Matteo Trentin ha logrado su tercera victoria como profesional, tras vencer el pasado año en la 14ª etapa del Tour y en el Tour de Suiza 2014, donde se imponía en un sprint con grandes velocistas. Hoy, de nuevo en una etapa del Tour, ha logrado su tercera gran victoria ante un Peter Sagan obcecado con la victoria.

Un joven pero potente ciclista

Con solo 24 años y con dos grandes vueltas a las espaldas, este ciclista, nacido en Borgo Valsugana, en la montañosa provincia de Trento, un lugar ideal para la práctica del ciclismo y un lugar con mucha tradición ciclista. Ahí, del corazón de los Dolomitas, nació este potente ciclista que ha ido labrándose un buen futuro en muy poco tiempo.

Comenzaba su carrera ciclista como amateur en el Moro Scott, pasando posteriormente por el Marchiol Orogildo y por el Team Brilla-Pasta para dar el salto al profesionalismo en 2011, acogido por la estructura de Quick Step.

Como amateur, consiguió buenas victorias como en el Giro Friuli Venezia Giulia, en 2010, además del Gran Premio de la Liberazione y el Trofeo Alcide Degasperi, en 2011. En ese año, como decimos, dio el salto al profesionalismo de la mano del Quick Step, un equipo siempre potente, con gente rápida y de mucha potencia en busca de carreras tipo clásicas y de victorias al sprint, además de un buen trato en la contrarreloj. Justo los ingredientes que tenía un ciclista con mucho futuro.

Lefevre le da confianza

Fue ahí, en la estructura de Patrick Lefevre, donde se ha ido curtiendo Trentin, un ciclista que ha ido demostrando su velocidad y potencia, además de su habilidad para meterse en las fugas como demostró en el pasado Tour de Francia, cuando se imponía en Lyon. Un día de media montaña, de los que gustan en la carrera francesa, propio para aventureros. Una fuga de nivel con hombres buenos para la montaña como Talansky, Kadri o Geschke, además de grandes rematadores como Albasini, Rojas, Vichot o Bakelants, que son rápidos en este tipo de llegadas. Trentin fue haciendo camino junto con sus 18 compañeros de fuga para acabar la jugada en las largas calles de Lyon, rematando en un gran sprint final. Esa etapa catapultó a Trentin dentro de Omega para ser más que un mero gregario o lanzador, para convertirse en uno de los importantes.

Poco a poco ha ido cogiendo confianza dentro de la estructura de Omega para liderar al equipo en llegadas al sprint de vueltas menores o incluso ser uno de los grandes candidatos a la victoria en sprints reducidos en un final duro. Así consiguió su segunda victoria como profesional, en la Vuelta a Suiza, aunque en un final con gente de mucha calidad. No fue llegada masiva pero los puertos previos tampoco hicieron bien su trabajo. Los velocistas puros llegaban a la ciudad de Delemont sin que los altos de segunda y tercera de treinta kilómetros hicieran mella. Ciclistas como Swift, Rojas o Modolo pasaban el corte y se jugaban la victoria final. Pero Omega Pharma hizo un gran esfuerzo, con un espléndido trabajo del por entonces líder de la general, Tony Martin, para llevar a Trentin hacia la victoria. Plena confianza en él, demostrando los galones que se había ganado con el tiempo y el trabajo. Martin, como una locomotora, tiró del grupo para llevar cómodo al italiano que remató con un gran sprint final por delante de gente muy potente como Benatti o Gavazzi, además de los nombrados Swift, Rojas y Modolo.

Trentin se impone en Delemont (Fuente: Bettini Photo).

Con motivación y confianza al Tour

Esa victoria le hizo llegar con mucha moral a un Tour clave para su equipo, con las victorias de Cavendish y el protagonismo de Kwiatkowski en mente. Partía como hombre de apoyo y uno de los gregarios más fuertes de Cavendish para los últimos kilómetros. Con potencia suficiente para enfilar la carrera en los últimos 1000 metros, se quedaba sin rol al marcharse Cav para casa a las primeras de cambio. Se quedó como gregario de Renshaw pero el objetivo y la ambición no era la misma. Fue entonces cuando Lefevre apostó todo al rojo, todo al italiano. Y les salió bien.

Todo estaba previsto para la llegada, las dos cotas seleccionarían la carrera y Sagan y Van Avermaert lo intentaban delante pero un pelotón reducido, lleno de ciclistas con ganas de rematar con victoria. Supo permanecer delante evitando la caída de los últimos metros para acabar jugándose el tipo con Sagan, de tú a tú, e imponiéndose por unos centímetros. Potencia, habilidad...un hombre hecho para y por los sprints reducidos, hecho por y para el Tour.

A todo esto hay que sumar la habilidad y la potencia contra el crono, habiendo ganado junto con su equipo varias cronos por equipos, aún le falta la suya personal, pero eso ya será otra historia.

Todo el futuro por delante de este potente ciclista, con habilidad, clase y confianza para imponerse en los complicados más extravagantes, en los escenarios del olimpo del ciclismo, en el Tour.