El oro europeo sigue siendo una barrera que España no puede traspasar. No lo logró en 1996, ni en 1998, tampoco en 2006 y no lo ha conseguido en 2016. Esta vez fue Alemania la que apartó a la selección española del cetro continental, en un partido al que nunca consiguieron entrar los 'Hispanos'.

Se está convirtiendo en una constante el hecho de que la final de los grandes campeonatos no tenga mucha historia. Así ocurrió hace dos años, cuando Francia pasó por encima de Dinamarca en el Europeo, o hace tres, cuando España también avasalló desde el comienzo a la propia selección danesa. En esta ocasión los 'Hispanos' no han sido los verdugos sino las víctimas de la tortura germana.

Todo ha ocurrido alrededor de la inspiración de un portero llamado a dominar el futuro, aunque visto lo visto ya lo hace en el presente. Andreas Wolff ha sido el último escollo con el que se ha topado el ataque español, que ya de por sí ha encontrado muchísimas dificultades para llegar a lanzar sobre la portería rival.

Alemania ha dado una exhibición defensiva y España ha estado siempre maniatada

La defensa del equipo de Manolo Cadenas no ha rendido a mal nivel, pero los problemas han llegado en ataque, pues no han entrado en ritmo en ningún momento. El seleccionador Dagur Sigurdsson ha preparado a la perfección el partido, centrando la atención sobre el pivote español con un gran sistema de ayudas. Sus jugadores han respondido con una intensidad y una concentración dignas de lo que se estaban jugando. Las caras y los gestos de los alemanes desde el principio contrastaba con sus rivales. Los españoles han empezado dubitativos y parecían anonadados ante lo que tenían enfrente y han arrastrado esa losa durante todo el duelo.

Alemania es la gran potencia

El mérito de esta selección alemana es doble, puesto que ha conseguido su segundo oro en un Europeo con todos sus teóricos titulares lesionados. Los problemas físicos de Uwe Gensheimer, Patrick Groetzki, Paul Drux y Patrick Wiencek ya parecían limitar el poderío del equipo teutón antes de empezar el campeonato, pero los problemas todavía serían mayores tras las lesiones de Christian Dissinger y Steffen Weinhold durante la 'main round'.

Para cubrir la baja del lateral zurdo llegó a la expedición alemana hace apenas una semana Kai Häfner, que al fin y a la postre ha sido el gran héroe del equipo. Fue quien consiguió el gol decisivo en la prórroga de la semifinal contra Noruega y ha liderado el ataque de su equipo en la final, consiguiendo que siete de sus cañonazos batieran la portería de Arpad Sterbik.

Häfner fue un dolor de cabeza para la defensa española. Foto: Uros Hocevar.
Häfner fue un dolor de cabeza para la defensa española. Foto: Uros Hocevar.

Con sus seis jugadores de campo titulares lesionados, Alemania ha conseguido ganar el Europeo

La selección alemana llevaba casi una década naufragando en el mundo del balonmano. El poderío de la Bundesliga no lograba refrendarse con buenas actuaciones de su combinado nacional, incluso se quedaron fuera del anterior Europeo, de los últimos Juegos Olímpicos y del Mundial del año pasado (aunque finalmente recibieron una invitación). Esta vez, cuando menos se podía pensar en ellos como favoritos, han logrado devolver al balonmano alemán a lo más alto.

La victoria les sirve además para clasificarse matemáticamente para los próximos Juegos Olímpicos. España, por su parte, queda abocada a la disputa de un preolímpico para lograr el pasaporte a Río de Janeiro.

Una apisonadora sorprende a los 'Hispanos'

Los primeros compases ya avisaron de que España no estaba ante su mejor día. Los ataques hispanos terminaban en pérdidas de balón tras no encontrar buenas posiciones de lanzamiento. Además, una exclusión de Gedeón Guardiola (que en realidad merecía Víctor Tomás) dificultaba las cosas a los de Manolo Cadenas. El gran inicio de partido de Arpad Sterbik era la única buena noticia para los españoles, pero ofensivamente no había ideas. El primer gol de España llegó desde los siete metros cuando ya se habían consumido más de seis minutos y medio de partido.

Por contra, Alemania empezaba a arrancar con un Häfner que seguía en estado de gracia tras marcar el gol decisivo en semifinales. El marcador se escapaba al 4-1 con tres goles del zurdo y Cadenas tenía que pedir tiempo muerto antes de lo que le hubiera gustado.

El parcial inicial era de 7-2 pero lo peor para los 'Hispanos' eran las sensaciones

Ni siquiera en superioridad numérica encontraba España la forma de hacer daño a la zaga teutona, en el recuerdo empezaba a asomar la final del Mundial 2013, esta vez con España en el papel contrario. Los 'Hispanos' estaban confusos, sin soluciones, incapaces además de frenar el ataque alemán. Las caras de los teutones casi celebraban la victoria antes de llegar al primer cuarto de hora. El joven extremo Rune Dahmke lograba el 7-2 que empezaba a ser preocupante.

