El derbi del Dépor, en profundidad: pautas de una decepción

Defensa, falta de generación de peligro... Son muchos los detalles que debe pulir el equipo coruñés si quiere vivir la vuelta a Primera con las menores dificultades posibles. Cinco jornadas han bastado para sacar a la luz lo mejor y lo peor de los de Víctor Fernández.

El derbi del Dépor, en profundidad: pautas de una decepción
Foto: José Lores.
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Por Álex Varela

Fuera de toda disparidad de perspectivas con respecto a lo vivido en Balaídos, si puede sacarse una cosa en claro del derbi de ayer martes es un crudo sentimiento de tristeza y decepción. No solo por tener el empate en las manos a falta de tres minutos para el tiempo añadido, sino por la sensación de debilidad que el Deportivo mostró en algunos momentos del choque. Los primeros 45 minutos, sobre todo, fueron motivo de desesperación y frustración para todos los espectadores con el blanco y el azul como color de ropajes. Inseguridad defensiva, falta de pólvora y escaseza de ocasiones en el área celtista fueron unas cuantas de las razones.

El argumento de la evidente construcción del equipo sale a la palestra en un número tan frecuente de ocasiones que comienza a desesperar y, a cada jornada que transcurre, queda menos para que la mencionada estructuración tenga efectos prácticos. Por el momento, sólo queda identificar y solucionar todos los errores posibles para no pasar apuros en el camino a la permanencia en Primera División.

El sorprendente problema llamado Germán Lux

Uno de los factores preocupantes, y sobre todo inesperado, de este Deportivo es la bajada de nivel que el arquero argentino ha sufrido en cuatro de estos cinco choques. Exceptuando la imbatibilidad de la que gozó en Ipurúa hace poco más de una semana, el 'Poroto' ha encajado goles en todos los partidos; y no precisamente en pequeñas cantidades: dos ante Granada, Rayo y Celta, además de los más que tratados ocho del Real Madrid.

Sin embargo, y dejando de lado estas cifras, la hipótesis de una serie de accidentes se desmorona a la hora de verle en plena acción y el encuentro en Balaídos no fue una excepción. Su seguridad ha disminuido, sus aptitudes para el juego aéreo han empeorado (la última muestra, el gol de Joaquín Larrivey), la colocación en puerta y decisiones que elige y toma ya no son tan acertadas (como se vio en los goles de Nolito, Rubén Rochina y Cristiano Ronaldo tras una salida de consecuencias fatales)... Todo ello ha creado un debate que a principios de pretemporada parecía impensable: ¿Lux o Fabricio? El número de simpatizantes del segundo crece a medida que pasan los días a la vez que lo hace el de las personas que se preguntan qué le ha ocurrido a una de las grandes figuras del Dépor 13/14.

Una fatalidad llamada balón parado

Ha sido el origen de dos de los goles que más daño han hecho a los de Víctor Fernández y, a pesar de ser un porcentaje pequeño de los que han recibido los blanquiazules, sí que han significado consecuencias importantes. Tanto el de Babin en la primera jornada de competición como el del argentino Larrivey en el día de ayer supusieron la pérdida de unos puntos que a priori parecían encarrilados para los intereses herculinos.

Fuera de todo ello, la sensación de que algo va a ocurrir cada vez que el rival deportivista goza de una jugada de estrategia es cada vez más habitual. Bien era conocida esta debilidad la temporada pasada en Segunda División, ya que la vuelta inicial de competición se caracterizó por estas faltas de concentración, pero el hecho de que en Primera los conjuntos tienen más capacidad goleadora es evidente. Por ello, aunque es un trabajo de semanas y semanas, Víctor Fernández tiene en el balón parado una gran asignatura pendiente esta presente temporada. De momento, ha resultado ser uno de los dos elementos cruciales que han decidido este importante derbi gallego, junto con el ya famoso penalti errado de Medunjanin.

La ausencia de una idea consolidada de mediocampo

Actualment,e en el Deportivo, existe un único elemento que cambia toda la actitud de la medular y ese se llama Álex Bergantiños. Su presencia en el verde asegura un planteamiento más conservador que creativo y muy poco amigo del fútbol asociativo, ya que las aptitudes del coruñés para sacar el balón jugado no son precisamente su virtud. Por ello, la ausencia de José Rodríguez (su sustituto) en el once titular del día de ayer convirtió el centro del campo coruñés más en una fuente de juego destructivo que constructivo.

En estos momentos, solo un hombre parece fijo dentro de los dos puestos de mediocentro. Haris Medunjanin, con sus escasas dotes y sacrificio defensivos, cuadraría muy bien con un jugador extremadamente trabajador tanto en ataque como en zaga como es el cedido por el Madrid, pero esta idea no seduce del todo al preparador aragonés, que en Vigo prefirió apostar nuevamente por la figura de Bergantiños, asegurando un juego más de esperar al rival; y si se le suma la intención que el Celta demostró cada vez que poseía el esférico convertía las posibilidades de los coruñeses en mediocampo en una causa casi perdida.

Cuenca y Fariña, el peligro de la alta expectativa

Ambos jugadores, llamados a ser dos de los hombres más determinantes a la hora de atacar, acusaron ayer una falta de protagonismo consecuencia del poco balón del que gozaron; y su condición de futbolistas poco trabajadores sin esférico está convirtiendo sus actuaciones en pequeñas decepciones con respecto a lo que se esperaba a principio de año.

El 'Lucho' Fariña, lejos de la exhibición que protagonizó en el Teresa Herrera, ha visto la productividad de sus regates y desbordes muy dañada. En Balaídos, por ejemplo, tuvo en sus mismas botas el gol que hubiera supuesto la remontada; pero el ansia por hacer el último toque de balón truncó esa posibilidad. Lo que es cada vez más seguro es que con toda probabilidad lo visto de él en el torneo veraniego no haya sido más que una buena racha, aunque al de la Academia aún le quedan 33 jornadas para demostrar que la afición deportivista no se equivocaba con respecto a él.

Un caso parecido es el de Isaac Cuenca. Llegado con vitola de estrella, el gol anotado anoche no compensa las actuaciones fuera de lo esperado que ha ofrecido este comienzo de competición. Exceptuando tal vez el estreno en Riazor ante el Rayo de Jémez, un jugador acostumbrado a brillar en jugadas individuales como es el 'ex' del Barcelona no ha encontrado esa acción en la que golpear la mesa y gritar a los cuatro vientos que él vale. Aun así, como ocurre con Fariña, goza de la ventaja de que todavía tiene muchas oportunidades para consolidarse como un jugador de un escalón superior.

Estos factores corregidos, aunque necesitados de grandes sesiones de entrenamiento, pueden ser capaces de convertir lo que han sido cinco jornadas de sabor agridulce en una travesía relativamente tranquila a la hora de lograr la ansiada permanencia en la máxima categoría del fútbol español. Solo el tiempo dirá si este trabajo tendrá o no sus frutos.

FOTOS: Marca (Lux) y Faro de Vigo (gol de Larrivey y Álex Bergantiños).