la venta de Houston Rockets puede sonar muy precipitado ya que es un equipo de los más tradicionales en la NBA, pues su venta podría causar un impacto a nivel deportivo e histórico.