Lo ha intentado pero no ha podido ser. Alberto Contador deja el Tour de Francia 2016. La mala suerte se cebó con él en las primeras etapas y la fiebre ha acabado por mandarle a casa antes de tiempo, mucho antes. El ciclista pinteño se bajó de la bicicleta en el kilómetro 85 de la novena etapa -que partía de territorio español-. Tras bajar al coche de equipo para charlar con Steven De Jongh. Finalmente, en el final de la ascensión al Port del Cantó, Contador se despedía de la carrera.
Diario de un abandono 'cantado'
Mucho tenía que remar Contador para recuperarse, recuperar el tiempo perdido y olvidar mentalmente lo ocurrido en las dos primeras etapas. Dos caídas, una cada día, que le han dejado físicamente muy lastrado. En la primera etapa se iba al suelo y se hacía mucho daño en el hombro. Rostro serio en meta, anunciaba que no sería nada bueno. Además, todo el costado derecho raspado.
Al día siguiente, la Ley de Murphy se cebó con el madrileño. Fue el peor parado de una caída masiva, con daños en la rodilla y en el gemelo del otro lado, el izquierdo. Su cuerpo estaba magullado, molido, lleno de rasponazos y golpes. Pero quiso seguir. 48'', 33'', 1:41... fue perdiendo sus opciones no solo de victoria, sino de podio. En la llegada a Bagneres de Luchon, Contador marchaba a 3:12 del líder, Chris Froome. Al día siguiente, adiós al Tour.
Y es que el pinteño se levantaba con fiebre. No tenía buena cara en la salida de Viella y todo se refrendó durante la etapa: bajadas al coche de equipo, conversaciones con Steven De Jongh, malos gestos... hasta que en el citado kilómetro 85 el regreso al coche de Tinkoff fue definitivo.
Segundo abandono en tres años
Se trata del segundo abandono de Contador en tres ediciones del Tour de Francia. En 2014, una fisura en la tibia, provocada por una caída en la décima etapa le hizo abandonar veinte kilómetros después. El madrileño tiró de orgullo e intentó seguir pero, poco después la lesión pudo con él. En 2015 no pudo pelear por el triunfo y acabó fuera del podio. Y en 2016 otro trago amargo para un Contador que llegaba con ilusión, ganas y optimismo a su cita favorita.