Después de sufrir la mayor pájara de toda su carrera el ciclista belga Remco Evenepoel se negaba a abandonar la carrera de tres semanas ya que es consciente de todo el esfuerzo físico que le ha supuesto competir por ganar la carrera.
La estrategia en el Soudal Quick-Step ha cambiado con el paso de las etapas. El equipo se ha puesto a trabajar en función de los intereses de su líder. Al fin y al cabo no es el fin del mundo no poder revalidar el campeonato si demuestras tu mejor versión ganando etapas.
Remco Evenepoel sigue regalando show
La ambición que ha mostrado el ciclista en los últimos días no se puede medir en palabras debido a la consistencia y fuerza para competir de forma diaria por importantes victorias. De forma personal se ha encargado de tirar la mayoría de kilómetros.
La diferencia ha ido aumentando hasta 11 minutos que ha supuesto el punto y final a la lucha con el grupo de favoritos. Las mayores amenazas para el belga se encontraban en la escapada. Andreas Kron, Damiano Caruso... muchos fueron los que intentaron seguir su ritmo.
En la primera subida integra a la Cruz de Linares soltaba a todos sus rivales para seguir disfrutando de la carrera y aspirar a su tercera victoria de etapa y consolidar su maillot de puntos azules, una victoria moral y física para preparar el Tour de Francia el próximo año.
Una nueva victoria para su orgullo y su equipo y no se descarta que en la Sierra de Guadarrama intente el póker que sería histórico para sumar calidad a la escapada y seguir regalando show a la carrera que se encuentra estabilizada en lo más alto.
Respeto al líder
En las curvas más duras de la Cruz de Linares el único equipo a excepción del Jumbo-Visma con capacidad para romper el grupo del pelotón con fuerza era el Bahrain Victorious. La cara más ofensiva de Mikel Landa en la Vuelta se está viendo en esta edición.
Todos sus compañeros volvieron a mostrar su mejor versión intentando dejar solo a su líder. Un ataque duro seguido por Juan Ayuso era neutralizado por Sepp Kuss con el trabajo de sus compañeros de equipo. Reinaba la paz hasta un nuevo ataque de Ayuso.
Todo más organizado dejaba a Wout Poels cazando a los fugados y siendo Mikel Landa el que pedía calma viendo que no los dejaban. Jonas Vingegaard en su papel de gregario tiraba del grupo y en un ataque bastante duro cedía del grupo.
El propio Primoz Roglic tampoco estaba en su mejor condición y el líder cerró los huecos marcando distancia con su compañero. Una emboscada o una sorpresiva caída podría ser lo que le haga perder un maillot de líder que se ha ganado a base de trabajo y esfuerzo.