Ponferrada pasará a la historia del ciclismo por organizar el Mundial de 2014, pero podría aparecer en los anales de este deporte si Tony Martin consigue la gesta de lograr su cuarto arcoiris en contrarreloj. El alemán está ante una oportunidad única de convertirse en el primer ciclista que logra semejante botín, superando al australiano Michael Rogers, que logró el título mundial contra el crono en tres ocasiones: 2003, 2004 y 2005.
Der Panzerwagen (El Tanque), como conocen a Tony Martin en Alemania, no falla cuando se le pone una contrarreloj de por medio. Y menos aún cuando es el objetivo del año, como en el caso del Mundial de Ponferrada. Todos apuntan al fenomenal ciclista de Cottbus como gran favorito para revalidar el arcoiris, ante ausencia de Fabian Cancellara, su gran rival en los últimos tiempos. El resto de hombres que podrían pelearle el título a Tony Martin como son Dumoulin, Wiggins, Taylor Phinney o Adriano Malori están un peldaño por debajo del teutón.
Fiabilidad plena contrarreloj
Los datos del rendimiento del alemán contra el crono hablan por sí solos. Esta temporada ha disputado 12 contrarrelojes de las que ha ganado siete, un 60% de las disputadas. Algunas de ellas se le han escapado por márgenes tan escasos como un segundo, caso de la contrarreloj final en Neuchatel del Tour de Romandía que se llevó Chris Froome.
Todas estas derrotas se produjeron hasta abril, momento en el que estaba perfeccionando su forma física, pero a partir de ese momento no ha dejado escapar ni una: las dos del Tour de Bélgica (donde se llevó la general), la del Tour de Suiza, el Campeonato Nacional de Alemania, la crono del Tour y la de la Vuelta han ido a parar a su zurrón, uniéndose a la lograda previamente en País Vasco.
A todo esto ha añadido triunfos en etapas en línea, algo que no era muy habitual en el de Cottbus, pero que demuestra su potencia física y su evolución. Venció en la segunda etapa de la Vuelta al País Vasco con final en Undazabi y en la novena del Tour de Francia con meta en Mulhouse. Ambas fueron dos demostraciones de fuerza en la que nadie pudo evitar el triunfo de Tony Martin.
El Mundial y Tony Martin, amor a primera vista
El alemán debutó en un Mundial de Ciclismo en la prueba de contrarreloj en el año 2008, en la ciudad italiana de Varese, con un séptimo puesto. Su evolución era clara y en las ediciones posteriores, en 2009 (Mendrisio) y 2010 (Geelong) ya pisó el podio con dos terceros puestos. En ambas ocasiones, el vencedor fue Fabian Cancellara.
En Copenhague, muy cerca de su Alemania natal, Der Panzerwagen se hizo con su primer arcoiris. Con un tiempo de 53:43, mejorando en más de un minuto el crono del segundo, Bradley Wiggins, logró la victoria y su primer oro mundial. El británico se tomó su revancha personal once meses después, en los Juegos Olímpicos de Londres, donde Wiggins y Martin se intercambiaron las posiciones.
No tardaría el teutón en volver a probar las mieles del oro. En Valkenburg revalidó su maillot arcoiris en un final muy peleado con Taylor Phinney, al que solo superó por cinco segundos. El estadounidense dio su primera gran muestra de su potencial contra el reloj y que sería uno de los hombres fuertes de la especialidad en las próximas temporadas.
Tony Martin completó su hat-trick particular de títulos mundiales en Florencia. El de Cottbus, con el Duomo de testigo, arrolló a sus rivales y superó en casi un minuto a Bradley Wiggins, que tuvo que volver a resignarse ante el alemán y conformarse con la plata, y a Fabian Cancellara, que se quedó a centésimas del subcampeonato.
No cabe duda de que el fenomenal contrarrelojista alemán vive un bonito idilio con la cita mundialista, en la que lleva tres años consecutivos campeonando. Martin quiere que Ponferrada sea el éxito de una gesta histórica, la de lograr el cuarto arcoiris contra el crono consecutivo y ser el primero en conseguir dicha marca que, a buen seguro, será muy difícil de superar. No solo eso, sino que el teutón tiene 29 años actualmente y es probable que tenga más ocasiones para alzarse con el oro en esta disciplina.
En la Vuelta a España, de la que se retiró en la etapa de Lagos de Covadonga, demostró que su estado físico es excepcional. Además de ganar la contrarreloj de Borja, con la subida al Alto del Moncayo que claramente le perjudicaba en la lucha por el triunfo, derrochó potencia y fuerza en varios momentos de la carrera española encabezando el pelotón para la persecución de la fuga o preparando el terreno para los suyos. Der Panzerwagen llega a Ponferrada con una misión entre ceja y ceja: hacerse eterno.