Era 1992. Guerra bosnia. Entre toda la cantidad de víctimas y afectados, contados por millares, se encontraban un pequeño infante, su madre y su hermana, que, debido a la extema situación que su territorio estaba sufriendo, se vieron obligados a abandonar Sarajevo para encontrar un modo de vida digno y sobre todo seguro. Este niño, para entretenerse y desviar su mente del horror, encontró un pasatiempo que sin duda marcaría su vida. El AZ Alkmaar le otorgó la oportunidad de debutar profesionalmente Así fue como Haris Medunjanin (Sarajevo, 08/03/1985) y el fútbol entrecruzaron sus pasos.
El destino: los Países Bajos. Y mientras la familia Medunjanin hacía todo lo posible por sacar su vida adelante, el joven Haris deslumbraba a pequeños y mayores con su talento para el deporte del balón. Ya con la doble nacionalidad bosnio-neerlandesa y subiendo poco a poco escalones, aquel pequeño infante logró ingresar en las categorías inferiores del AZ Alkmaar, cumpliendo el sueño de debutar en el fútbol profesional con la edad de 20 años en el primer equipo rojiblanco. Si algo está claro, por otra parte, es que la asociación AZ-Haris no resultó ser flor de un día, ya que el natural de Sarajevo permaneció en el club hasta 2008 (pasando, eso sí, una temporada cedido en el Sparta de Rotterdam), época en la que abandonó la Eredivisie para probar suerte en España. Concretamente en el Real Valladolid.
Si ya en Alkmaar había demostrado su gran dominio del balón, en Pucela hizo exactamente lo mismo. Convertido en uno de los jugadores más talentosos del club blanquivioleta, las dos temporadas que permaneció allí no fueron para nada malas, pero el descenso de categoría de los vallisoletanos en 2010 fue uno de los factores que provocaron su marcha a un fútbol algo más exótico: el israelí, uniéndose a la disciplina del Maccabi Tel Aviv para posteriormente jugar de 2012 a 2014 en el Gaziantepspor turco y finalmente convertirse en uno de los nuevos nombres del Deportivo de La Coruña en su segundo regreso a la máxima competición futbolística nacional.
Al hablar de Haris Medunjanin, fijándose ya más en sus cualidades futbolísticas, uno se refiere a un jugador técnico, con dominio y tranquilidad con el balón en los pies, una faceta que sin duda es su gran virtud. Es mediapunta, con una capacidad de regate envidiable y Es habilidoso y técnico, pero poco trabajador apto para hacer cualquier tipo de pase, ya sea en corto o largo; y por si fuera poco su potencia y precisión de disparo con pierna zurda no son precisamente mediocres. Por otra parte, y con el ojo puesto en sus defectos (un factor que sin duda no le ha permitido llegar realmente lejos en su carrera), cabe destacar su nulo sacrificio defensivo, algo que le convierte en un jugador útil tan solo en claves ofensivas. Además, sus cifras goleadores durante su trayectoria no son nada del otro mundo, y su cabeza y mentalidad podrían estar bastante más amuebladas.
Su papel en este Dépor 14/15 vive condicionado a lo que le pase a Luis Fariña. Con el argentino como claro titular en la mediapunta después de impresionar a todos en la pretemporada, a priori solo sanciones o lesiones podrían otorgarle un nivel óptimo de protagonismo en el once inicial de Víctor Fernández. Lo que está claro es que es un sustituto de nivel, completando una zona de enganche verdaderamente apta para Primera División. Sin embargo, el contrato de tres años que el Consejo de Administración blanquiazul le ha otorgado le permite la oportunidad de ser una posible pieza clave en el futuro próximo del equipo coruñés, y tan solo el tiempo dirá si esta operación ha sido un fracaso o, por el contrario, un acierto.