El Giro de Italia, la primera de las grandes vueltas por etapas, la del romanticismo ciclista mantiene un año más sus señas de identidad que tan buen resultado les está dando. RCS Sport, organizadora de la Corsa Rosa, 'escapa' de la tendencia actual de acumulación de finales en alto y pocos kilómetros contra el contrarreloj para centrarse en el estilo de las grandes vueltas de los años 90 y 2000. De hecho solo hay seis finales en alto (por diez que habrá en la Vuelta a España) y 61 kilómetros contrarreloj divididos en tres etapas.
Con los números sobre la mesa, la nonagésima novena edición de la Corsa Rosa consta de 3.363 kilómetros repartidos en 23 etapas, con inicio en Apeldoorn (Holanda) el viernes 6 de mayo y final en Turín 23 días después, el 29 de mayo. El recorrido es equilibrado y abierto al lucimiento de todos los ciclistas: 7 etapas para sprinters, 7 etapas de media montaña, 4 de alta montaña, 3 contrarreloj individual que suman 61 kilómetros, aunque con trampa y 3 días de descanso.
A grandes rasgos la verdadera lucha por la general comenzará en la jornada nueve con la disputa de la crono individual para trasladarse días más tarde a los decisivos Dolomitas con cuatro etapas consecutivas de montaña incluyendo una cronoescalada. Si la general todavía no está decidida las dos etapas alpinas, proporcionan el terreno adecuado para coronar la nuevo rey de Italia en Turín.
Novedades desde el inicio
De nuevo la Corsa Rosa iniciará su andadura fuera del país, más concretamente en la ciudad holandesa Apeldoorn. Será la tercera vez que sale desde el país neerlandés tras las salidas en 2002 y 2010. Tal como ocurrió en la salida en Belfast en 2014, la carrera comenzará un viernes pero esta vez con una contrarreloj individual, en contra de lo realizado en los últimos años con la contrarreloj por equipos.
Dos días más permanecerá la caravana ciclista en tierras holandesas donde los sprinters tienen la oportunidad de imponer su ley y los grandes 'capos' evitar perder opciones debido a posibles caídas o cortes por el nerviosismo típico de las primeras etapas.
Tras un encubierto día de descanso, un largo traslado situará la Corsa Rosa en el sur de Italia, en Cataranzo. Los ciclistas dejan la planitud holandesa para adentrarse en la media montaña italiana mientras ascienden dirección norte. Serán cinco jornadas donde los sprinters y clasicómanos se repartirán las opciones de triunfo. Entre medias el primer final en alto del Giro, Rocassano. Sin excesiva dureza, será una primera piedra de toque entre los favoritos en los que se pierde más que se gana y terreno ideal para el lucimiento de los 'segundos espadas'. La octava etapa tendrá el 'sterrato' en la subida de Alpe di Poti su momento cumbre, a pocos kilómetros de la meta en Arezzo.
Una crono engañosa
Tras el desgaste de la media montaña, llegará el primer punto importante de la carrera. 40 kilómetros de lucha contra el crono individual en plena Toscana donde los favoritos no pueden esconderse. El terreno, de nuevo ondulado, hará que no sea una crono para especialistas puros. Ciclistas como Urán, Valverde o Nibali pueden salir muy favorecidos de esta etapa.
Tras la crono llegará la segunda jornada de descanso para asimilar los esfuerzos y preparar la estrategia de las citas venideras. Un final nervioso en Sestola, ideal para coequipiers, pondrá punto y final a la segunda semana. A continuación, dos jornadas de transición con final en Asolo y Bibione, para que los sprinters recuperen su cuota de protagonismo, serán la antesala de la 'traca dolomitica'.
Los Dolomitas, jueces de la carrera
Es el momento de la verdad, los Dolomitas entran en acción con cuatro etapas de alto nivel siendo la segunda de ellas el verdadero 'tappone' de la Corsa Rosa. Seis puerto míticos y el encadenado de Pordoi, Sella, Gardena y Campolongo, a mitad de etapa será decisivo en el transcurso de la etapa y el devenir del Giro. Giau y Valparola serán los últimos grandes escollos de la etapa con final en descenso hacia Corvara.
Una etapa solo al alcance de los mas fuertes y que será punto de inflexión de la carrera. Solo las condiciones climatológicas al estar gran parte de la etapa cerca de los 2000 metros pueden evitar el espectáculo. Mikel Landa parte como el gran beneficiado de esta etapa.
Al día siguiente otro punto importante: la cronoescalada a Alpe de Siusi. Una crono explosiva de diez kilómetros pero no exenta de dificultad con un desnivel medio al 8,3%. El triunfador de estas dos etapas será gran candidato al triunfo final del Giro.
Visita alpina a Francia
Una merecida jornada de descanso, precederá a la última jornada dolomítica en la que se espera una tregua entre los máximos favoritos y dos etapas de transición tomando dirección hacia los Alpes franco-italianos. Solo quedaran tres etapas para llegar a Turín y las dos primeras son de alta montaña. En la primera de ellas, la carrera visita Francia con final en Risoul (Majka ganó en el Tour de Francia) tras pasar por el Col dell' Agnello y sus más de 2.700 metros de altitud, cima Coppi de esta edición. Al día siguiente de vuelta a Italia, una jornada corta y explosiva con un encadenado de tres puertos por encima de los 2000 metros (Vars, la Bonette y Lombarda) con final en el Santuario Anna di Vinadio. Etapa ideal para que la batalla entre los 'gallos' comience desde el principio.
El paseo triunfal por Turín será la única jornada de relativo descanso para ya un diezmado pelotón que esperará ya un ansiado descanso.
En definitiva ,el trazado de la 99 edición del Giro de Italia propone un ciclismo alternativo al actual pero no exento de espectáculo. La versatilidad del recorrido hace que cada etapa sea una fiesta ciclista, ya lo vivimos y disfrutamos en la edición de 2015.