Hace casi dos años del último derbi que se vivió sobre el césped de Riazor. Un derbi con sabor a necesidad, con traje de ultimátum y con un escenario sin esperanza. Los dos conjuntos llegaban a estas fechas ocupando las dos últimas plazas de la clasificación. El Dépor, se sustentaba bajo el ánimo enfermizo de un entrenador obsesionado por las causas perdidas. El Celta, llegaba con más vida que los coruñeses, pero con una racha de resultados horrible. Así llegaba “o noso derbi” a la ciudad de cristal, en la actualidad, la zona media de la tabla custodia un partido con menos tintes dramáticos que en aquel marzo de 2013, pero aun con todo, las ganas de derrotar al máximo rival no entienden de urgencias.

El Deportivo llega al clásico gallego en el mejor momento de la temporada. El técnico aragonés ha encontrado la tecla para hacer funcionar a una plantilla que vuela más alto que nunca. La seguridad defensiva no se parece en nada a la de la primera vuelta, pero son las sensaciones las que han recuperado la comunión entre grada y equipo. El Dépor ya compite, los herculinos han llegado tarde a la lucha, pero se encuentran en una posición inmejorable para conseguir el empujón definitivo hacía la salvación. Y es que la calma ha vuelto a Riazor.

La solvencia marca el camino

Este Dépor enamora, y no por su juego, sino por su solvencia. Los herculinos se han vestido de equipo sólido y han mostrado una mejoría que les permite mirar desde la lejanía los puestos de descenso. El colchón de cinco puntos que ostentan los blanquiazules, tranquiliza a una afición que más que buen juego, necesitaba un empuje de moral y de resultados. Todo gira en torno a un doble pivote que por fin ha encontrado los mandos de este equipo. La llegada de Celso Borges ha acabado con las probaturas en la sala de máquinas, el costarricense lo hace todo bien. Defiende, se asocia, cubre espacios y sobre todo aporta seguridad. No luce en nada, pero cumple en todo. A su lado, Álex Bergantiños se encuentra en la mejor etapa de su carrera, el de la Sagrada Familia cubre todos los espacios que dejan sus compañeros y cada vez oculta mejor sus defectos.

La sala de máquinas coruñesa está mejor cubierta que nunca

La mejoría colectiva de los coruñeses en las últimas jornadas solo ha sido frenada por el Barcelona y el Real Madrid. Y aun con todo, los gallegos estuvieron cerca de sacar algo positivo del feudo blanco. Las dudas en torno a la directiva, al entrenador, e incluso a la propia afición han quedado olvidadas. Los resultados mandan en el fútbol, y ahora mismo colocan al Deportivo en una posición perfecta para afrontar el derbi. La victoria ante el eterno rival podría elevar definitivamente al conjunto de Víctor Fernández. Un equipo que contará con un Riazor lleno, que espera volver a disfrutar como en anteriores derbis. Porque los últimos envites siguen dibujando una sonrisa en el espectador herculino.

Continuidad como respuesta

“Si algo funciona mejor no tocarlo”. Una frase que se ha convertido en el “mantra” del técnico aragonés. Después de tanto pulsar botones buscando la combinación perfecta, el maño ha conseguido hacer funcionar a la plantilla herculina. Por eso, el once que salte al terreno de juego este sábado será similar al que viene jugando en las últimas fechas. La línea defensiva recuperará la presencia de Sidnei y Juanfran. El brasileño se ha transformado en el jefe absoluto de la retaguardia blanquiazul, mientras, el madrileño a su gran rendimiento ofensivo, ha sumado un mejor desempeño defensivo, que lo ha convertido en indiscutible en el carril derecho.

El Dépor recupera a Sidnei y Juanfran

La única duda respecto al once que disputará el derbi gallego es quién será el dueño de la banda derecha. Tras una ausencia de dos partidos, José Rodríguez se antojaba como titular indiscutible en los planes del preparador blanquiazul. Pero el buen partido de Isaac Cuenca ante el conjunto blanco ha reabierto el debate sobre quién debe partir de inicio este sábado en Riazor. El catalán empieza a mostrar el fútbol que lleva dentro, y sobre todo, ha entendido que su fútbol debe estar al servicio del conjunto. Por su parte, el canterano blanco aporta un desgaste defensivo que sería de mucha ayuda ante el ataque del equipo vigués. Las demás piezas del puzzle serán propiedad de Cavaleiro, Oriol y de un Lucas Pérez que se encuentra ante su partido. El coruñés siente la camiseta como nadie, y los aficionados esperan que de su mejor versión sobre el césped de Riazor.

Un Celta recuperado

Antes de las dos victorias ante Córdoba y Atlético de Madrid, el equipo vigués venía de batir su peor registro de cara a puerta en Primera División. Más de 650 minutos sin ver puerta que han quedado olvidados tras los últimos resultados. Tres encuentros sin conocer la derrota que han catapultado a los celestes a la zona noble de la tabla, una zona de la tabla que se han ganado a base de buen juego.

Aun con todo, la diferencia con el Deportivo en la clasificación es de solo cuatro puntos. El Celta ha vuelto a recuperar sensaciones gracias al buen hacer del trivote formado por Augusto, Krohn Dehli y Radoja. A todo esto, hay que sumar la mejor versión de un Nolito que se ha echado el equipo a las espaldas. Con todos estos mimbres, los vigueses buscarán conquistar un Riazor, que últimamente ha traído demasiados quebraderos de cabeza a la parroquia celeste.

Jugadores a seguir

Lucas Pérez: El coruñés es el símbolo del deportivismo. Su presencia en el campo va más allá de lo puramente futbolístico. Este sábado jugará un derbi con el que soñaba desde pequeñito, y Riazor espera que se convierta en el héroe de la noche.

Nolito: Es el jugador bandera del Celta. Su calidad y desequilibrio siempre ponen en dificultades a la defensa rival. Si tiene su noche el Dépor sufrirá más de la cuenta.

Posibles onces