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Lanzado hacia el triunfo

Michael Matthews (Orica GreenEdge) se llevó la cuarta etapa de la Vuelta a Suiza culminando así el gran trabajo de su equipo durante toda la jornada. Superó en el sprint a Peter Sagan (Tinkoff), ganador el día anterior. Tom Dumoulin (Giant) mantiene el liderato por un solo segundo.

Lanzado hacia el triunfo
Foto: Vuelta a Suiza
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Por VAVEL

En bandeja. Así le ha servido Orica GreenEdge la victoria en Schwarzenbach a Michael Matthews. El conjunto australiano, que ha realizado un trabajo impecable durante toda la etapa, controló y neutralizó todos los movimiento que podían echar al traste la opción de Matthews. En los últimos kilómetros, colocó perfectamente a su hombre y le lanzó a la victoria, para la que el aussie tuvo que superar a Peter Sagan (Tinkoff) y Greg Van Avermaet (BMC). Tom Dumoulin (Giant), que cogió una bonificación en un sprint intermedio, sigue líder con un solo segundo de ventaja respecto al propio Sagan.

La noticia justo antes del pistoletazo de salida de la jornada fue el abandono de Philippe Gilbert (BMC). El belga, con problemas en la rodilla que arrastra desde la Flecha Valona, puso pie a tierra tras la fatiga acumulada en el Giro de Italia y en la propia Vuelta a Suiza. Por lo tanto, el valón será una de las destacadas ausencias en el Tour de Francia.

Prácticamente de inicio, se formó la fuga de la etapa, compuesta por cinco hombres: Stijn Devolder (Trek), Alex Howes (Team Cannondale-Garmin), Thomas De Gendt (Lotto-Soudal), Davide Malacarne (Astana) y Frederik Backaert (Wanty) que obtuvo una renta máxima superior a los 3 minutos durante la subida de segunda categoría de Wildhaus.

El pelotón, controlado por los equipos de los velocistas y, en especial, por Orica GreenEdge, no dejó demasiado espacio a los fugados. Querían ser controladores de la etapa, tener el dominio y, por ello, no dieron ni un segundo más de libertad a la escapada. Tras coronar Wildhaus, la ventaja comenzó a decrecer hasta quedarse en solo dos minutos en la primera ascensión a Kirchberg, que iniciaba el circuito final.

A falta de 60 kilómetros y gracias al incansable trabajo de Orica GreenEdge, la fuga fue neutralizada. "La gota horada la piedra, no por su fuerza, sino por su constancia", decía el autor clásico Ovidio. Alex Howes tomó esta frase y, nada más ser alcanzado por el pelotón volvió a atacar. Pese a su tenacidad, la piedra, el gran grupo no ser horadó y no tuvo excesivos problemas para neutralizarle de nuevo.

Demasiado duro para los sprinters puros

La labor de Orica GreenEdge no solo había hecho daño a los escapados, cortando de raíz tan pronto el sueño de ese quintento, sino también a algunos de los sprinters más peligrosos del pelotón. Mark Cavendish (Etixx), Arnaud Demaré (FDJ), Alexander Kristoff (Katusha) o Davide Cimolai (Lampre) quedaron rezagados ante el imponente ritmo del conjunto australiano.

Michael Matthews estaba viendo como sus opciones de ganar se multiplicaban con las ausencias de estos velocistas. No solo ellos. Peter Sagan (Tinkoff), John Degenkolb (Giant) o José Joaquín Rojas (Movistar) también estaban afrontando un escenario ideal para buscar alzar los brazos.

La clasificación general, tan apretada, propició un tinte más de emoción a la carrera. Tom Dumoulin (Giant), para defender su liderato, se lanzó en un sprint intermedio a por los seis segundos de bonificación que, finalmente, logró y acabarían siendo determinantes. En defensa de la posición de Sagan saltó su compañero de equipo, Matti Breschel, y también un ambicioso Geraint Thomas (Sky).

Táctica de desgaste

Orica seguía, como el agua, horadando la piedra que, en este caso, era la resistencia del pelotón. Otro de los grandes motores del gran grupo, Fabian Cancellara (Trek) cedió, pero un rebelde alzó armas ante la dictadura australiana. En la última ascensión a Kirchberg, Jonathan Fumeaux (IAM) atacó y cogió unos metros de ventaja. Pese a todo, el pelotón le neutralizó poco después.

La llama de la revolución seguía encendida en el pelotón y el siguiente en salirse del camino marcado por Orica GreenEdge fue Alexey Lutsenko (Astana). El kazajo se lanzó en el descenso del Kirchberg obteniendo un valioso espacio a su favor. Por detrás, los australianos seguían persiguiendo, pero su control del pelotón no era tan exhaustivo como antes: BMC, Movistar, Tinkoff o Giant se dejaban ver por la punta del gran grupo.

En el tramo final, y con animado Dani Moreno, Katusha arrebató el protagonismo a Orica GreenEdge y comenzó a marcar el ritmo del pelotón en los últimos 11 kilómetros, aunque era insuficiente como para cazar a Lutsenko, que incrementó su renta hasta el medio minuto. Aun así, un acelerón en el pelotón neutralizó al kazajo pero, entonces, lo probó otro hombre: Marco Marcato (Wanty), tras el que salieron Sergio Henao (Sky) y Jan Bakelants (AG2R).

El colombiano, rebosante de potencia, mantuvo el fuerte ritmo hasta superar a Marcato y lanzarse, a falta de 6 kilómetros para el final, en busca de la victoria de etapa. Pero tanto el italiano como Bakelants le aguantaron la rueda, mientras que por detrás no dejaron demasiado hueco a este peligroso trío. Orica y Tinkoff fueron los encargados de esta persecución, culminada a 2 kilómetros para la meta.

El sprint ya estaba preparado. Los velocistas, con el cuchillo entre los dientes, ponían a punto su motor para volar y arrasar con sus rivales. Schwarzenbach acogería el primer sprint al uso de esta Vuelta a Suiza. Matthews y Sagan se vigilaban, sabían que eran los dos grandes candidatos a la victoria. Y así lo demostraron. Ofrecieron un vibrante sprint que, con unos metros finales de gran nivel, se llevó el australiano pese a que el eslovaco había estado casi todo el tiempo por delante.

Así fue la victoria de Matthews

Clasificación