Difícil imaginar un escenario competitivo tan rico y atractivo en pleno mes de febrero. Hasta no hace muchos años, era el Tour el que acaparaba todo el calendario, sobre todo en el plano mediático. Los años de Armstrong fueron duros en ese sentido, con evoluciones hacia la Boucle de pocos días de competición y un solo pico de forma, condicionado, en no pocos casos, por los programas médicos con EPO.

El cambio de década rompe, prácticamente por completo, con esas prácticas, afortunadamente. En las últimas temporadas se ha visto como los jefes de fila dan capital importancia a las pruebas inaugurales del calendario, como San Luis, Omán, Algarve y, más recientemente, Andalucía.

La semana pasada se pudo asistir, casi ojipláticos, a un intenso duelo en clave Tour entre Alberto Contador y Chris Froome, con trofeo final para el segundo. Una victoria más en términos morales que deportiva, por solo dos segundos, que abre aún más la veta de la rivalidad entre los dos 'capos' del ciclismo mundial.

Se repitieron escenas muy similares a las de la pasada Vuelta a España, solo que ahora la balanza se nivela en favor del lado británico. Froome aguantó la embestida inicial del madrileño en el primero de los dos finales en alto de la Ruta del Sol, Hazas Llanas, y luchó contra sus fantasmas en el segundo, Allanadas, una subida más corta y explosiva, donde se sintió como pez en el agua.

La balanza se ha nivelado en favor de Froome, pero el enfrentamiento será largo y altamente igualado

Hubo errores puntuales de un lado u otro, pero los datos, mezclado con lo visto en la carretera, da como resultado un claro empate en este primer choque. Mayor satisfacción puede albergar Froome, que ha revertido la tendencia negativa de 2014 y la ha encauzado a base de su potente ataque del pasado sábado.

Un demarraje que transmite infinidad de sensaciones, sobre todo de cara al futuro. Contador solo pudo defenderse ante el mejor turbo de su adversario, que recordó a los vistos en el Tour 2013, la cumbre competitiva del 'keniata'.

Pero en ciclismo lo importante es mantener ese estado de forma, desarrollándolo de cara a las grandes citas. Ahí entra el siguiente paso para Froome y su potente pléyade de gregarios está en Italia, en la célebre Tirreno-Adriático (11-17 de marzo). La ronda de RCS está despegando la etiqueta de cuarta grande a la Vuelta a Suiza, sobre todo debido a la lista de dorsales de los últimos años. Supone una cita clave para ver la evolución de los jefes de fila de cara a Giro o Tour.

Froome tiene en esa Tirreno una oportunidad ideal de asestar un golpe, sobre todo psicológico, al español. El año pasado, debido a problemas físicos, no pudo medirse a un Contador sublime en la carrera de los dos mares. El líder de Sky ha afrontado Andalucía, tal y como aseguró una vez vestido de rojo, “pensando en encontrar y probar sus piernas”. Y ha salido de allí con mejores expectativas de las que en un principio pensaba.

De ganar en Tirreno, Froome daría un paso muy importante en relación a sus aspiraciones

La Tirreno de este año posee tres importantes test para ver la evolución y confirmar la recuperación física y anímica de Froome: el primero es en la cuarta etapa, con el complicado final en Castelraimondo; segundo la meta en alto de Terminillo, concebido como jornada reina de la prueba; y tercero, la clásica crono final en San Benedetto del Tronto, que, aunque corta, puede ser decisiva para rematar la general e imponer un golpe de autoridad sobre un Contador con un calendario más ambicioso y exigente.

Ambos compartirán programa hasta la Volta a Catalunya, a la semana siguiente de acabar Tirreno, según confirmó Sky ayer a Biciciclismo. Después sus caminos se separarán hasta la gran cita de julio. Froome aún no ha confirmado si hará Romandía o Dauphiné y Contador estará concentrado en altura en el mes de abril, preparándose para el Giro de Italia. Después, el de Tinkoff no tiene previsto competir hasta el Tour. 

Así pues, aguardan dos duelos de alto voltaje para el próximo mes de marzo, donde Froome está en la necesidad de confirmar su disposición de poner fin a la actual hegemonía de Contador en el escenario 'vueltómano'. Cuenta con un plan de competición menos cargado que el de su rival, aunque la ansiedad por no fallar, especialmente en el Tour, es si cabe mayor que la del 'pistolero'.

Para Froome, 2015 es el año y Tirreno es parada obligatoria para asaltar el trono. Cuenta con un equipo altamente reforzado y competitivo. Asimismo, debe aprovechar la tesitura actual para evitar que otros rivales periféricos, como Quintana o Nibali, asienten su progresión en estas paradas intermedias y se presenten en la Grand Départ de Utrecht con la tranquilidad de haber cumplido los deberes. Por otro lado, el gran reto Giro-Tour de Contador podría beneficiar a Froome en la ronda gala, a la que llegará con mucho menos desgaste.

El británico, y su entorno, tendrán que jugar con sus rivales sobre todo en el plano psicológico, asestar los golpes en el momento oportuno. Triunfar en Tirreno, donde se encontrará con todos ellos, supondría ganar una manga crucial en el camino hacia su deseado segundo Tour de Francia.