Celso Borges o el nacimiento del "Deportico" (I)

Aquel cinco de julio, rondando las cinco de la tarde, cinco millones de “ticos” rezaban a la suerte frente al televisor. En un rincón del planeta opuesto a la capital, San José, un grupo de suecos presenciaba el encuentro con sus miradas y esperanzas clavadas en otro cinco: Celso Borges.

Celso Borges o el nacimiento del "Deportico" (I)
Foto:I.Tejo (VAVEL)
andrespascualdias
Por Andrés Pascual Dias

Con menos población que la Comunidad Valenciana y una extensión cercana a la de Aragón, Costa Rica ocupaba un lugar anecdótico en el universo futbolístico hasta el pasado Mundial. La Cenicienta de su grupo, predestinada a una pronta despedida y una de las principales víctimas en las apuestas, acabó resultando la revelación del campeonato.

Los centroamericanos llegaron a cuartos de final y tuvo que ser Holanda, tercera clasificada, la encargada de eliminar a los “ticos” en la tanda de penaltis –previa sustitución de su guardameta titular por un especialista en los lanzamientos desde los once metros-. Así Tim Krul despertó de un sueño a los costarricenses tras acariciar las semifinales de un Mundial. Pero las lágrimas eran de alegría en Costa Rica: habían hecho historia.

“La Sele”

Al igual que en España el deporte rey en Costa Rica es el fútbol. Frente al balompié el resto de deportes se desenvuelve en un escalafón mucho menos mediático. Apasionada y humilde, la hinchada “tica” depositaba sus esperanzas en los veintitrés convocados por Jorge Luis Pinto para el abordaje brasileño. Y es que los aficionados costarricenses veían ya muy lejanas sus grandes gestas.

Muchos de los que vieron a los ticos llegar a los cuartos de final de Brasil no habían nacido cuando Costa Rica certificó su clasificación para el Mundial de Italia. Sería esta la primera participación de “la Sele” en una copa del mundo. Costa Rica debutaba haciendo historia al superar la fase de grupos dejando fuera a una Suecia que cuatro años después acabaría tercera en USA 94’. Desde entonces son cuatro los campeonatos del mundo para los que Costa Rica ha logrado clasificarse: la citada Italia 1990, Corea y Japón 2002, Alemania 2006 y Brasil 2014. Ni en Asia ni en Alemania alcanzó las eliminatorias.

Casualidades de la vida

A pesar de haber caído en el “grupo de la muerte” acompañando a Uruguay, Inglaterra e Italia, la meta fijada en Costa Rica era la cita con la historia: igualar la clasificación del 90. En aquel Mundial curiosamente la final fue la misma que en Brasil. Alemania, comandada por Matthäus, jugaba su último partido con el apellido “Federal” y Argentina soñaba con repetir el éxito logrado cuatro años antes de la mano de Maradona (y de Dios). Un ‘10’ levantaría la copa. Al igual que ocurriría veinticuatro años después, Alemania se alzaba con el título, su tercer Mundial.

Entonces la andadura de Costa Rica no fue tan osada como en Brasil, sin embargo lograría alcanzar los dieciseisavos de final. Curiosamente en aquella plantilla un hombre de apellido Borges ocupaba un puesto en la convocatoria tica. Alexandre Guimaraes Borges, conocido popularmente como “Guima”.

El padre del hoy deportivista Celso Borges. Entrados ya en la dinámica de las coincidencias, en el segundo encuentro de Costa Rica (ante Brasil) debutaron dos hombres en una cita mundialista, ambos partiendo desde el banquillo. El primero, Guima. Cinco minutos más tarde se retiraba Careca y en su lugar un imberbe Bebeto se estrenaba en el campeonato que cuatro años más tarde ganaría. El partido finalizaba con un 1-0 para los sudamericanos.

En el tercer encuentro de la fase de grupos Costa Rica vencía a Suecia por 1-2 con un tanto a falta de tres minutos para el final del encuentro, con asistencia de Alexandre Guimaraes. El gol era celebrado por todo lo alto y Costa Rica avanzaba a la siguiente fase, en la que caería contra la extinta Checoslovaquia.

De palos y astillas

De origen brasileño, “Guima” hizo carrera como jugador en Costa Rica, a donde llegó siendo todavía un niño. Posteriormente ejerció como entrenador de los “ticos” en dos periodos, alcanzando la clasificación para los mundiales de Corea & Japón y Alemania.

