Atasco en A Coruña

El Deportivo cosechó un agridulce empate en casa que le permite avanzar tímidamente en la clasificación pero la sensación de haber desperdiciado una bala pesa sobre la conciencia de los de Víctor Fernández. Los pericos, acomodados en la tabla, afrontaron con calma y entereza un partido dormido desde el inicio. Poco comprometieron a Fabricio durante la segunda mitad, exceptuando el sorprendente remate de Javi López al travesaño cuando ambos conjuntos ya habían bajado los brazos.

Atasco en A Coruña
Lucas lamentándose de una ocasión fallada durante el encuentro. Foto: canaldeportivo.
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Por Gonzalo Blanco

El Deportivo está en una posición complicada, condición que le arroja a la mordiente obligada, todavía más en los partidos que disputa en su propio estadio, mas un equipo en su situación no debería hacerle ascos a un punto que ayuda para sumar pero no para huir de la zona infecta de la categoría. Con esta premisa saltó al campo el conjunto de Víctor Fernández, envalentonado en sus primeras acciones, robando rápido y comprometiendo a un Espanyol sosegado por su desahogada situación en la clasificación. Calma de la que se benefició durante la primera parte, de jugada cauta y con buena letra, pero que terminó por enfriarlo en una segunda mitad que tan solo tuvo un peligroso remate de Javi López al travesaño cuando el partido ya moría.

Ya es costumbre en los coruñeses encomendarse a su línea concupisciente de mediapuntas, poblada por Lucas y Cavaleiro, acompañados esta mañana del argentino Fariña que al fin regresaba al once inicial aupado por una mejoría en su estado físico, según anunciaba su técnico esta semana en rueda de prensa. Ya se le comienza a pedir explicaciones a un mediapunta de manifiesta calidad lastrada por el infortunio de las lesiones, tan recurrente en el historial del argentino. Tardó en entrar en materia y tal vez no llegó a hacerlo en la mayoría del encuentro, pero sus ánimos aumentaron en el momento en que, con una gran jugada individual, remató cruzado un balón que se escapó lamiendo el palo derecho de la puerta de Kiko Casilla.

Tras un inicio animado, en el que el Deportivo salió en tromba al asedio de la puerta de visitante, el conjunto de Sergio González se hizo con el esférico para contestarle la autoridad a los herculinos. El que fue en su día jugador de aquel Dépor que sacaba a pasear el nombre de A Coruña en los estadios más grandes de toda Europa sabía que debían ser los gallegos los que asumiesen los mayores riesgos, que con el paso del tiempo fuesen presa de su propia desesperación ante una afición que comienza a incomodarse cada vez más con el paso de las jornadas. La ausencia de Sergio García parecía jugar en su favor en cuanto a la articulación de un mediocampo potente con la incorporación de Javi López al pivote con Cañas y el oficio de Víctor Sánchez y Salva Sevilla, pero fue en la segunda parte donde los pericos añoraron a su comandante, esperando que brillase en una jugada aislada para salir idemnes y con los tres puntos de la ciudad herculina.

Con un soso primer acto ya finiquitado, Riazor fue testigo de una reanudación calcada a la vivida una hora atrás. Lucas Pérez y Cavaleiro decidieron echarse a la banda dando de sí a un Espanyol que sufrió con la amplitud de campo de un Deportivo que intentó aprovechar los mejores minutos de Oriol Riera, ofreciendo un recital de jugadas de espalda y de cabeza con las que los coruñeses disfrutaron de sus mejores minutos y ocasiones. El coruñés Lucas revivió a modo de espejo aquella jugada de Fariña que se marchó llorando por el poste, Casilla había creído adivinar la dirección hacia el palo largo, pero el zurdo decidió cruzarla, demasiado para suerte del cancerbero internacional.

El regreso de Salomao

Pasaron ya muchas jornadas sin que los aficionados deportivistas pudiesen ver a Salomao corretear por la banda de Riazor, y volvieron a ser testigos de tal cosa justo en el partido en el que se necesitaba. Víctor Fernández tardó en reaccionar, pero terminó por dar paso al rápido extremo portugués, que consiguió aportar una dósis de mordiente en un equipo que empezaba a ver lastrada cualquier tipo de pretensión. Cavaleiro basculó hacia la derecha para que Salomao, por la izquierda, pudiese penetrar con sus arrancadas y controles orientados, más de uno le brindó la oportunidad de colgar el balón al área, pero ni Oriol primero, ni Toché después consiguieron conectar con ninguno de sus centros. El Espanyol prentendía achicar agua mirando hacia delante pero la indisposición de los jugadores de arriba, Caicedo, luego Stuani y también Lucas Vázquez, poco oxígeno bombeó a los suyos que, en una segunda parte sombría y de poco fútbol solo pudieron sorprenderse con un remate de Javi López al travesaño que la línea de meta escupió para no dejar lugar a dudas de que el partido que esta mañana se disputó en Riazor no encontró candidato de triunfo merecido.