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Giro de Italia 2016: un palmarés grabado con letras de oro

Desde 1909 se recorre la península itálica a golpe de pedal, habiéndose interrumpido la carrera tan solo por motivos de los dos episodios bélicos más destructivos de la historia. Entre 1915-1918 y 1941-1945 no se corrió una competición cuyos máximos ganadores son Alfredo Binda, Fausto Coppi y Eddy Merckx, todos ellos con cinco maglias rosas. Induráin y Contador, en dos ocasiones cada uno, dan un toque ibérico a la historia de la carrera.

Giro de Italia 2016: un palmarés grabado con letras de oro
Eddy Merckx lidera el grupo en plena ascensión en Giro de Italia. Foto: www.giroditalia.com
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Por Diego Jiménez Rubio

Disfrutar con el sufrimiento. Parecen conceptos antagónicos pero la búsqueda inexorable de esta sensación es lo que ha movido a miles de hombres a pedalear una y otra vez por todos los rincones de Italia. Y es que el ciclismo es mucho más deporte, y cuando se habla de las grandes vueltas, el sabor de la épica embriaga a cualquiera. A través del Giro se puede hacer un recorrido apasionante por la historia de este país y de la Vieja Europa, prolija en desastres y profundas cicatrices, pero cuna de deportistas que fueron mucho más que eso.

No hay deporte que encarne mejor, valores como el sufrimiento, el coraje, la garra, el compañerismo, la picardía, y por supuesto, la superviviencia. Porque hubo años en los que los ciclistas no eran acompañados por motos, coches de apoyo, médicos, fisios, prensa ni helicópteros. Hubo épocas en que el mejor apoyo era una cabaña donde resguardarse de la nieve que les había sorprendido en pleno ascenso, y donde ganar o perder no era lo más importante.

Sin embargo, en toda competición acaba habiendo vencedores y vencidos. No son muchos los afortunados en degustar las mieles del triunfo tras tres intensas semanas de esfuerzos continuados, pero aún menos son los que lo hacen más de una ocasión. Sobre todos ellos, se erigen imponentes tres nombres, tres pioneros del ciclismo que cambiaron este deporte y se han convertido en leyenda al ganar en cinco ocasiones el Giro de Italia.

Alfredo Blinda: una bicicleta como compañera de vida

Con las heridas de la I Guerra Mundial aún suturando, el nacido en la localidad de Cittiglio, cercana a Varese, comenzó su carrera profesional en 1922. Tras criarse en Niza, Blinda debutó en el Giro de Lombardía atraído por los premios en metálico de dicha prueba, finalizando en cuarta posición y logrando el premio al mejor escalador.

Alfredo Blinda en 1929. Foto: cycletoscana
Alfredo Blinda en 1929. Foto: cycletoscana

Y es que Alfredo tenía una habilidad innata para las ascensiones. Espigado, afable, y elegante, el italiano despedazaba a sus competidores sin que estos se dieron cuenta. En cuanto la carretera picaba para arriba, su esbelta figura se tensaba y ponía en marcha una maquinaria perfecta. Se acuñó el apodo de La Gioconda por estas características que le llevaron a erigirse en el azote de la gran estrella del momento: Costante Girardengo. Éste había ganado dos Giros y estaba en su mejor momento, cuando Blinda le arrebató la carrera de 1925 con tan solo 23 años.

Fue visto con recelo por parte de los aficionados italianos

Fue un antihéroe del régimen fascista de Mussolini, al desprenderse de toda vinculación con la política y mostrar un lado aséptico en la carrera. El interés de Blinda no era el de divertir sino el de ganar carreras y así lo hizo. 41 etapas, ganando 15 de las 18 en 1927 y ocho consecutivas en 1928. Blinda construyó un imperio desde la sencillez y la elegancia, que le reportó los Giros de 1925, 1927, 1928 y 1933, siendo éste último especial al sentirse apreciado por primera vez por el público italiano, aprecio ganado tras proclamarse campeón del mundo el año anterior.

Alfredo Blinda en el Giro de Italia. Foto: cycletoscana
Alfredo Blinda en el Giro de Italia. Foto: cycletoscana

Fausto Coppi: lo que la guerra no pudo romper

El ciclismo no sería igual sin él. Uno de esos personajes que marcan el devenir no solo de un deporte, sino de la sociedad de todo un país. Y es que Coppi no solo fue un héroe deportivo para niños y mayores, sino la encarnación de unos ideales reivindicativos hacia el poder establecido, y el líder de una brecha en la sociedad italiana, que se hizo palpable por su antagonismo con Gino Bartali, pero que ambos se encargaron de cerrar con elegancia y deportividad.