Las caras de los españoles eran de desconcierto. Foto: Uros Hocevar.
Las caras de los españoles eran de desconcierto. Foto: Uros Hocevar.

Ligera reacción española

La euforia alemana les llevó a aumentar la dureza en defensa hasta un nivel peligroso y empezaron a llover exclusiones. Con superioridad numérica en la cancha los españoles lograron limar distancias, con Álex Dujshebaev y Joan Cañellas como goleadores. Pero se acercaban los últimos siete minutos de la primera parte y España llevaba sólo cuatro goles, mientras que acumulaba ya casi el doble de pérdidas de balón.

Con uno menos España logró acercarse en el marcador

Paradójicamente, una exclusión de Viran Morros hizo reaccionar a la selección española, que logró ganar el parcial de dos minutos con una gran defensa y la aportación en último término de Sterbik, que rondaba la mitad de lanzamientos parados. El cambio de sistema defensivo a un 5:1 con Cristian Ugalde de avanzado daba buen resultado, pero en ataque los 'Hispanos' seguían estrellándose en Wolff.

El gran problema llegó con la segunda exclusión de Gedeón, por un contacto que nunca existió. El bastión defensivo español estaba al borde de la descalificación y quedaba toda la segunda mitad por disputarse. El cambio en la dinámica que había conseguido España se anuló con dos goles de mucha fortuna para los alemanes, con los que se iban al descanso con un resultado de 10-6.

Wolff decide el partido

La segunda mitad arrancó con más malas noticias para los españoles, con Alemania logrando un parcial de 2-0 con el que lograba doblar a su rival en el marcador, tras una contra de Pekeler.

España chocó una y otra vez con Andreas Wolff, merecidamente nombrado mejor portero del campeonato

Ante las dificultades ofensivas Cadenas decidió realizar un cambio táctico y jugar con dos pivotes, con Aginagalde y Baena compartiendo minutos en pista. Pero ninguno de los dos sería el protagonista. Ese papel estaba reservado a Andreas Wolff. Llegado el minuto 40 el joven portero alemán seguía con un porcentaje de acierto cercano al 55%, intimidando incluso a dos grandes lanzadores de siete metros como Valero Rivera y Joan Cañellas.

A la tercera pena máxima consecutiva Víctor Tomás anotaba por fin y ponía el 14-9 en el marcador. Sin embargo, dos zambombazos de Häfner volvieron a lanzar en el marcador a Alemania. De nuevo tenía que pedir tiempo muerto Cadenas. Con un cuarto de hora por delante y siete goles de desventaja, a los 'Hispanos' ya sólo les valía la heroica.

Las urgencias terminaron por cavar la tumba de España, que empezó a precipitarse en ataque al verse incapaz de superar la muralla germana. Sólo los lanzamientos de siete metros de Tomás daban algo de aire a los españoles, pero Häfner seguía imparable, frenarle era una verdadera incógnita para los defensores de rojo.

La frustración era evidente y las caras de los españoles, jugadores y aficionados, eran de derrota. Una penetración de Dahmke ponía el 21-13 con ocho minutos por jugarse y prácticamente sellaba el partido. La diferencia todavía crecería y llegaría a ser de nueve goles, solamente la relajación de una Alemania que durante minutos estuvo celebrando el triunfo hizo que el resultado final no fuera tan sonrojante.

Alemania celebra con el trofeo de campeón. Foto: Uros Hocevar.
Alemania celebra con el trofeo de campeón. Foto: Uros Hocevar.

MVP para Raúl Entrerríos

La extraña costumbre de los organizadores de balonmano de decidir los premios de los torneos internacionales antes de comenzar la final hizo que en las horas previas al partido ya se conociera el premiado como jugador del torneo y los miembros del siete ideal del campeonato.

Julen Aginagalde fue distinguido como mejor pivote y Valero Rivera fue el máximo goleador del Europeo

El asturiano Raúl Entrerríos saltaba a la final consciente de que la organización ya le había designado MVP del campeonato. No hizo una buena final, como sí hizo por el contrario el que ha sido nombrado como mejor portero, el alemán Andreas Wolff. El resto del equipo se completa con Tobias Reichmann y Manuel Strlek en los extremos, Michal Jurecki y Johan Jakobsson en los laterales, Sander Sagosen como central y Julen Aginaglade como mejor pivote. Además, el danés Henrik Mollgaard fue distinguido como mejor defensor y el español Valero Rivera terminó como máximo goleador, con 48 dianas.

España sigue siendo elite en el balonmano, se suceden los campeonatos y siempre está en la lucha por las medallas, pero ha vuelto a tropezar en el momento decisivo en un Europeo. Es la cuarta medalla de plata en el torneo continental, el de más nivel del mundo, a las que hay que añadir dos bronces. Las seis medallas hacen de España la selección con más metales en un Europeo, igualada con Dinamarca, pero el dorado sigue resistiéndose. En 2018 habrá una nueva oportunidad, en Croacia.