Al igual que su padre, Celso destacó en el Saprissa, llegando a debutar como internacional absoluto durante su estancia en el club en el que se formó. Tras haber sido profeta en su tierra y todavía con veintiún años, llegaría el momento de partir hacia regiones más frías. El Fredrikstad noruego fue el destino elegido por Celso para el inicio de su andadura por el viejo continente. Dos temporadas después cambiaría de lares, sin abandonar Escandinavia. Destino: Estocolmo. Allí, con el ‘10’ del AIK Solna a la espalda se convirtió en uno de los líderes tanto para el equipo como para sus aficionados. En el último encuentro antes de su marcha hacia Brasil, el fondo de animación del AIK coreó su nombre mientras desplegaba una pancarta en perfecto castellano que adornaba la totalidad del fondo que caldea las citas en el Friends Arena: “Este verano somos todos costarricenses ¡Suerte en el Mundial Celso!”. Un “tico“ en Estocolmo siendo despedido como un héroe, ¡lo nunca visto!

Un Mundial sobresaliente

De dichos populares está lleno el mundo, frases hechas y deshechas de las cuales unas pocas son comprendidas de forma universal. “Una imagen vale más que mil palabras” es una de ellas. La siguiente podría ser un ejemplo digno de diccionario:

Y es que probablemente ni siquiera el más optimista de los “ticos” hubiese apostado no ya por finalizar en primera posición del fatídico Grupo D, sino por clasificarse para la siguiente ronda. La remontada inicial a Uruguay les permitió comenzar a soñar. La victoria ante Italia convirtió el sueño en realidad, y el empate frente a Inglaterra hacía a Costa Rica líder invicta. Octavos trajo a Grecia y un nuevo empate que finalizaría en el punto de penalti. Costa Rica anotaría los cinco, el primero a cargo de Borges, al que contestaba Mitroglou. La parada de Keylor Navas en el cuarto lanzamiento de los helenos significaba superar la mejor clasificación histórica de “La Sele”. En cuartos Holanda no logró anotar en la meta del ahora madridista Navas y de nuevo la eliminatoria se decidiría en los penaltis.

Aquel cinco de julio, rondando las cinco de la tarde, cinco millones de “ticos” rezaban a la suerte frente al televisor, mordían sus uñas junto a la radio y cruzaban los dedos mientras buscaban en internet la victoria ante la antaño “Naranja Mecánica”. En un rincón del planeta opuesto a la capital, San José, un grupo de suecos presenciaba el encuentro con sus miradas y esperanzas clavadas en otro cinco: Celso Borges.

No pudo ser. Costa Rica se despidió del Mundial con la cabeza más que alta, tras haber grabado con letras mayúsculas su nombre y bandera en el planeta fútbol. Aquella modesta que en 2013 ocupaba el trigésimo tercer puesto en el Ránking FIFA, hoy es décimo tercera, bien cerca de Italia y por delante de Inglaterra o Chile.

El papel de Borges

Más allá de la gran actuación de “la Sele” en Brasil, hubo nombres propios que destacaron por encima de la labor realizada por el equipo. Los reflejos de Navas, la experiencia de Umaña, la clase de Bryan Ruíz, los goles de Campbell y los kilómetros de Borges. Celso Borges, dueño y señor del mediocampo “tico” fue –según datos FIFA- el futbolista que más distancia recorrió de aquellos que disputaron cinco encuentros. Llegó a superar al madridista Marcelo disputando un encuentro menos. Un total de 60km. Para los que flojeen en la tabla del cinco, doce kilómetros por cada partido del Mundial.

Su liderazgo en el medio, capacidad de llegada y resistencia fueron determinantes en el papel de Costa Rica. Y es que desde su debut hace ya siete años se ha convertido en un fijo, candidato a la capitanía y uno de los futbolistas con mejores números en la selección (a tres encuentros de ser uno de los diez jugadores con más partidos y el octavo máximo goleador de la historia “tica”).

Capítulo aparte ocupa su carisma. Amante del heavy metal y de la lectura, y con Zidane y Rafa Nadal como referentes deportivos, Celso es un personaje muy popular en Costa Rica. Uno de los futbolistas más admirados por la afición de su país, que ejerce además de ídolo de masas, siendo claro ejemplo su labor como animador en la llegada de la selección tras el Mundial. Como si de Pepe Reina se tratase, Celso realizó la presentación de sus compañeros ante la excitada afición. Apodado como “Maleta” o “Maletinha” por sus compañeros por la misma fama que se le achacaba a Makélélé, Celso calza una 48 (de pie) y es también uno de los futbolistas más admirados de su país por el sector femenino de la grada.