A veces la historia da señales que pasan desapercibidas para el aficionado. Hace 17 años exactamente, cuando América arrancó por enésima vez un torneo con malos augurios tras perder con Pachuca, pocos prestaron atención al autor del 1º gol azulcrema. Mucho menos repararon en la forma del tanto; un cabezazo tras un tiro de esquina. Las notas del día siguiente solo hablaban de una nueva caída del América que hacía presagiar que la racha de más de una década sin títulos se alargaría más.

Ese día, 6 de enero de 2002, debutó con gol en América un hombre llegado de los rojinegros del Atlas, Hugo Norberto Castillo. El nacido en Misiones, Argentina, había vivido momentos brillantes con los Zorros pero su llegada al cuadro de Coapa había sido opacada por la vuelta de Luis Hernández y la incontestable figura en el ataque del chileno Iván Zamorano. Pese a ello, el 'chaparrón' atacante se las arregló para hacerse presente con un testarazo en el primer gol azulcrema de aquel Verano 2002.

De a poco Hugo Castillo fue ganándose un lugar, siendo titular en los 16 primeros partidos de aquel torneo, aunque frecuentemente (en 9 de ellos) salía de cambio. Sus cuatro goles en el torneo ayudaron al América ha lograr una sufrida clasificación en 8º lugar. Curiosamente ninguno de ellos volvió a ser con la cabeza, sino con disparos precisos, el arma favorita del “Misionero”.

Hacia el final del torneo las Águilas enfrentaron un saturado calendario, pues debieron luchar tanto en Copa Libertadores como en la Liga, lo que orilló a Manuel Lapuente a combinar jugadores titulares y suplentes en ambos frentes. Hugo Castillo pagó los platos rotos, quedándose afuera del once inicial en la vuelta de los Cuartos de final ante La Piedad y toda la ronda de semifinales ante Pumas. Un duro golpe para el delantero azulcrema que veía como la emergente figura de Christian Patiño lo dejaba fuera de las instancias definitivas.

Su vuelta a la titularidad en la final de ida ante Necaxa era un justo reconocimiento a su regularidad en el torneo. Sin embargo su desempeño no fue el mejor,  por lo que fue substituido en el minuto 70, en la derrota de las Águilas por 0-2 ante los Rayos. Durante los días posteriores, la prensa cuestionó su posible presencia en el duelo definitivo. Todo parecía indicar que el uruguayo Marcelo Lipatín tomaría su lugar, pero en el último momento una lesión de Iván Zamorano permitió que Castillo entrará desde el arranque.

La memoria es corta y en el futbol aún más. Cuando en el minuto 117, Álvaro Ortiz se acercó a cobrar un tiro de esquina pocos repararon en cómo había iniciado el largo camino del Verano 2002. Muy posiblemente lo olvidaron los defensas necaxistas (hacían lo imposible por detener a Iván Zamorano), seguramente tampoco lo tenía fresco el “Garrita” (solo pensaba en patear decentemente la pelota) y mucho menos tú y yo (angustiados con una losa de 13 años). Bastaba con que lo recordara él para acabar con esa maldita sequía y entrar en la eternidad azulcrema. Más que un cabezazo, era su misión con la historia.