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Una Fiesta Nacional descafeinada

Francia lleva nueve años sin ver a uno de los suyos triunfar en el Tour de Francia el 14 de julio, el día de la Fiesta Nacional en el país galo. Esta es una muestra más del bache que está sufriendo el ciclismo francés en los últimos años. Pero ahora, las cosas son distintas. Están ante el nacimiento y asentamiento de una gran generación de ciclistas y llegan con uno de los suyos como líder.

Una Fiesta Nacional descafeinada
Foto: Le Tour
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Por VAVEL

El 14 de julio Francia se viste de gala cada año. Los galos se preparan para conmemorar la Toma de la Bastilla allá por 1789, lo que supuso el germen de la Revolución Francesa que acabaría siendo un hecho de vital importancia para la historia contemporánea. Por ello, este día es tan importante más allá de los Pirineos, pero durante los últimos años hay un elemento que no acompaña a este ambiente festivo: las victorias francesas en el Tour de Francia.

Para un francés es importantísimo celebrar la Fiesta Nacional pudiendo disfrutar de una victoria de un compatriota suyo en la carrera más glamurosa del mundo, el Tour de Francia. El aficionado galo lleva varios años sin poder tener un 14 de julio completo, ya que los ciclistas locales no son capaces de vencer, algo que demuestra el descenso de nivel en los últimos años de los corredores procedentes del país francés.

Desde 2005, cuando Moncoutié logró triunfar en Digne-Les-Bains, el casillero de victorias francesas en este día ha sido un páramo. El único oasis de felicidad para la parroquia gala se produjo en 2011. En esa etapa, con final en Luz Ardiden, el vencedor fue el asturiano Samuel Sánchez, pero el liderato de la carrera siguió en manos de Thomas Voeckler, que sumaba así su cuarta jornada con el maillot amarillo en su poder.

Esta es la peor racha de un 14 de julio sin victoria francesa. Desde 2005 han logrado triunfar en este día Popovych, Gerdemann, Piepoli (aunque fue sancionado por dopaje y la victoria recayó sobre Cobo), Cavendish, Paulinho, Samuel Sánchez, Greipel y Trentin. Aun así, esto no es nada nuevo, ya que en los últimos 20 años solo han podido presenciar cuatro triunfos franceses y dos líderes galos el 14 de julio.

Los vencedores, además de Moncoutié, fueron Richard Virenque en Saint-Flour en 2004, en un día en el que Thomas Voeckler vestía el maillot amarillo y pudo mantenerlo por sexta jornada consecutiva hasta que en la decimoquinta etapa de aquella edición se lo arrebató Lance Armstrong. Anteriormente logró vencer Laurent Jalabert en dos ocasiones, en 2001 en Colmar y en 1995 en Mende con Induráin vestido de amarillo.

Las opciones francesas para romper la mala racha

No hay grandes opciones locales para triunfar en La Planche de Belles Filles, pero sí que tienen distintas alternativas. El primer detalle es que un francés, Tony Gallopin (Lotto), llegará a este significativo día con el maillot amarillo, hecho que no se daba desde 2011, cuando lo portaba Voeckler. Pueden luchar por el triunfo buenos escaladores como Pierre Rolland (Europcar), Romain Bardet (AG2R) o Thibaut Pinot (FDJ) que, al no estar muy bien situados en la general, tendrán cierto margen para buscar la gloria.

También cabe la posibilidad de que una fuga llegue en solitario a lo alto de esta ascensión, momento en el que los cazaetapas sacarían a relucir todas sus cualidades. Christophe Riblon (AG2R), Sylvain Chavanel (IAM) y, sobre todo, Thomas Voeckler (Europcar), serían las bazas francesas si la situación de carrera fuese esta.  

Además llegan con el subidón moral conseguido este domingo en la etapa de Mulhouse, en donde Tony Gallopin, un francés perteneciente a esta nueva generación, se ponía líder tras una valiente etapa. Será un día de gloria para el de Dourdan que tendrá pocas opciones de mantener el maillot amarillo en su día, el día de la gloria para Francia.