La visita del Deportivo de la Coruña al estadio Vicente Calderón quedó congelada en la retina del mundo futbolístico por los cinco goles que el delantero colombiano, Radamel Falcao, le endosó a Dani Aranzubia. Logro que por supuesto merece ser recordado pero la intrahistoria nos dejó algo más para el recuerdo: el debut como titular de la joven promesa herculina, Pablo Ínsua.

Las lesiones de Zé Castro y Carlos Marchena provocaron que Roderick Miranda empezase a disputar minutos en los partidos que precedieron al ya mencionado del Manzanares. Estos contratiempos también propiciaron que Ínsua disfrutara de sus primeros minutos con la primera plantilla. Los primeros de muchos que estarían -y están- por venir. Pero fue justo una jornada antes, ante el Real Betis en Riazor, cuando el joven central de Arzúa -tan solo 19 años-, supo que sería titular ante el Atlético de Madrid, debido a la sanción del canario Aythami.

Del sueño a la pesadilla

Fue una noche negra. Por primera vez compartían zaga Roderick e Ínsua. Tan solo el hecho de tener enfrente a jugadores de la talla de Falcao y Diego Costa provocaría temblor en cualquier zaguero. Ese fue el caso de la pareja de baile de los atacantes rojiblancos. Desde el primer minuto mostraron una fragilidad impropia de la máxima categoría. Una inoperancia que ante jugadores de tal calibre se paga. Y muy caro.

"Fue un momento especial aunque del partido no tengo buenos recuerdos. Gracias a Dios que Falcao y Costa no están"

Particularmente desacertada fue la actuación de Pablo Ínsua, que se vio convertido en detonante de un gran porcentaje de ocasiones y goles durante aquella noche aciaga. En el transcurso de la primera parte era el encargado de cubrir a Diego Costa en el córner que el ariete hispano-brasileño remató a placer. Minutos después no pudo más que contemplar como Falcao conducía el balón durante veinte metros y lo alojaba en la red, la primera de las cinco veces que lo acabaría haciendo. Durante la segunda parte, la discreta actuación se convirtió en tragedia. Un mal despeje suyo dejó el balón suelto en el área para que el colombiano lo recogiese antes de ser atropellado por Roderick cometiendo penalti. Los dos últimos tantos de la noche llegaron como fruto de la falta de contundencia del inexperto central.

El auge tras la caída

Poco o nada queda de aquel central dubitativo que dotó al rival de numerosas concesiones. Casi dos años después, Ínsua no es aquel niño que se encontró, sin comerlo ni beberlo, en medio del Calderón frente a semejantes fieras. Hoy es un central consagrado, al que un año como mariscal de la zaga herculina en la Liga Adelante le ha bastado para darse a conocer en el fútbol de élite. Siendo reconocido por lo que es, y sobre todo por lo que puede llegar a ser, no por aquella tétrica noche en la capital.

Tras coronarse en el europeo de Estonia con la selección española sub-19 no tardó en dar el prematuro salto a la sub-21. La temporada pasada disputó a gran nivel 39 de los 42 partidos de la Liga Adelante. Actuaciones que le valieron para ingresar en el once ideal de la temporada, para, unos meses después, ser galardonado como el mejor defensa de la categoría.

Esta temporada, debido a una lesión, solo ha disputado la mitad de las jornadas posibles, pero en un salto más en su progresión como futbolista saltó al césped de Riazor con el brazalete de capitán engalanado en su brazo derecho durante el choque ante el Valencia.

"Si tenemos algo de fortuna y estamos al 100% tendremos nuestras opciones"

No son pocos los cantos de sirena que ha oído el joven central de Arzúa procedentes de otras entidades. Tiene contrato con el Deportivo de la Coruña hasta 2018 y de momento, es el público de Riazor el que le disfruta cada semana. Este domingo tendrá la oportunidad de resarcirse en el mismo escenario que le vio debutar en un once titular. El Campeón de Liga no parece ser el rival idóneo para que los gallegos rasquen algún punto que les ayude a salir de los puestos de descenso pero a buen seguro, Ínsua es el que más ganas tendrá de bordar una gran actuación.