Existen dos maneras totalmente diferentes de ver el empate del pasado sábado: una optimista, basada en que una vez más se logró reaccionar adecuadamente a un gol en contra y en que el punto es mejor que nada, y otra más pesimista en la que pesa más que el Villarreal visitaba Riazor con medio equipo titular de baja y donde no vale cualquier otra cosa que no sea ganar. Sin embargo, en lo que todos están de acuerdo es en que el Deportivo de este partido no tuvo nada que ver con el del miércoles pasado en el Martínez Valero, aunque este despertar general no fuera suficiente para lograr una necesitada victoria.

Giro de 180º en actitud

Era una de las preguntas de la afición en los momentos anteriores al partido: "¿repetirán lo de Elche?". O más bien una exigencia, ya que el cabreo general tras lo del miércoles no permitía otra decepción. Afortunadamente para los intereses del deportivismo, los de Víctor demostraron que habían aprendido la lección y completaron un partido irreprochable en cuanto a sacrificio, limitado obviamente por las carencias de calidad de una plantilla pobre. Ya en el primer minuto de juego, Oriol Riera avisó a Riazor de que las cosas habían cambiado al protagonizar dos jugadas en las que puso en apuros a la defensa y el portero del Villarreal con tan solo una simple presión intensa.

De todas maneras, la duda de por qué la actitud del sábado no se vio en el Martínez Valero invadió más de una mente de las aproximadamente 20.000 presentes en Riazor. ¿Por qué ante el Villarreal, un equipo bastante superior, el Dépor muestra una imagen de equipo comprometido y ante el Elche ofrece una caracterizada por el pasotismo y la confusión general? Y con estos dos precedentes, ¿qué nos podemos encontrar en el próximo choque de San Mamés? ¿Lo de Elche, lo de Villarreal o un término medio?

Doble lateral

Sin duda la gran novedad táctica de Víctor, que estaba obligado a realizar algún cambio significativo con respecto al desastre de Elche. El técnico madrileño decidió adelantar tanto a Luisinho como a Juanfran de sus puestos habituales en los laterales y colocar en su lugar a dos hombres más defensivos: Manuel Pablo y Laure Sanabria, que volvían a gozar de protagonismo tras un tiempo fuera incluso de las convocatorias. De esta manera el Dépor solucionó (de momento) uno de los muchos problemas de esta temporada: los laterales demasiado operantes en ataque y desconcentrados en defensa. Salvo el particular de Juanfran, que no completó un buen partido, la táctica resultó efectiva.

Laure volvía a la titularidad, y lo aprovechó completando un partido ejemplar. Foto: LFP.

El apoyo doble en defensa de Manuel Pablo y Laure fue un balón de oxígeno para Lopo y Sidnei en algunos momentos concretos, mostrando digna compostura ante el poderío atacante de un Villarreal que solo pudo hacer daño real en el área del Dépor tras la entrada del excelente Luciano Vietto, que para fortuna de los intereses locales no estuvo acertado al 100% en ciertas jugadas. La aportación de Laure, en concreto, fue brillante; activo en los dos campos y sin parar de correr hasta el pitido final. Sin duda, una actuación estelar que le hace opositar seriamente a una nueva titularidad el próximo sábado.

¿Apostar entonces por el continuismo en San Mamés y colocar nuevamente este doble lateral u optar por el sistema de siempre ahora que Iván Cavaleiro está recuperado de las molestias que le impidieron jugar?

De nuevo el mismo baile de marcador

Una cosa que nunca cambia es, sin embargo, la tendencia de los partidos del Deportivo. Desde la llegada de Víctor Sánchez se ha podido ver a un equipo con capacidad de reacción, pero este aspecto a priori positivo esconde un gran defecto: el excesivo número de goles encajados. Y es que desde el cambio de entrenador el Dépor no ha logrado ponerse por delante en el marcador en ningún momento a pesar de que ha logrado anotar en todos menos en uno, algo peligroso si lo que se quiere es mantener la categoría.

Ante el Villarreal volvió a pasar, igual que contrala Real Sociedad, el Málaga... Y en definitiva todos los encuentros desde el cese de Víctor Fernández, la totalidad con al menos un tanto encajado.

El aficionado deportivista no querría ni pensar en qué pasaría si la capacidad de reacción llega a no existir, desde luego la agonía de estas últimas jornadas habría acabado ya hace tiempo de la peor manera posible. Es la gran asignatura pendiente de este equipo, una tarea que debe solucionar en los días que quedan hasta el choque de San Mamés. Urge.

Encomendados a terceros una vez más

La tendencia que también resulta peligrosa y que el Dépor se ha malacostumbrado a utilizar es la de no aprovechar los malos resultados de los rivales por la permanencia con victorias propias, lamiéndose las heridas por lo de Elche y los insuficientes empates del último mes gracias a los también poco productivos resultados de Granada, Almería, Eibar... Que a pesar de todo siguen teniendo una progresión/previsión de puntos mejor a la del Deportivo, ya que por ejemplo los dos primeros no llevan casi catorce jornadas sin ganar como ocurre en A Coruña y en Eibar gozan de un calendario infinitamente más sencillo.

Víctor Sánchez suma ya cinco partidos sin ganar: tres empates y dos derrotas. Foto: LFP.

Considerando el partido de la última jornada en el Camp Nou como un verdadero imposible si el Barcelona se juega la Liga y un muy difícil si la tiene ya en el bolsillo, lo que deben hacer los hombres de Víctor Sánchez del Amo es poner el ojo en los compromisos propios y solucionarlos de la única manera que evitaría todos los problemas: ganando, intentándolo primero en Bilbao y una semana más tarde en Riazor ante el Levante, en el que sin duda será gran partido de los tres que quedan. Restan nueve puntos, conseguirlos todos asegura 100% la permanencia y cosechar seis agarrarla fuertemente por un brazo. Es una tarea personal de superación en la que poco ayudarán las desgracias ajenas.