Con una mirada desafiante, Alberto Contador vislumbraba el horizonte, serio y prudente. Estaba ante otra gran oportunidad de conquistar de nuevo el Giro de Italia. Y es que desde que les desposeyeran de su Giro 2011, el pinteño no ha vuelto a correr la Corsa Rosa, carrera que como él siempre ha definido como "la carrera más bonita del mundo".
Sus rivales en la general, Fabio Aru y Mikel Landa, recibían las últimas indicaciones desde el coche de Astana. Estaban preparando una nueva estrategia para la última jornada de alta montaña. 151 kilómetros de "paseo", totalmente llanos, formaban la primera parte de la penúltima etapa del Giro de Italia. Un calentamiento perfecto para que las piernas, aún entumecidas, empezarán a soltarse para lo que venía después, un encadenado entre Colle delle Finestre y Sestriere. Un castigo demasiado duro para los corredores después de todo lo que llevan recorrido.
Había mucho juego, maglia rosa, maglia azurra, el top-ten, el podio etc... No sería un día fácil para nadie. Mientras Tinkoff fingía controlar la carrera, una escapada ya habitual en este tipo de etapas se formaban. Diego Ulissi (LAM), Julien Berard (ALM), Nicola Boem (BAR), Aleksejs Saramontis (IAM), Ion Izagirre (MOV), Matteo Busato (STH), Giacomo Berlato (NVF) e Ilnur Zakarin (KAT) intentaron dar la sorpresa en Sestriere. Solamente el ruso de Kathusa mantuvo el pulso con los capos hasta los últimos cinco kilómetros del primero de los dos puertos, el Colle delle Finestre, donde las fuerzas ya no llegaban.
Entre la muchedumbre, trasladada al primer puerto en el día de hoy, una partida de ajedrez con varios flancos de intereses daba comienzo. El primero en mover ficha fue Stefano Pirazzi, combativo como de costumbre, que intentó alcanzar al ruso Zakarin en busca de una hazaña similar a la gran gesta de Claudio Chiappucci en 1992 en Sestriere. Sin la misma suerte que su compatriota Chiappucci, tuvo que desistir ante el enorme esfuerzo que estaban realizando Steven Kruijswijk (LottoNL-Jumbo) y Astana. La sorpresa en este Giro de Italia, el holandés de Lotto Jumbo, luchaba ante la posibilidad de marcharse de la Corsa Rosa con la maglia azurra que acredita como el rey de la montaña, misión que no pudo completar finalmente.
Astana toma responsabilidades
Sin saber muy bien qué les diría Martinneli a sus pupilos, parecían haber cambiado la estrategia en esta penúltima etapa del Giro de Italia. Pocos kilómetros antes de entrar en el tramo sin asfaltar de Colle delle Finestre, Mikel Landa relevó el esfuerzo de Kangert y demarró al resto de supervivientes. Contador empezaba a mostrar indicios de cansancio que finalmente se confirmaron cuando Aru, Urán, Kruijswijk y Hesjedal dejaron al pinteño contra las cuerdas a falta de cuatro kilómetros de coronar el primero de los puertos. La única buena noticia para el corredor de Tinkoff era el amplio colchón de segundos que tenía respecto a sus rivales, decisivo hoy.
Antes de coronar la cima, Mikel Landa enlazó con la rueda de Zakarin, el último superviviente de la escapada, y juntos comenzaron el descenso que les llevaría a Sestriere. Fue aquí cuando el entendimiento entre corredores brilló por su ausencia. Primero sería el cuarteto formado por Aru, Urán, Kruijswijk y Hesjedal quienes no se pondrían de acuerdo a la hora de relevar y más tarde el de Landa con Zakarin. Contador, mientras tanto, rodaba en solitario en una lucha personal contra el crono.
Nervios y matemáticas hasta el final
Un minuto separaba la cabeza de carrera, ya formada por Aru, Landa, Kruiswijk, Hesjedal, Urán y Zakarin, de Alberto Contador. Astana tenía que disparar su última bala, y Landa y Aru comenzaron a tirar al frente como si no hubiese mañana. Las diferencias iban aumentando poco a poco, pero el colchón de Contador con los dos corredores de Astana todavía era muy amplio. La cima de Sestriere se estaba acercando y Zakarin, después de protagonizar la fuga del día, reventó y tuvo que decir adiós a sus opciones de ganar la etapa de hoy.
El dúo Landa-Aru seguía en cabeza. Fue al entrar detro de los dos últimos kilómetros cuando el sardo, ayer ya victorioso, salió del grupo con todo y con Rigoberto Urán y Hesjedal en su rueda. El último kilómetro fue un paseo triunfal del italiano que disfrutaba así de su segunda victoria consecutiva en este Giro de Italia. No obstante, no pudo rematar la machada de arrebatarle la maglia rosa a Alberto Contador, que entró casi dos minutos y medio después que el italiano celebrando su segundo Giro de Italia y su séptima gran vuelta por etapas.
En el día de mañana
La última etapa de este Giro de Italia transcurrirá entre Turín y Milán. 185 kilómetros totalmente llanos despedirán la 98ª edición de la Corsa Rosa, donde los sprinters volverán a tener otra oportunidad de alzarse la victoria de etapa y donde también el maillot por puntos estrá aún en juego.