Una derecha impecable, una defensa casi milagrosa, una dejada imposible... Encontrar un tenista que sea capaz de ejecutar cada golpe a la perfección es una tarea ardua y que en contadas ocasiones proporciona resultados satisfactorios. Pero si al amplio repertorio de habilidades tenísticas se le añade el factor físico y mental, el resultado sólo puede dar un jugador de primer nivel a escala mundial, uno de los mejores jugadores de la historia, una leyenda. 

Desde su irrupción en el panorama tenístico, Rafa Nadal se ha ganado el respeto y el cariño de todos y cada uno de los aficionados a este deporte. Con un comportamiento impecable dentro y fuera de las pistas, el tenista nacido en Manacor se ha convertido, gracias a su trabajo, esfuerzo y entrega, en la mayor representación del deporte español. En el periodo comprendido entre 2005 y 2014, el jugador balear siempre ha sumado al menos un título de Grand Slam, un hito sólo al alcance de muy pocos jugadores a lo largo de la historia del tenis.

Problemas desde el comienzo

Sin embargo, un complicado 2015 dio por terminada esta espectacular racha, pues las lesiones y los diferentes problemas físicos fueron un bagaje demasiado grande incluso para un jugador de la talla del manacorí. Pero la recuperación fue según lo previsto y Nadal comenzó la temporada 2016 con ilusiones renovadas y en un buen estado físico, ejemplificando esta situación en su primer torneo del año, disputado en Qatar, donde sólo perdió en la final ante el por entonces intratable Novak Djokovic. 

El comienzo ilusionante dio paso a la decepción australiana

La prueba de fuego real llegaba en Australia, donde la sorpresa saltó en primera ronda al cosechar, en sus propias palabras, "una dura derrota" ante Fernando Verdasco, que ejecutó su venganza de aquella espectacular semifinal que el mallorquín y el madrileño disputaron en el año 2009. La marcha de las Antípodas y la llegada a América pareció sentar mejor a Rafa Nadal, que siempre se ha sentido como en casa en tierras sudamericanas y firmó semifinales en Buenos Aires y Río de Janeiro, donde cayó ante el prometedor Dominic Thiem y Pablo Cuevas respectivamente. 

La dura derrota sufrida en Australia marcó la primera fase de la temporada | Foto: zimbio.com
La dura derrota sufrida en Australia marcó la primera fase de la temporada | Foto: zimbio.com

En el primer Masters 1.000 de la temporada (Indian Wells) tampoco hubo mejor suerte y de nuevo la penúltima ronda del torneo fue un muro insalvable para el jugador español, que vio cómo Djokovic volvía a privarle de disputar una final, que hubiera sido la primera desde el 1 de noviembre de 2015. La costa este de Estados Unidos provocó un problema inesperado en la figura del mejor tenista español de la historia. Un golpe de calor en su primer partido en el torneo desembocó en la retirada del campeonato, lo que significaba cerrar la primera parte de la temporada con sensaciones agridulces.

Vuelta a 'casa'

La llegada a Europa tenísticamente hablando trae consigo la tierra batida, la superficie predilecta de Rafa Nadal y donde ha conseguido mayores logros. Las dudas que aparecieron en los tres primeros meses de competición desaparecieron de un plumazo en Montecarlo, uno de los 'hogares' del balear en el calendario tenístico. Dominic Thiem, Stan Wawrinka, Andy Murray (en ese momento número dos del mundo) y Gael Monfils sucumbieron a una de las mejores versiones del español en los últimos meses, y que le sirvió para llevarse el título.

La tierra batida fue un bálsamo para el mallorquín

Siete días después, Nadal volvió a repetir el bocado a un trofeo, esta vez en territorio español, donde se impuso a Kei Nishikori en la final del Conde de Godó. Estas dos victorias y su inmejorable historial situaron al manacorí como el máximo favorito para reinar una temporada más en Roland Garros, pero antes de viajar a la capital parisina, el balear cayó en semifinales en Madrid ante Andy Murray y en cuartos de final de Roma ante Novak Djokovic, lo que redujo ligeramente su favoritismo e el segundo Grand Slam de la temporada.

Nadal volvió a saborear las mieles del triunfo en Montecarlo | Foto: zimbio.com
Nadal volvió a saborear las mieles del triunfo en Montecarlo | Foto: zimbio.com

El paraíso del tenista de Manacor, el lugar que había dominado durante tantos años, donde había elevado su carrera al nivel de leyenda, le dio la espalda en forma de lesión. Problemas físicos en la muñeca obligaron a Rafa Nadal a retirarse en el duelo de tercera ronda ante Marcel Granollers, lo que significó que, por primera vez en los últimos siete años, el balear no alcanzara al menos los cuartos de final sobre la arcilla de París. La lesión le mantuvo casi dos meses alejado de las pistas, lo que supuso su baja en algunos torneos importantes, especialmente Wimbledon. 

Sueño cumplido

Por tiempo de recuperación y por la cercanía del evento, la presencia de Rafa Nadal en los Juegos Olímpicos de Río 2016 era muy dudosa, y diversas fuentes vaticinaban su ausencia en el evento deportivo más importante del planeta. Sin embargo, su capacidad de esfuerzo y su carácter irreductible le permitieron no sólo llegar a la cita olímpica, sino participar tanto en el cuadro individual como en el de dobles junto a su compañero y amigo Marc López.

Nadal llegó justó a Río, donde ofreció su mejor versión

El jugador mallorquín volvió a su mejor versión cuando todos los focos apuntaban a él. En el torneo individual, Nadal llegó a semifinales, donde un inspirado Del Potro le impidió luchar por la medalla de oro. En la pelea por el bronce, el balear acabó pagando el enorme esfuerzo y, fruto del cansancio, cayó ante Nishikori. Pero el tenista español no se marchó ni mucho menos con la tristeza de sumar un metal en categoría individual, pues se colgó la presea más preciada en dobles junto a Marc López, logrando ser campeón olímpico en ambas modalidades tras el oro conseguido en Pekín 2008.

El balear cumplió su sueño: ser campeón olímpico junto a Marc López | Foto: zimbio.com
El balear cumplió su sueño: ser campeón olímpico junto a Marc López | Foto: zimbio.com

Final infeliz

Después de la gloria alcanzada en tierras brasileñas, Rafa Nadal acusó el tremendo esfuerzo realizado y sólo disputó cuatro torneos más en 2016. La tercera ronda fue su tope en Cincinnati, mientras que en el US Open cayó en cuarta ronda. En Asia, la situación tampoco mejoró para el balear, que perdió en tercera ronda del China Open y en la segunda en Shanghái, donde evidenció su mal estado físico por culpa de diversos problemas físicos, que le llevaron días después a anunciar su prematuro final de temporada.

Pese a cerrar la temporada con malas sensaciones, la realidad es que el mejor tenista español de la historia ha completado un año agridulce. Las lesiones y la imposibilidad de mantener un nivel óptimo de forma durante la mayor parte de la campaña son circunstancias que nunca habían afectado al jugador de Manacor, que sin embargo también ha tenido tiempo de sumar dos títulos más a su palmarés y, sobre todo, proclamarse campeón olímpico de dobles junto a uno de sus mejores amigos. Rafa Nadal continúa su puesta a punto de cara a 2017, cuando espera volver a su mejor versión y retornar a la batalla por el cetro mundial.