Ciclismo VAVEL

El Tour soñado por los escaladores

La edición de 2015 de la ‘Grande Boucle’ será la que tendrá menos contrarreloj desde 1933. Los menos de 42 km de lucha contra el crono harán que el triunfo final se lo jueguen los mejores escaladores puros, con un lugar reservado también a los mejores estrategas.

El Tour soñado por los escaladores
Foto: Radu Razvan.
borjaalvarez
Por Borja Álvarez

En 2015 se cumplirán 112 años del nacimiento del Tour de Francia. Desde 1903 la prueba de tres semanas más prestigiosa del mundo ha ido evolucionando y hoy en día en nada se parece a esa locura colectiva en la que los ciclistas tenían que hacer frente a etapas de más de 400 km cada dos días. El formato ha ido cambiando a lo largo del tiempo, tanto que incluso ente 1905 y 1912 el ganador final no se decidió por la suma total del tiempo empleado en recorrer las etapas, sino a base de una clasificación de puntos, al más puro estilo del motociclismo actual. Era un ciclismo en pañales que buscaba la mejor forma de encumbrar al ciclista más poderoso.

En este avance paulatino, mediante el aprendizaje por la experiencia, en la edición de 1927 se produjo un cambio radical de mentalidad. La organización estaba harta de ver que las etapas que no tenían montaña terminaban con un grupo grande jugándose la victoria al sprint. Lo que querían ver era a los mejores ciclistas rodando solos, tratando de que tuvieran que sufrir en cada metro. Por eso en aquel año decidieron que en 16 de las 24 etapas los ciclistas saldrían por equipos, uno cada cuarto de hora, de tal forma que no se vieran unos a otros. Nació así una nueva especialidad, el de contrarreloj por equipos, aunque era un concepto muy distinto al de hoy en día. Al final el corredor más fuerte de cada equipo ‘tiraba’ para delante y entre la llegada de unos compañeros y otros pasaban minutos.

El modelo se copió en el año 1928, pero los organizadores tampoco estaban contentos y en 1929 sólo tres de las etapas fueron cronos por equipos. Al año siguiente ya ni siquiera se disputó una etapa con ese formato y los equipos comerciales se cambiaron por selecciones nacionales.

La revolución llega en 1934

Las cabezas pensantes del ciclismo seguían pensando en nuevos alicientes para la prueba gala y en 1934 introdujeron una novedad que cambiaría la concepción del ciclismo para siempre. Por primera vez en el Tour de Francia se disputó una etapa en la que los ciclistas saldrían de uno en uno y cada cual, rodando en solitario, intentaría realizar el recorrido en el menor tiempo posible.

Esta primera crono tuvo nada menos que 90 km y unió las localidades de La Roche sur Yon y Nantes. El francés Antonin Magne inscribió su nombre en los libros como primer vencedor de una crono individual en el Tour de Francia. Además, remató de esa forma una ‘Grande Boucle’ que había dominado desde la segunda etapa. El de 1934 fue su segundo triunfo en la general del Tour, pues ya había ganado en 1931.

La experiencia gustó tanto que la lucha individual contra el reloj se convirtió en una de las grandes atracciones. En los siguientes cinco años, antes de que la prueba dejara de correrse por culpa de la II Guerra Mundial, hubo bastantes etapas así (seis en 1935, cinco en 1936, cuatro en 1937, dos en 1938 y cinco en 1939). La longitud de estas etapas variaba entre los 25 y los 95 km.

En 1939 se innovó de nuevo y una de las cronos se hizo en subida, en plenos Alpes, con final en Bourg-Saint-Maurice. Nacía así la cronoescalada.

Las diferencias que se obtenían en estas etapas poco a poco fueron poniendo en relieve la importancia de mejorar en esta nueva disciplina. La mayor o menor presencia de contrarrelojes individuales ha dado como fruto Tours distintos, en los que ha habido oportunidades para todos. Los ganadores de la general del Tour de Francia empezaron a dividirse en distintos perfiles: grandes rodadores que defienden en la montaña lo ganado en la lucha individual, excelentes escaladores que recuperan en la montaña lo que pierden en las cronos y corredores completos que, sin ser especialistas en montaña o contrarreloj, se defienden en ambas funciones.

Menos crono que nunca

Este año la carrera francesa ha optado por seguir la tendencia que ha seguido la Vuelta a España en los últimos tiempos y reducir al mínimo la presencia de contrarreloj individual. Tanto que será ésta la edición con menos kilometraje de esta lucha. Sólo 13,8 km tendrán que completar los ciclistas en solitario, aparte de los 28 km en los que lucharán por equipos. Desde aquel 1933 en que todavía no existía la contrarreloj nunca había sido tan corta esta distancia.

La edición de 2015 sólo tendrá 41,8 km de contrarreloj

Por eso el abanico de favoritos para esta edición 2015 se cierra y se centra en los mejores escaladores. El británico Chris Froome sigue en este grupo de grandes candidatos debido a que es también un gran escalador, pero en esta ocasión no podrá contar con la ventaja que adquiría en otras ediciones en las cronos individuales. También Alberto Contador es un buen corredor en esta disciplina, pero mucho más irregular. El hecho de haber más o menos contrarreloj no debería afectarle demasiado, ni para bien ni para mal. Su papel tendrá mucho más que ver con la capacidad de recuperación que demuestre tras un durísimo Giro de Italia.

En este aspecto parece el Tour de Francia perfecto para otros corredores. El último vencedor Vincenzo Nibali se defiende más que bien contra el reloj, pero su mejor arma está en la subida, por lo que esta versión de la ‘Grande Boucle’ le viene muy bien. El otro gran favorito que sale reforzado por el recorrido es el colombiano Nairo Quintana. El ‘escarabajo’ del Movistar Team es probablemente el mejor escalador puro del momento y puede estar ante su gran oportunidad de triunfar en París.