Coppi comenzó a destacar en los convulsos años 30. Procedente de una familia humilde, siempre estuvo ligado al ciclismo en aras de obtener exiguos premios económicos que ayudaran a su entorno. Su carrera comienza a despuntar de manera paralela a las tensiones en Europa, y su primer Giro de Italia llega con la contienda bélica ya en marcha.

Gino Bartali en Giro de Italia. Foto: giroditalia.com
Gino Bartali en Giro de Italia. Foto: giroditalia.com

Coppi estuvo años retenido prisionero por los ingleses

Participó en la misma al verse alistado en la División Ravenna de infantería, yendo a combatir a África y cayendo prisionero por los ingleses. Liberado en 1945, Fausto no tarda en retomar su carrera deportiva en aras de alcanzar una vía de escape a la dramática situación del país. En los años de postguerra se desata una rivalidad entre él y Bartali, siendo considerado Coppi como la figura de oposición al fascismo, habiéndose declarado abiertamente agnóstico. Bartali guardaba silencio, y dicho silencio fue interpretado como de afinidad al catolicismo y a la clase alta del país.

Esto puso al ciclismo en primera plana informativo, alineándose unos a favor de Coppi y otros de Bartali. Sin embargo, ellos no parecían tener enemistad alguna, algo que demostraron en el Tour de Francia de 1952, cuando en plena ascensión al Galibier se pasaron una botella de agua.

Murió a los 40 años víctima de una mala curación de malaria, contraída en Burkina Faso

Coppi tuvo que competir contra ciclistas foráneos, como Hugo Koblet, primer ganador del Giro que no era italiano, algo que logró en 1950. Fausto se proclamó vencedor en las ediciones de 1947, 1949, 1952 y 1953, además de su primer triunfo en 1940. Su temprana muerte, a los 40 años, se debió al hecho de que fuera infectado de malaria tras una incursión deportiva en Burkina Faso, y su mala curación.

Gino Bartali y Fausto Coppi en Tour de Francia. Foto: jotdown
Gino Bartali y Fausto Coppi en Tour de Francia. Foto: jotdown

Se erige en uno de los fieles representantes de ese ciclismo construido a base de gestas individuales, escapadas interminables y una elegancia sobrehumana para fusionarse con la bicicleta y erigirse en un mecanismo perfecto. Su sobriedad y carácter austero le convirtió en un mito para un país necesitado de referentes, maltratado por el hambre y los sinsabores de la postguerra.

Eddy Merckx: el caníbal devoró Italia

Es otra época, otra mentalidad. Se acabó la épica, la búsqueda del cariño y la popularidad, la repercusión social; el único objetivo es la victoria y no se contempla otro escenario que ese. La ambición del belga no tuvo límite, y asumió con entereza e incluso disfrute, el papel de ogro y ciclista tan admirado como odiado por todos.

Su superioridad solo se puede equiparar al hambre de triunfos, así como al talento innato que atesoró el nacido en la región de Brabante. Campeón de las tres grandes vueltas y el Campeonato del Mundo, Merckx es uno de los mejores de la historia, y mantuvo una relación de idilio con el Giro de Italia.

Amargó la existencia al local Felice Gimondi, convirtiéndose en la bestia negra de los italianos que no dudaron en buscarle las cosquillas a la mínima oportunidad. Llegó a ser descalificado en 1969 por un supuesto positivo en un control antidopaje, pero regresó para vengarse de este episodio y lo hizo con saña.

Eddy Merckx en Giro de Italia. Foto: cyclingweekly.com
Eddy Merckx en Giro de Italia. Foto: cyclingweekly.com

En su triunfo de 1972, completaron el podio los españoles José Manuel Fuente y Francisco Galdós

Campeón en 1968, logró su segundo título en 1970, a pesar de llevar meses sin competir por la susodicha sanción. No participó en 1971, siendo éste el preludio de la tormenta desatada en los tres años siguientes, cuando Merckx no solo ganó, sino que humilló a sus rivales. Tres maglias rosas consecutivas que elevaron su figura deportiva a la par que restaban el cariño de los aficionados hacia él.

Miguel Induráin. Foto: cyclingweekly.com
Miguel Induráin. Foto: cyclingweekly.com

En lo que concierne a los españoles, son cuatro los triunfos en la vuelta italiana. Miguel Induráin se proclamó vencedor en 1992 y 1993, mientras que Alberto Contador tomó el relevo en 2008 y 2015. En la edición de 2011 fue descalificado por dopaje después de haberse adjudicado la maglia rosa.

La historia continúa, y es que esta carrera ha experimentado un resurgimiento en los últimos años, gracias al endurecimiento de su recorrido y el diseño innovador y atractivo del mismo. Italia volverá a ser recorrida un año más en bicicleta. ¡Qué comience el espectáculo!

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.