Arnaud Démare es uno de esos ciclistas que tiene marcado con rojo este 2015. El velocista francés está ante su año, el año de su eclosión definitiva tras varios amagos en tiempos pasados. Su temprano ebullición, al año siguiente de ser campeón del mundo sub 23 en 2011, quizás ha podido influir en su decepcionante año pasado. Un año que, a pesar de sus quince victorias (solo superado por Greipel con 16), ha sido un tanto desilusionante. Así que 2015 debe ser el año de Démare, ya sin competencia directa dentro del equipo, con una legión de gregarios dispuestos a llevarle lo mejor colocado posible hacia las victorias.

"En 2014 sufría para permanecer en el pelotón"

Precisamente en 2015, fracasó en su gran objetivo, el Tour de Francia, donde no consiguió brillar, más alla de dos terceros puestos parciales. Démare admite que sufrío mucho durante la carrera. "No era habitual sentirme tan mal solo permaneciendo en el pelotón", a la vez que reconocía que la rivalidad con su excompañero de equipo Nacer Bouhanni pudo afectar a su rendimiento y concentración en la carrera. "Espero estar más fresco porque el año pasado no estaba al 100%", sentenciaba.

Pero ya hablando del presente, el año no comenzó excesivamente bien para él, con una discreta actuación en Catar y Omán, en donde consiguió un tercer puesto como mejor resultado. "Es verdad que tuve malas sensaciones, pero creo que el tiempo me afectó. Después de haber superado el calor, recuperé las fuerzas", afirmaba el ciclista de la FDJ. El pasado sábado en la Omloop Het Nieuwsblad tuvo la oportunidad de enmendar su discreto arranque de año. "Me sentí el mismo de siempre. Las piernas están mejor así que estoy aliviado", comentaba tras su décimo puesto en la primera clásica de pavé del curso.

"Antes hablaba de Roubaix como un sueño. Ahora siento que algún día puedo convertirlo en realidad"

Un pavé en el que Démare tiene mucha ilusión puesta. Una superficie que le viene muy bien, tal y como ha demostrado en el pasado habiendo triunfado en Le Samyn, Tres días de Flandes Occidental o Tour de l'Eurometropole. París-Roubaix es un sueño para él. "Anteriormente hablaba de Roubaix como un sueño. Ahora siento que algún día puedo llegar a convertirlo en realidad", reconcía el de Beauvais admitiendo que su gran objetivo en 2015 es ganar una etapa del Tour. "Prefiero no forzar. Siempre lo he hecho de esta manera. Con 23 años no puedo tener la fuerza de corredores de 27", reconoce dejando su objetivo de Roubaix para el futuro.

El director deportivo de la FDJ, Marc Madiot, reconoce en el velocista francés a un futuro ganador en el Infierno del Norte. "Es verdad que a menudo hablamos de Roubaix, pero a largo plazo", admite el propio ciclista. La dureza de Roubaix le marcó en 2014, cuando acabó duodécimo en el velódromo. "Cuando pasaba por Carrefour de l'Arbre me sentía débil e impotente. Sufrí mucho. Cuando sea capaz de llegar al final y sentir que puedo atacar, entonces diré: 'Bien, quizás el próximo año será'", reconoce sin reparos.

Sus objetivos durante la primavera son claros: ganar etapas en París-Niza, pelear por la victoria en Milán-San Remo, ganar alguna Clásica como la Gante-Wevelgem, completar Roubaix con buenas sensaciones y rematar con un buen Giro de Italia. Con el Tour de Francia en el punto de mira, estas carreras le servirán para adquirir el ritmo ganador que necesita de cara a la ronda francesa.