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Adam Yates supera al desconcierto

Sin saberlo, Adam Yates se llevó la victoria en la Clásica de San Sebastián. El ciclista australiano entró en meta sin festejar su triunfo pues, los fallos en las coberturas y el desconcierto del final, impidieron la buena comunicación de referencias. Al final, un triunfo que vale igual aunque festejado a posteriori. Philippe Gilbert fue segundo y Alejandro Valverde, tercero.

Adam Yates supera al desconcierto
Adam Yates se entera que es el ganador | Fuente: Alberto Brevers | VAVEL.com.
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Por Adrián González Blanco

El desconcierto se apoderó de San Sebastián. Primero, un fallo dejaba sin cobertura televisiva a la Clásica. Poco después, una moto arrollaba a Greg Van Avermaet cuando rodaba destacado en cabeza, una vez superada la ascensión al Monte Igeldo. Para rematar, Adam Yates aparecía al fondo, por el Paseo de La Concha, con una veintena de segundos sobre el grupo de favoritos. Intendo comunicarse con su equipo, la labor fue imposible, por lo que cruzó la línea de meto con rostro serio ante los atónitos espectadores que veían como el ganador de la edición 2015 de la Clásica de San Sebastián ni siquiera sonreía ante la magnitud de la victoria, su primer triunfo World Tour. “No sabía tiempos ni quiénes iban delante”, comentó Yates tras una inesperada victoria.

La falta de información, debido al fallo televisivo de una cobertura que solo volvió para emitir los últimos seis kilómetros, y la incomunicación con el coche de equipo hizo que Yates, tras sobrepasar al caída Van Avermaet, no se enterara de que era cabeza de carrera. Pero una vez el speaker de la carrera gritó: “You are the winner Adam”, explotó en júbilo. Había conseguido una victoria de prestigio, en el Boulevard de los sueños, donde encumbraba una carrera ciclista recién iniciada. Una de las perlas del ciclismo del futuro lograba la victoria en un prestigio escenario como la Clásica de San Sebastián. Por detrás, el grupo perseguidor llegó con Gilbert rematando el sprint de grupo. Alejandro Valverde, con buenas sensaciones, acabó tercero.

"Tradición" desde 2014

El recorrido, prácticamente idéntico al de la pasada edición, contaba con las ascensiones a Iturburu (1ª), Jaizkibel (1ª) y Arkale (2ª), estos dos en dos ocasiones, para endurecer la carrera y buscar la victoria. Por último, paso por la meta de San Sebastián para afrontar la explosiva y dura subida, estrenada en 2014, al Monte Igeldo para acabar con el descenso y paseo de gloria por el Boulevard Donostiarra, con La Concha como testigo.

Inicio normal para un extraño desenlace

Un fallo televisivo, una desafortunada caída y un ganador que no sabía que lo era. Así podría resumirse la Clásica de San Sebastián 2015. El desconcierto marcó la edición 2015 pero arrancó con normalidad. Fuga de salida, consolidada en el kilómetro 17, con 1:20 sobre el pelotón. Doce corredores saltaron del grupo y fueron los protagonistas de gran parte de la carrera. Lluis Mas (Caja Rural), Denis Vanendert (Lotto-Soudal), Maarten Wynants (LNJ), Romain Hardy (Cofidis), Thomas Degand (IAM Cycling), Nathan Haas (Cannondale-Garmin), Manuele Boaro (Tinkoff-Saxo) y Valerio Agnoli (Astana Team) fueron haciendo camino a lo largo de los repechos y las duras cotas de la costa e interior guipuzcoano.

Aun así, su renta máxima nunca sobrepasó los 4:30 que consiguieron en el kilómetro 34 de carrera. Movistar se puso al frente nada más llegar el primer alto de la jornada: Iturburu (1ª), corto oficialmente, pero con un fatigoso terreno de aproximación. Rondando los cuatro minutos prosiguió la carrera con Haas yendo hacia su objetivo desde el principio: la clasificación de la montaña y la de metas volantes, un suculento premio para un ciclista con menos opciones en meta.

Movistar, al mando y el polvorín de Jaizkibel

Con Movistar al mando, a mayor y menor ritmo, la carrera tornó hacia el este buscando el doble paso por Jaizkibel y Arkale. La primera vuelta, apenas hubo movimientos. Eso sí, el pelotón redujo la renta de la fuga en Jaizkibel para dejarla por debajo de los dos minutos. Paso por Oiartzun, Errenteria y San Juan y otra vez para arriba. Y ahí, en el segundo paso por Jaizkibel se empezó a jugar la carrera.

