Italia acogía este jueves una de sus grandes clásicas ciclista, la más antigua del país y una de las más antiguas del mundo. Se trata de la que une las dos grandes ciudades del norte del país transalpino, la que une la capital económica e industrial de Italia con la “capital automovilística”, la casa de Fiat, la que une Milán con Turín. Este año celebraba su edición número noventa y seis, aunque la primera vez que se disputó fue en 1876.

Carrera con dos partes

Con un trazado de 186 kilómetros, la carrera podría reducirse a los últimos veinticinco, que contenía las dos subidas a Superga. Pero antes había que recorrer alrededor de 160 kilómetros, prácticamente llanos, que servían para calentar las piernas, que ahora a final de temporada van al límite de fuerzas, y para contemplar el siempre bonito paisaje italiano. Muchos de los ciclistas que han tomado hoy la salida lo han hecho como preparación a la carrera que se disputará el próximo domingo, el Giro de Lombardía, el gran objetivo de muchos, como del irlandés Daniel Martin, que la clásica se la ha tomado como una manera de engrasar las piernas y ponerlas a punto para intentar revalidar el título que conquistó el año pasado en Lombardía.

Cinco valientes conformaron la fuga del día. Los italianos Alessandro Malaguti (Nippo-Vini Fantini), Luca Chirico (Bardiani) y el joven Valerio Conti (Lampre-Mérida), el portador del maillot de la montaña durante algunas etapas del último Tour, el eritreo Daniel Teklehaimanot (MTN-Qhubeka) y el francés del Team Novo Nordisk Nicolas Lefrançois, fueron los escapados que intentaron sorprender al pelotón y romper con los pronósticos, que daban un ganador decidido en las últimas rampas del alto de Superga, una ascensión de casi cinco kilómetros, con una pendiente media del 9,1%.

Aunque llegaron a gozar de una renta de aproximadamente cinco minutos sobre el pelotón, fueron interceptados antes incluso de la primera subida a Superga. En cuanto Movistar y Astana se pusieron en cabeza de pelotón. La ventaja del grupo de cabeza fue desplomándose hasta que fueron integrados de nuevo a la disciplina del pelotón a falta de dos kilómetros para el inicio de las rampas.

Una vez de lleno en Superga, apareció Tinkoff para dirigir al grupo, pero su presencia fue fugaz, pues Movistar y Astana eran los más activos y rápidamente volvieron a ocupar esos primeros puestos. El primer hombre importante en probarlo fue Leopold Konig, pero el empujón de Eros Capecchi bastó para que no fuera a más.

Paolo Tiralongo decisivo

Luego ya surgió el fenómeno Paolo Tiralongo, que se puso en cabeza del gran grupo y fue haciendo la selección. Al coronar por primera vez, a falta de diecinueve kilómetros para la meta, aguantaban entre cincuenta y sesenta unidades. En la bajada, no levantó el pie y siguió a toda velocidad, sin permitir que volvieran a enlazar con el grupo los ciclistas que se habían quedado descolgados en la ascensión.

Por una carretera estrecha, con asfalto malo y con alguna alcantarilla que podía dar algún susto, lo que quedaba de pelotón fue aproximándose al segundo paso por Superga, donde la imponente Basílica contemplaba todo lo que acontecía en las carreteras que llevaban a ella y esperaba al vencedor.

Tiralongo hacía daño y el grupo se reducía a la treintena de corredores, con ilustres como Damiano Cunego (Vini-Fantini) o Haimar Zubeldia sufriendo a cola del mismo. Aguantó hasta que comenzó la segunda ascensión, a cuatro kilómetros y medio de la meta. Rafal Majka hizo el primer movimiento vistoso, pero fue alcanzado por Dani Moreno, que quería mejorar la tercera posición que ha conseguido en las dos últimas ediciones, Diego Rosa (Astana) y el ganador de la octava etapa del Tour de Francia Alexis Vuillermoz (AG2R).

El cuarteto recorrió apenas un kilómetro hasta que todos se reagruparon de nuevo. Para entonces, Movistar había desaparecido, algo sorprendente viendo el gran trabajo anterior que habían realizado hombres como José Joaquín Rojas o Giovanni Visconti.

Ataque definitivo de Diego Rosa

Henao, Poels, Majka, Vuillermoz, Moreno, Rosa, todos juntos, hasta que Diego Rosa, tras un leve ataque de Poels, decidió irse en solitario y pegó un hachazo al que no respondió nadie. Sin mirar atrás, rápidamente abrió un hueco que ya se hizo imposible cerrar. Todos se miraron, pero ninguno tuvo fuerzas para seguir la que sería la rueda ganadora. Y si alguno lo intentaba, allí ya estaba Fabio Aru, el jefe de equipo convertido por un día en ayudante de su íntimo amigo Diego Rosa.

Diego Rosa y Fabio Aru intercambiaron sus papeles y hoy ganó el gregario

Rafal Majka, cuando ha entendido que juntos no llegarían a ningún lado, ha saltado del grupo intentando recuperar el terreno perdido con Rosa, pero ya ha tenido que conformarse con ser segundo. Diego Rosa no bajaba el ritmo y metro a metro iba acercándose a su primera victoria como profesional. Gran amigo y colaborador de Aru, con el que ha compartido miles de kilómetros de entrenamientos y carreras, iba lanzado en la ascensión a Superga, impulsado por una decena de integrantes de su club de fans. Lo había logrado, ya nadie iba a poder arrebatarle la victoria y tuvo tiempo de festejarlo en los últimos metros.

Fabio Aru, en una lucha con Thibaut Pinot y Wout Poels, ha conseguido la tercera plaza, pero con los brazos en altos por su gregario, vital para él tanto en el Giro de Italia como en la última Vuelta a España. Dani Moreno, finalmente, ha acabado en la novena posición, siendo el primer español de la clasificación.

Astana, tras la victoria de Vicenzo Nibali en los Tres Valles Varesinos, sigue mostrándose intratable y demostrando la calidad que tiene como equipo, lo que le convierte sin duda en una de las mejores escuadras del pelotón mundial.

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