El francés Thibaut Pinot tiene también una bonita chance para demostrar que sigue evolucionando y que el salto dado el pasado año es para quedarse ya en este grupo de élite. Podría tener su última oportunidad Joaquim Rodríguez, que no sufrirá la rémora de otros años, en los que perdía verdaderas minutadas y se veía obligado a recuperarlo todo en la montaña. Mucho se puede esperar también del polaco Rafal Majka, que demostró en la pasada edición del Tour ser un escalador de primer nivel. Todo dependerá de su papel dentro del equipo Tinkoff-Saxo y de si se ve obligado a trabajar para un Contador en forma.

Distintos recorridos, distintos ganadores

No hay un único perfil de ganador del Tour, ni mucho menos. Dependiendo del diseño del recorrido los favoritos a ganar una gran vuelta cambian sobremanera, tan importante es que en muchas ocasiones corredores fuertes renuncian a una grande porque ven que el perfil no se adapta a sus condiciones y no tienen confianza en hacerlo bien.

Induráin cimentaba sus victorias en las cronos. Foto: Manuel Escalera.

Podrían hacerse tres grupos de grandes dominadores del Tour. Hay que diferenciar entre el ciclismo antiguo y el moderno. En las primeras décadas el ganador era simplemente el que mejor le daba a los pedales. Las largas etapas hacían que el vencedor fuera el ciclista con mejor fondo físico, aunque eso sí, la ausencia de contrarreloj y la presencia de la montaña hacía que los ganadores fueran gente que iba rápido cuesta arriba.

Todo empezó a cambiar con la llegada de las cronos, aunque el primer ganador de una, el citado Magne, era también uno de los mejores escaladores.

Por un lado está el experto contrarrelojista, gran rodador que aprovecha en las cronos llanas para sacar grandes minutadas a los escaladores puros y gestionar en la montaña la ventaja obtenida. De entre estos contrarrelojistas, los que mejor se han defendido ascendiendo son los que al final han pasado a la historia. A este gran grupo pertenecen ciclistas de la talla de Miguel Induráin o Jacques Anquetil, ganadores ambos de cinco ediciones de la ‘Grande Boucle’ gracias a su tiranía contra el crono. Sin embargo, no hay que olvidar que también se defendían más que bien cuando la carretera se empinaba y ganaron etapas con final en alto. De hecho, la primera victoria del navarro en el Tour fue en la cima de Cauterets. Pero este tipo de corredores son de los que suben a su aire, sin la capacidad de hacerlo a base de cambios de ritmo como el escalador típico. Otros exponentes de este tipo de corredor son el holandés Joop Zoetemelk, vencedor en 1980, o Jan Ullrich, ganador en 1997 y podio cinco veces más.

Bradley Wiggins es el mayor ejemplo de contrarrelojista que dominó el Tour

A este grupo pertenece también uno de los ganadores más inesperados de los últimos años. Sir Bradley Wiggins era allá por los primeros años del siglo XXI uno de los mejores ciclistas del velódromo, todo un especialista en la persecución individual. Era de hecho el gran rival del español Sergi Escobar en esa modalidad, pero después de ganar el oro olímpico en Atenas 2004 decidió intentarlo en la carretera. Pocos apostaban por él y los primeros años dieron la razón a sus críticos. Pero poco a poco fue mejorando sus prestaciones en montaña, su gran punto débil, bajó muchos kilos de peso y en 2009 sorprendió al mundo con un podio en el Tour. En 2011 partía como uno de los grandes favoritos pero una caída dio al traste con sus opciones. Un año más tarde ya partía como máximo favorito y no defraudó. Haciendo gala de una insultante superioridad en contrarreloj, supo sufrir en la montaña para terminar luciendo el amarillo en los Campos Elíseos.

Opuestamente a ellos se encuentran los ganadores que supieron sufrir en la contrarreloj y aprovechar sus dotes en subida para recuperar el tiempo perdido y coronarse. Es el caso de muchos de los ganadores españoles, como Federico Martín Bahamontes, Luis Ocaña, Perico Delgado o Carlos Sastre, ganadores de un Tour cada uno, o de otros mitos como Gino Bartali, Louison Bobet, Marco Pantani o Andy Schleck (ganador en 2010 tras la descalificación de Contador). También Alberto Contador podría entrar en este grupo, pues la subida es su mejor arma pero el pinteño es un ciclista que en un día inspirado también puede estar entre los mejores en las cronos, algo parecido al caso del último ganador Vincenzo Nibali.

Por último está el prototipo de corredor completo, capaz de subir siempre con los mejores y de luchar por las victorias de etapa en la lucha individual contra el reloj. Es este último el perfil que más veces ha salido vencedor, y abarca desde el gran Fausto Coppi hasta el último de todos, Chris Froome. Entre medias, nombres como el de Greg Lemond, Bernard Hinault, el denostado Lance Armstrong o el más grande, Eddy Merckx. El caso del ‘Caníbal’ es la definición pura de la palabra superioridad: era el mejor escalador, rodador e incluso esprínter.

Un último grupo, casi con asterisco, habría que dedicárselo a aquéllos que han conseguido ganar aprovechando la ventaja obtenida gracias a una fuga consentida. El caso más sonado fue el del francés Roger Walkowiak en 1956 y el último el del gallego Óscar Pereiro en 2006.

La edición de 2015 parece claramente destinada para que venza alguno del segundo grupo, el de los escaladores puros, aunque hay casos especiales como el de Froome. La carretera finalmente dictará sentencia.