Fue en las primeras rampas cuando se fraguó la carrera. Saltaron del pelotón Rein Taaramae (Astana Team), Damiano Caruso (BMC Racing Team), Julián Arredondo (Trek Factory Racing), Egor Silin (Katusha Team), Stephan Rosseto (Cofidis), Mikel Landa (Astana Team), Kanstantin Siutsou (Team Sky) y Warren Barguil (Giant-Alpecin) formando así un grupo de nivel que perseguía a los escapados. Por delante, Boaro se marchó buscando protagonismo en solitario.

Fuga neutralizada y grupo de calidad por delante

El nivel de escaladores inversamente proporcional al de la fatiga, hablando de la fuga y el grupo perseguidor. Mejores escaladores y con menor fatiga llegaban por detrás. El grupo de cabeza apenas llegó a Irún para pasar bajo la última meta volante del día antes de ser neutralizado, primero por los perseguidores y luego por el pelotón. Ya en Arkale, el nuevo grupo cabecero con hombres de la calidad de Landa, Caruso o Barguil coronó con pocos segundos sobre el pelotón liderado por Movistar, con apariciones de Tinkoff en las primeras plazas.

La bajada de Arkale fue frenética y hubo cambios en cabeza. Ryder Hesjedal (Cannondale-Garmin), Philippe Gilbert (BMC Racing Team) y Pieter Serry (Etixx-Quick Step) se unieron a Landa, Rosseto, Barguil, Silin y Arredondo en cabeza con una treintena de segundos sobre el pelotón. Pasaron con esa renta por meta, sonando la campana, inciando la frenética última vuelta. Serry intentó destacarse pero no lo consiguió, aunque tuvo el placer de pasar por la meta del Boulevard con unos segundos de margen.

Adam Yates y el desconcierto

Quedaban doce kilómetros para la línea de meta. Aproximación a gran velocidad hacia el Monte Igeldo en donde la incertidumbre se iba a apoderar de todos. Barguil se erigió como el más fuerte de la fuga en las duras rampas que conducen al observatorio metereológico. Aun así, el pelotón, reducido a los grandes favoritos como Valverde, Purito o Mollema, se echaba encima. Fue el momento en que Greg Van Avermaet (BMC Racing Team), al parecer, saltó del grupo, coronó y se lanzó hacia abajo instantes antes de ser arrollado por una moto de carrera. Desde el suelo, Van Avermaet vio como todas sus opciones se desvanecían al ver pasar a Adam Yates.

El joven escalador de Orica saltaba del grupo en el momento oportuno pero la falta de información evitó que conociera referencias o si tenía alguien por delante. “Sabía que había un corte por delante pero no sabía ni cuántos ni quiénes iban”, comentó el ganador al final de la etapa. Se lanzó en el descenso, intentando alcanzar a una cabeza de carrera fantasma, con el grupo de favoritos por detrás. Joaquim Rodríguez, Alejandro Valverde, Bauke Mollema, Daniel Martin, Roman Kreuziger y Rigoberto Urán venían por detrás. Con cuatro kilómetros por recorrer, la distancia era de doce segund os.

Desconcertado, Yates no sabía lo que estaba pasando entre el rugir de la multitud en meta

La mejor victoria de una carrera "recién estrenada"

Al final, apareció Yates al fondo, rodando con potencia y concentración por el Paseo de La Concha. Apareció en el Boulevard ante el griterío de la multitud que recibía con vítores a su campeón. Pero, atónitos, asistieron al desconcierto del ciclista de Orica. Entró en meta serio, sin dejar ni una leve sonrisa, ni un leve gesto de complicidad o alegría. Tras oir al speaker y ver como uno de los auxiliares de su equipo festejaba la victoria, levantaba el brazo. Sin creérselo, preguntó hasta en tres ocasiones si había sido el ganador. Efectivamente, no había cabeza de carrera. Era una cabeza de carrera fantasma para Adam Yates que conseguía la mejor victoria de su carrera, la primera dentro del World Tour, tras un buen Tour de Francia con muy mala suerte para su equipo.

Quince segundos más tarde, un grupo con quince corredores se jugó el podio en meta. Gilbert remató como el más rápido seguido de Valverde, Dani Moreno y Purito. Belga y murciano escoltarían al joven Yates en lo alto del podio. Y así, con la txapela sobre su cabeza, festejó el triunfo en el podio con la inocencia de un niño. Un niño de 22 años, aún inexperto en eso de abrir el champagne, se coronaba como realidad, de promesa a realidad.

Clasificación de la Clásica de San Sebastián 2015